Orgullo LGTBI: la historia de Leo y su deseo hecho realidad

Nereida Gutiérrez y Brian Díaz cuentan la historia de su hijo, un niño trans, y todo el proceso que han seguido para intentar que se sienta apoyado y comprendido

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Nereida y Brian con Leo en brazos / ATLÁNTICO HOY  - MARCOS MORENO
Nereida y Brian con Leo en brazos / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Leo viajaba una noche con sus padres y su hermana Leire en el coche de camino a casa. Miró por la ventana y al ver cómo relucía una estrella en el cielo decidió pedir un deseo. Se lo quedó para sí mismo. Decidió no compartirlo porque pensó que si lo decía en voz alta no se cumpliría. Pasaba el tiempo y sentía que no se había hecho realidad. Estaba decepcionado porque ya no sabía qué hacer, su desesperación por decirle al mundo que era un niño se volvía cada vez más grande. Quería gritar que todo era un error, que el género que le habían asignado al nacer no se correspondía con la realidad.

Un tiempo después, mientras desayunaba para ir al colegio, sintió que no podía más y se lo contó a sus padres, Nereida Gutiérrez y Brian Díaz. Ambos reconocen que su hijo los dejó destrozados al escucharlo hablar entre lágrimas, pero ambos fueron muy claros: “Nos lo puedes contar para ayudarte a que se cumpla tu deseo”. El niño lo verbalizó y a partir de ahí todo cambió.

Los cuatro miembros de la familia / ATLÁNTICO HOY- MARCOS MORENO
Los cuatro miembros de la familia / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Los comienzos

Nereida y Brian, vecinos de Las Palmas de Gran Canaria, sospechaban desde hacía tiempo que su hijo, de cuatro años, era transexual. Pero fue el pasado 29 de abril cuando decidieron hacerlo oficial, dar el paso y contarle al mundo quién es en realidad. “Aunque él lo transmite desde hace bastante tiempo”, dice su madre. “Ese día aceptamos que nos habíamos equivocado y que en realidad era un chico”, indica. Este miércoles, Día Internacional del Orgullo LGTBI, se cumplen casi dos meses de esa fecha.

Díaz, su padre, relata que siempre ha pasado mucho tiempo jugando con Leo y había detectado comentarios a los que había que prestar atención. “Yo te diría que desde los tres años”, exclama. Manifiesta que, incluso, habían acudido al psicólogo para adquirir herramientas que los ayudara a saber cómo actuar.

Los cuatro miembros de la familia con pulseras que defienden la lucha en favor de los derechos LGTBI / ATLÁNTICO HOY- MARCOS MORENO
Los cuatro miembros de la familia con pulseras que defienden la lucha en favor de los derechos LGTBI / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Los prejuicios

El pasado sábado fueron todos juntos a la manifestación en apoyo a los derechos LGTBI en la capital grancanaria. Con ellos fue también Leire, la hermana mayor de Leo. Un pilar fundamental para el pequeño en todo este proceso. Ella fue quien eligió su nombre para que dejara a un lado el que le habían puesto al nacer y una de las personas que mejor entendió qué le ocurría al pequeño.

Cada uno ha vivido el proceso a su manera, pero siempre con mucho respeto. “Por muy preparado que te consideres, no lo estás realmente”, afirma Díaz. Matiza que “no por los prejuicios que tengas tú mismo, sino por lo que se va a encontrar, si el entorno se va a volver hostil para él”.

Nereida y Brian con Leo en brazos / ATLÁNTICO HOY- MARCOS MORENO
Nereida y Brian con Leo en brazos / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Miedo al rechazo

Gutiérrez cuenta que Leo tenía un mueble con disfraces colgados. Entre ellos, varias princesas y uno de caperucita. “Los que más se ponía eran uno de Spiderman y otro de policía”, manifiesta. “Después nos dijo que quería cortarse el pelo y lo pospusimos todo lo que pudimos”, añade.

El miedo al rechazo social y la transfobia los aterraba. Pero un día decidieron ir a la peluquería y la madre del niño pretendía llevarse un mechón de pelo de recuerdo. Al ver la cara de liberación de Leo no fue capaz. “No me llevé ningún mechón”, exclama orgullosa de su decisión. Al llegar al ascensor de casa le pidió a Nereida que le quitara el pendiente y ahí ella se percató de que, efectivamente, quería dar más pasos.

“Mamá, yo soy un niño”

¿Qué se siente ante toda esta situación? “Miedo”, admite Díaz. “Cuando dijimos que había que decírselo al mundo, decirle quién es y que él se tiene que sentir aceptado y comprendido por nosotros fue como si estuviéramos frente a un abismo y teníamos que saltar”, rememora.

El día que lo hablaron con su hijo, la conversación acabó con una frase de Leo con la que dio a entender que prefería dar el tema por zanjado: “Mamá, yo soy un niño”. “Su hermana le dijo que no se sorprendía y se lo esperaba”, incide la madre.

Reeducarse

Díaz comenta que una experiencia así te cambia como padre y como persona. “Lo primero que hay que modificar es la educación propia”, sostiene. “Lo primero que tuvimos que afrontar era que no estábamos preparados para esto porque no conocíamos, a pesar de que nos considerábamos muy abiertos de mente”, expone. El padre de Leo, que en su ratos libres le gusta dibujar, ha creado la cuenta de Instagram dibutrans en la que publica viñetas para divulgar contenido que consciencie a la población. 

Se debe comenzar, dice, por reeducarse uno mismo. “Aprender mucho y vaciarte para poder adquirir conocimientos nuevos”, añade. “Es un periodo de tiempo muy corto, pero hemos evolucionado”, garantiza.

Una de las viñetas de Dibutrans / CEDIDA
Una de las viñetas de Dibutrans / CEDIDA

En el colegio

En el cumpleaños de una amiga de Leire, cuando su hermano ya se había cortado el pelo y no llevaba pendientes, una mujer que no lo conocía previamente se refirió a él en masculino y su cara de asombro fue palpable: “Se sintió representado porque la señora lo había visto”, resalta su madre.

Ninguno de los dos, ni Díaz ni Gutiérrez, están conformes con la reacción que ha tenido la dirección del colegio al que va Leo. Sienten que no los ha apoyado, pero aclaran que con el alumnado nunca tuvieron ningún problema. “Lo primero que él nos dice cuando íbamos a dar el paso es que quería que lo dijéramos en el colegio lo antes posible. Quería que nosotros se lo contáramos a la profe y ella a los compañeros”, relata Gutiérrez.

Chrysallis Canarias

Para ellos un pilar muy importante ha sido la Asociación Chrysallis Canarias, una entidad que tiene como objetivo asesorar a familias con hijos o hijas trans. O hijes, si se trata de personas no binarias. En especial, su fundadora Eva Pascual, quien tiene una historia personal muy parecida. “Nos hace sentir muy identificados, desde el minuto uno nos dábamos cuenta de que eso lo estábamos viviendo”, relatan. “Siempre que tenemos oportunidad procuramos que conozca a gente como él. Estamos a tope con Chrysallis, a todo vamos”, dicen.

Pascual recomienda a las familias como la suya que busquen la información correcta “porque es lo único que le va a hacer falta para acompañar en este proceso con cariño y amor”. Recuerda, además, que Díaz y Gutiérrez al principio “eran muy receptivos y tenían muchas ganas de aprender”.

Ambos están muy orgullosos de su hijo. “Que un niño tan pequeño sea tan valiente de dar este paso te enorgullece”, expresa él. “Tiene reflexiones que demuestran que es muy maduro”, comenta ella. Están trabajando para hacerle entender que no importa qué decisión tome cuando sea mayor sobre su cuerpo. Quieren que tenga claro que no le falta nada, que siempre será un chico.

Una de las viñetas de dibutrans / CEDIDA
Una de las viñetas de dibutrans / CEDIDA

Escuchar

Díaz, para cumplir el deseo de Leo y contar al mundo su realidad, decidió escribir una carta que difundió con sus más allegados. “Cuando lo cuentas te sientes incomprendido y juzgado. Te sientes como si estuvieras loco. Como si nosotros forzáramos esta situación”, reconoce. Al margen de que han tenido algunos episodios desagradables con algunas personas, “con la familia y los amigos más cercanos no hemos tenido ningún problema”.

Los dos, que han atendido a Atlántico Hoy en el parque de Las Rehoyas, coinciden en que “quien lo quiere de verdad va a entenderlo”. “Mis padres están ya equipados con pulseras y mochilas”, cuenta Díaz entre risas. El consejo que da a otros padres que estén en su misma situación es “que escuchen a sus hijos y les permitan ser lo que manifiesten”.

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