Imagen de Betancuria, pueblo de Canarias / GOBIERNO DE CANARIAS
Imagen de Betancuria, pueblo de Canarias / GOBIERNO DE CANARIAS

La paradoja canaria: Betancuria, Artenara y Tejeda tienen más coches que habitantes

Los tres municipios menos poblados de la provincia de Las Palmas ilustran la paradoja de la Canarias vaciada: censos menguantes, transporte público insuficiente y un parque móvil que no deja de crecer

Alberto Ley

Betancuria, Artenara y Tejeda comparten una paradoja que retrata bien la llamada España vaciada en su versión insular: tienen menos habitantes que coches. Mientras pierden vecinos o mantienen censos reducidísimos, el parque móvil no solo no disminuye, sino que crece.

Despoblados, pero motorizados

En Betancuria (Fuerteventura), el municipio menos poblado de la provincia, apenas residen 812 habitantes, pero circulan cerca de 1.200 vehículos según los registros de la DGT. La falta de transporte público y la dispersión poblacional hacen que cada familia tenga varios coches, incluso viejos, que rara vez se dan de baja. El aislamiento obliga a mantener el vehículo particular como herramienta básica de movilidad.

Situación parecida vive Artenara (Gran Canaria), con poco más de 1.000 vecinos y en torno a 1.500 coches registrados. La orografía accidentada, la necesidad de desplazarse a otras localidades para trabajar y la escasez de guaguas explican que el parque móvil supere al padrón. A pesar de los discursos oficiales sobre sostenibilidad y transporte colectivo, en la práctica el coche sigue siendo la única forma de conexión eficaz con el resto de la isla.

En ambos casos, el peso de la población envejecida también influye: muchos vecinos conservan vehículos antiguos que no usan a diario, pero que continúan inscritos y pagando impuesto de circulación. Así, el número de coches permanece estable o incluso aumenta aunque la población tienda a disminuir.

El caso atípico de Tejeda

Lo de Tejeda rompe cualquier estadística. Con 1.813 habitantes, el municipio suma más de 32.000 vehículos registrados, una media de 17.381 coches por cada 1.000 vecinos, frente a los 802 por cada 1.000 de la media insular. La explicación está en un acuerdo firmado hace siete años entre el ayuntamiento y las empresas de rent a car, que comenzaron a matricular allí sus flotas.

El propio alcalde, Francisco Perera, reconoció que el consistorio llegó a tramitar 200 matrículas en un solo día, lo que reportó en 2023 350.000 euros de ingresos por el impuesto de vehículos. La estrategia ha supuesto un balón de oxígeno financiero para un municipio que, de otro modo, dependería solo de la agricultura, la ganadería y un turismo rural creciente.

El fenómeno, además, tiene un efecto colateral en la estadística: mientras en ciudades turísticas como San Bartolomé de Tirajana hay 952 vehículos por cada 1.000 habitantes, la cifra de Tejeda multiplica por veinte esa media, proyectando una imagen distorsionada de la movilidad real del municipio.

Más coches que personas

Los tres municipios menos poblados de la provincia de Las Palmas ilustran un fenómeno que mezcla aislamiento rural, falta de transporte público y creatividad fiscal. En la Canarias despoblada, hay más coches que vecinos.

La paradoja revela, por un lado, la dependencia histórica del coche en las zonas rurales, donde la guagua nunca fue alternativa real. Y por otro, el ingenio de algunos ayuntamientos para buscar recursos en un contexto de despoblación. Tejeda lo ha hecho con un acuerdo con las rent a car; Betancuria y Artenara, sencillamente, reflejan la necesidad de sobrevivir en territorios con servicios escasos.

El resultado es el mismo: pueblos que pierden vecinos, pero que siguen sumando coches a un ritmo mayor que su población.