Comprar o alquilar parecen las únicas posibilidades para acceder a una vivienda; sin embargo, se presenta un tercer modelo posible que, además de la vivienda, camina más allá planteándose como solución a otros muchos problemas que rondan al mundo, desde la soledad no deseada hasta la sostenibilidad.
El ‘cohousing’ o vivienda colaborativa – para salir de anglicismos — lleva resonando desde hace tiempo y, aunque se pueda pensar que es una realidad solo en la Península o más bien relacionada a sectores como nómadas digitales, hay grupos de personas canarias que ya trabajan en este modelo como su forma de vida, tanto de manera sénior como intergeneracional. Es el caso de las cooperativas Somos Siemprevivas, en Gran Canaria, y EntreAlisios en Tenerife.
Las dos iniciativas están impulsadas por la búsqueda de alternativas habitacionales que fomenten la comunidad, el apoyo mutuo y la sostenibilidad, dejando de lado la especulación y el peso de la individualidad.
Una visión para el futuro
La cooperativa EntreAlisios apuesta por un modelo intergeneracional, que llegue a un equilibrio entre personas jóvenes y mayores. Teresa es una de las socias más mayores. Cuando se jubiló, se planteó cómo sería su vejez y tenía una cosa clara: “no quería ser una carga para mis hijos”. Con esta idea en su mente, descubrió el modelo cohousing y fue la respuesta para su futuro al permitir construir una comunidad basada en valores y afinidades.
También fue la respuesta para Ángel, de 60 años, y para Carmen, de 39 años, ya que “no solo resuelve el problema de la vivienda, sino que también combate el aislamiento. La convivencia intergeneracional permite un aprendizaje mutuo y una red de apoyo”, expone Ángel. Y, a su vez, “es una solución resiliente al cambio climático y la degradación social. Nos permite compartir valores, apoyarnos mutuamente y construir un futuro sostenible”, añade Carmen.
Comunidad antes que edificio
Junto al resto de personas que conforman la cooperativa, impulsan un tercer modelo tanto para la vivienda — fuera de comprar o alquilar – como para los cuidados —sin decidir entre estar sola en casa o en un centro —, promoviendo una serie de valores y ese fenómeno ya casi olvidado de conocer a los vecinos y vecinas del edificio.
El camino de EntreAlisios ha estado marcado por la cohesión del grupo antes de la adquisición del solar en El Sauzal, “algo que ha sido bastante difícil también por la escasez de territorio que hay ahora mismo en Tenerife y lo machacado que está”, cuenta Mercedes Méndez, socia de la cooperativa y miembro de la Comisión Bucio. "El día que fuimos al notario y firmamos la adquisición del solar, dijimos: ya no hay vuelta atrás", recuerda Teresa.

Edificio sostenible
Actualmente, trabajan en la definición del proyecto arquitectónico. Se trata de un edificio de autoconstrucción. “Vamos a necesitar constructores, pero no promotores. Nosotros mismos somos los promotores de nuestro edificio, que va a pertenecer solamente a la cooperativa. Nunca podremos ni vender ni hacer ningún tipo de negocio con él, solamente usarlo. Y eso es una diferencia gigantesca con la propiedad privada”, expone Mercedes.
Su intención es que sea un edificio lo más sostenible posible. Por ello, más allá de que sea bioclimático, la propia construcción será con un material innovador, bloques de tierra compactada, que son elaborados por Aldeas Infantiles, por lo que se añade el factor de kilómetro cero y contribución con otras entidades.
Siguiendo las normativas del Ayuntamiento de El Sauzal, el diseño se centra en zonas comunes con una galería que hará de pasillo de encuentro, zona común y espacio de charlas. “También contaremos con plazas de aparcamiento comunes, una huerta comunitaria, comedor, zonas de trabajo de coworking, biblioteca, espacios de ocio, sala de reuniones y lavandería compartida”, comenta Mercedes.
Financiación
La financiación ha sido uno de los retos más complejos. “Hemos conseguido dos subvenciones, una de servicios sociales y otra del Instituto Canario de la Vivienda. También hemos recurrido a aportaciones voluntarias de capital de algunos socios y estamos gestionando la financiación con banca ética”, explica Mercedes.
“El apoyo institucional ha sido un proceso de lucha constante, con reuniones con partidos políticos y administraciones. A pesar de las dificultades, hemos logrado avances en la comprensión del modelo de cohousing en Canarias”, asegura.

Una comunidad sénior
Somos Siemprevivas, por su parte, se instaura como una cooperativa que camina hacia la vivienda colaborativa sénior, con socios y socias entre los 50 y 70 años. La iniciativa nació de la asociación Semilla del Norte, un grupo de debate sobre cohousing. "De ahí, unos pocos dimos el paso a formar la cooperativa”, cuenta Óscar Méndez, Secretario del Consejo Rector de la cooperativa.
En su caso, han adquirido un terreno de 5.125 m² en la Villa de Firgas y están avanzando en el anteproyecto con el arquitecto para definir las viviendas, que oscilarán entre 26 y 30 unidades de aproximadamente 60 m², acompañadas de zonas comunes como cocina, comedor, lavandería, salas polivalentes y un espacio para cocuidados.
Aunque la previsión para comenzar con la fase de construcción “depende un poco de cuando logremos formar el grupo definitivo”, apunta Óscar, ya que por ahora rondan los ochos socios y su intención es alcanzar los 24.
Al igual que sus vecinos de la isla de al lado, “las viviendas siempre van a ser de la cooperativa para evitar la especulación", destaca Óscar, y se prevé financiar mediante un préstamo hipotecario de la Banca Ética y posibles ayudas públicas.
Una alternativa real
El capital social de ambas cooperativas ronda entre los 40.000 y 50.000 euros. Este capital es retornable: si después de diez años una persona debe mudarse por motivos laborales, puede recuperar su inversión. En caso de fallecimiento, sus herederos también recibirán el capital aportado. Así, por una cantidad asequible hoy en día y con el tiempo aún más valiosa, jóvenes que se unan a EntreAlisios en el futuro podrán acceder a una vivienda por un coste impensable en el mercado tradicional. Este modelo demuestra que existen otras formas de hacer las cosas, señala Ángel.
Además, la sostenibilidad económica del proyecto se garantizará a través de un canon mensual, que cubrirá los gastos de hipoteca, servicios y mantenimiento del edificio. Ángel, asimismo, indica que, en el modelo de vivienda cooperativa, los residentes abonan una cuota mensual que, aunque pueda parecer un alquiler, en realidad es el pago por un servicio estable, sin subidas anuales ni riesgo de desalojo arbitrario.
“No existen excusas como la necesidad de recuperar la vivienda para un familiar, solo para descubrir después que ha sido convertida en alquiler vacacional”, explica. Este sistema, según señala, representa una alternativa real para quienes no pueden acceder a una solución habitacional tradicional.
Un modelo en auge
El cohousing en Canarias está demostrando ser una alternativa viable y atractiva para distintos sectores de la población. Tanto Siempreviva como EntreAlisios muestran que, con organización y compromiso, es posible crear comunidades autogestionadas, solidarias y sostenibles, ofreciendo una solución habitacional que pone en el centro la calidad de vida y el bienestar colectivo.
Por ahora, alrededor de una decena de cooperativas están impulsaldo este modelo en el Archipiélago. En este marco, el Gobierno canario ha destinado tres millones de euros procedentes de fondos europeos a través de su programa de subvenciones, sobre todo enfocado de cara a ofrecer una alternativa al modelo residencial tradicional para las personas mayores, promoviendo complejos de viviendas con espacios privados y servicios comunes como atención médica, lavandería y comedores.
El programa de subvenciones ha financiado 25 actuaciones, de las cuales diez se han destinado a la isla de Tenerife y quince a Gran Canaria. Durante la presentación del proyecto, el viceconsejero Francis Candil destacó que este modelo de vivienda apuesta por la desinstitucionalización de los mayores y permite su integración en un entorno comunitario adaptado a sus necesidades. La directora general de Dependencia, Concepción Ramírez, subrayó la importancia de cambiar la mentalidad social en torno a este tipo de iniciativas, que ofrecen nuevos servicios para la atención de personas dependientes y forman parte del Catálogo de Servicios Sociales de la comunidad.
Entre los proyectos beneficiarios se encuentran las cooperativas El Ciempiés, Siempreviva y El Chinijo, que promueven iniciativas en Gran Canaria dentro de la Red de Vivienda Canaria Cooperativa (Vivaco). Representantes de estas cooperativas destacaron el impacto social del cohousing, no solo como una solución habitacional para personas mayores, sino también como una vía para combatir la soledad no deseada y facilitar el acceso a la vivienda a jóvenes y familias monoparentales. Ante la alta demanda de solicitudes recibidas, Candil anunció que su departamento estudia la ampliación de los fondos para dar cobertura a más proyectos.