¿Qué es el Entierro de la Sardina?

Vestir de luto, acompañar la sardina y decirle adiós no es tarea fácil, sobre todo cuando significa poner el broche final a la fiesta que probablemente más entusiasme a los canarios y canarias: el Carnaval

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Imagen del Entierro de la Sardina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria / Sociedad de Promoción
Imagen del Entierro de la Sardina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria / Sociedad de Promoción

La muerte duele y los más carnavaleros conocen ese dolor al dedillo porque, año tras año, toca llorar en el Entierro de la Sardina —no es moco de pavo— y recomponerse a lo largo de los siguiente meses hasta que llegan las carnestolendas del año siguiente. Vestir de luto, acompañar la sardina y decirle adiós no es para nada una tarea fácil, sobre todo cuando significa poner el broche final a la fiesta que probablemente más entusiasme a los canarios y canarias, el Carnaval. Las viudas acompañan a la difunta en el paso fúnebre más alegre del año —una cabalgata— junto a la corte y las autoridades, mientras todos lloran desconsoladamente la muerte del pez que finalmente se incinera. 

 

Entierro de la Sardina: origen y tradiciones 

El Entierro de la Sardina no es una fiesta exclusiva de España. Otros países de Latinoamérica también celebran la cabalgata que despide el Carnaval 2024 y da la bienvenida a la Semana Santa. El ambiente es de luto —en el sentido más irónico y sarcástico posible— y la gente viste de negro mientras simula llorar alrededor de una simple sardina muerta que finalmente será quemada. 

Se celebra el mismo día que empieza la Cuaresma de los católicos y aunque se tiene claro que es una tradición arraigada en muchas zonas de España y Latinoamérica, deducir sus orígenes es tarea complicada. Lo que sí se sabe es que se popularizó en el siglo XVIII y hay quien fantasea con la teoría de que la fiesta nació durante el reinado de Carlos II, quien mandó a enterrar ese día unas sardinas que se encontraban en mal estado. 

Sea como sea lo que todo el mundo tiene claro es que después de la muerte de una sardina, —siempre, siempre, siempre, siempre— volverá el Carnaval. 

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