¿Qué es el rabo de gato y por qué es tan dañino para la biodiversidad canaria?

El rabo de gato o ‘Cenchrus setaceus’, junto a otras especies invasoras, provoca cambios profundos en el paisaje y compite por el espacio y los recursos con la flora autóctona

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Rabo de gato / CABILDO DE GRAN CANARIA
Rabo de gato / CABILDO DE GRAN CANARIA

Canarias está considerada como un punto caliente de biodiversidad en el planeta gracias al carácter volcánico del Archipiélago, su cercanía al continente africano o las condiciones climatológicas que lo han convertido en un lugar con gran singularidad de especies. Según datos del Cabildo de Tenerife, las Islas poseen 1.893 especies de plantas silvestres y de estas, 600 son exclusivas de la zona y no se encuentran de manera natural en otros lugares del mundo. Asimismo, de forma paralela hay más de 700 especies de plantas introducidas y asilvestradas, plantas exóticas invasoras que están compitiendo por el espacio y los recursos con la flora autóctona y que pueden provocar la desaparición de esta flora original. 

Una de estas es el conocido como rabo de gato (Cenchrus setaceus), la especie invasora más popular entre la ciudadanía canaria. Llegó a Canarias a través de su importación para uso ornamental y, en la actualidad, supone una amenaza para la flora nativa. 

Mapa de incidencias del rabo de gato / GOBIERNO DE CANARIAS
Mapa de incidencias del rabo de gato / GOBIERNO DE CANARIAS

Ataque a la biodiversidad

El rabo de gato se puede encontrar en costas rocosas y acantilados costeros, tanto en zonas del norte como del sur, medianías y fondos de barranco. Cada planta puede llegar a producir 10.000 semillas capaces de permanecer en el suelo hasta seis años antes de germinar. Crecen rápidamente y a los tres meses de la germinación pueden producir flores. Son resistentes, las plantas soportan los cortes, el pisoteo y el fuego. Una planta puede llegar a vivir hasta 20 años.

“La erradicación de esta especie invasora constituye un auténtico problema para los gestores de la conservación y la biodiversidad en espacios naturales y territorios de gran diversidad biológica en muchas partes del mundo”, expone una nota del Cabildo de Tenerife. Dentro del mismo documento, la administración insular explica que existen muchas referencias de cómo abordar el control del rabo de gato y que, en la actualidad, lo que más se usa es el arranque de la planta por medios mecánicos. 

Medidas de control

En primer lugar, se eliminan las partes florales de la planta en un momento donde esta no sea máxima y donde el viento tampoco sea excesivo para evitar la dispersión de la semilla. Luego, se reúnen cuidadosamente las espigas de la planta para embolsarse mientras se intentan recuperar las semillas que pudieran haber caído al suelo. Una vez eliminadas las espigas y sus semillas se procede a desenterrar la planta manualmente o usando azada. 

“Las bolsas deben acumularse en la pista o borde de carretera para su traslado al vertedero, poniendo especial cuidado en evitar roturas”. Además, la gestión en el propio vertedero debe ser muy cuidadosa para evitar la propagación de las semillas.