Canarias ha obtenido unas cifras récord en cuanto al balance de donaciones de órganos durante el 2023. En el pasado año estos aumentaron un 2,4% en comparación con el 2022. Según la consejería de Sanidad, “se registraron 128 donaciones, de las cuales 59 corresponden a muerte encefálica, otras 59 a asistolia y diez de donantes vivos”. Gracias a esto, el Archipiélago ha conseguido una tasa de 53,63 donantes por cada millón de habitantes y se sitúa por encima de la media nacional —48,9 donantes—.
En el conjunto del país, España sigue liderando la clasificación mundial de trasplantes de órganos. Lleva ya 32 años en lo más alto de la lista y en 2023 consiguió 5.861, un récord histórico y un incremento del 9% respecto al 2022, según la ministra de Sanidad, Mónica García.
Ser donante
Para convertirse en donante en Canarias, “es importante que la persona que desee donar sus órganos lo comunique a sus familiares y amigos para que su voluntad sea respetada cuando llegue el momento”, apunta la Consejería de Sanidad. Esto es así porque, aunque la tarjeta de donante expresa la voluntad de serlo, la realidad es que no tiene valor legal. Normalmente, es la propia familia la que transmite el deseo de la persona fallecida.
La tarjeta, por su parte, se puede conseguir a través de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y asociaciones de pacientes. Asimismo, para facilitar y asegurar el respeto a la voluntad de donación, la persona que desee ser donante puede realizar una Manifestación Anticipada de Voluntad (MAV). “Este es un documento que contiene las instrucciones y opciones que deberá respetar el personal sanitario que atienda al otorgante sobre los cuidados y el tratamiento de su salud que sí tiene validez legal; las disposiciones respecto al destino de su cuerpo y a la donación de órganos y tejidos”.
Proceso
Puede ser donante una persona de cualquier edad sin enfermedades transmisibles y que en vida decida que, después de su muerte, sus órganos y/o tejidos puedan servir para salvar o mejorar la vida de otros. Sin embargo, no toda persona puede serlo, ya que para ello será necesario que el fallecimiento acontezca en una Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital. “Es en estas unidades donde es posible hacer las pruebas necesarias para realizar una correcta valoración de cada potencial donante y la preservación de los órganos y tejidos. Será el equipo médico quien, una vez realizadas las pruebas correspondientes, dictamine si el fallecido puede ser donante y de qué órganos”.
Obtenido el permiso para la donación y valorada la persona fallecida como donante, es trasladado al quirófano donde se realiza una intervención quirúrgica técnicamente igual a las que realizan diariamente con otros pacientes, con el máximo respeto al cuerpo del fallecido. La duración de la intervención varía dependiendo del tipo y características de los órganos y tejidos donados, aunque suele oscilar entre 3 y 6 horas. El cuerpo del fallecido no queda desfigurado en absoluto, pudiendo realizarse funeral, entierro o incineración de manera habitual y normalmente sin retraso alguno. En el caso de donantes de tejidos como córneas o huesos se colocan prótesis para recuperar volumen y firmeza tras la extracción.