¿Espera por una resonancia magnética nuclear en Gran Canaria? Ahora está obligado a ser anestesiado

Los pacientes en espera desde hace dos años para pasar una RMN deben buscar ahora otra prueba para dar con un diagnóstico

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Aparato del SCS para realizar resonancias magnéticas nucleares. / Consejería de Sanidad
Aparato del SCS para realizar resonancias magnéticas nucleares. / Consejería de Sanidad

Los pacientes de Gran Canaria que esperan por una resonancia magnética nuclear (RMN) abierta deberán ser anestesiados o sedados. La orden, emitida estos días por la dirección de área a los médicos de los centros de la Isla, está ligada a los conciertos con la sanidad privada: el servicio, de momento, sólo se podrá realizar en hospitales públicos y bajo esa condición.

El problema reside, apuntan los médicos, en que las clínicas privadas disponen de aparatos más abiertos para realizar una RMN, particularidad que facilita a los pacientes con claustrofobia hacer frente a la prueba. Sin esa opción, suministrada vía conciertos, el Servicio Canario de la Salud (SCS) ha optado por ofrecer la prueba en sus centros bajo el requisito de pasarla con anestesia.

Dos opciones

En caso de que los pacientes no acepten pasar por una RMN sedados, el SCS recomienda a sus profesionales valorar pruebas alternativas —si las hubiera— y anotarlo en cada historial clínico.

El cambio de criterio del SCS también afecta a las RMN que ya estaban tramitadas con anterioridad. Si el paciente ya había solicitado la prueba, el médico de turno deberá ofrecerle dos alternativas: en caso de aceptar las nuevas condiciones, realizar una nueva solicitud; si no quieren ser anestesaidos, valorar otras opciones.

Contrato

La nueva norma del SCS ya ha provocado que pacientes en espera desde hace dos años para pasar una RMN tengan que buscar ahora otra prueba para dar con un diagnóstico.

La Consejería de Sanidad adjudicó el añopasado a 15 empresas o grupos hospitalarios un contratos para derivar la realización de estudios diagnósticos de resonancia magnética. Para hacer frente a ese servicio, el SCS reservó 8,5 millones de euros cada año.