“Esos satélites no ven fronteras en el planeta. Solo ven una gran canica azul frágil que hay que proteger”. Con estas palabras, la astronauta española Sara García respaldó la futura constelación de satélites del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), destacando el valor de este proyecto como herramienta útil para afrontar retos comunes desde el espacio. La investigadora participó este martes en la presentación del programa en la sede del IACTEC, junto al Cabildo de Tenerife, instituciones científicas y responsables del proyecto.
García se mostró "orgullosa" de un proyecto que calificó como "paradigmático" en su planteamiento, por la forma en que conecta la investigación científica, el tejido empresarial y el respaldo institucional. También valoró el trabajo del IAC durante los últimos 40 años como referente mundial en observación espacial.
Observar la Tierra desde el espacio
"Me parece curioso, y en cierto modo poético, que después de tanto tiempo observando el espacio desde la Tierra, ahora se use todo ese conocimiento para observar la Tierra desde el espacio", señaló. A su juicio, uno de los principales aciertos del programa es que toda la cadena, desde el desarrollo tecnológico hasta la operación de datos, se llevará a cabo desde Canarias.
La astronauta insistió en la importancia de que la sociedad entienda el valor del sector aeroespacial. "Mucha gente piensa que el espacio es solo para cohetes o naves, pero va mucho más allá. Tiene impacto directo en nuestras vidas".
Cuatro beneficios
En ese sentido, destacó cuatro beneficios principales: el impacto económico y laboral; la generación de conocimiento científico útil; la capacidad de inspirar vocaciones científicas y tecnológicas; y el impulso a la cooperación internacional. "La gestión de datos genera empleo cualificado, adapta las necesidades de las empresas al territorio, y diversifica la economía", explicó.
García también mencionó los avances que permite la investigación en microgravedad, como la mejora de tratamientos médicos, el estudio de células cancerígenas o nuevos fármacos. “Cuando se quita la gravedad de la ecuación, los procesos cambian completamente y eso permite innovaciones que luego repercuten directamente en nuestra sociedad”, subrayó.
Vocaciones científicas
García insistió en que la tecnología espacial también tiene un poder intangible pero esencial: “Inspira”. Recordó que muchas vocaciones científicas nacen de la fascinación por mirar al cielo. “Ese espíritu de exploración forma parte de nuestro ADN, es lo que nos llevó a cruzar océanos o salir de África. Esa motivación es la que mueve muchos de estos proyectos”.
Casi cuatro décadas después de comenzar observando el universo desde las cumbres de Canarias, el IAC prepara ahora una red de pequeños satélites fabricados y operados desde el archipiélago. El objetivo: monitorizar el territorio, detectar cambios, prevenir catástrofes y enfrentar desafíos globales como la crisis climática.