Aunque las sectas de tipo religioso sean las más extendidas y conocidas, el fenómeno de los grupos coercitivos o de manipulación psicológica va mucho más allá de este ámbito. En Canarias existen cerca de 80 grupos sectarios identificados que "pueden estar vinculados a temas religiosos, terapéuticos, económicos, o incluso políticos y deportivos", según indica el psicólogo Manuel Pérez, experto en sectas. Más que sus fines o su tipología, lo que define a estos grupos son sus "técnicas de manipulación o persuasión coercitiva para aprovecharse del individuo" así como la voluntad de que la víctima caiga "en un círculo del que no va a poder salir".
En todo caso, las estrategias de captación siempre tienen lugar en "entornos amables y confiables, a través de puertas de entrada en las que no se intuye ningún riesgo". Charlas, talleres, cursos, retiros, eventos de relajación, invitaciones a reuniones deportivas e incluso gimnasios pueden ser el escenario de la primera toma de contacto con nuevos miembros. Como los captadores también son adeptos de la secta, "creen totalmente que van a beneficiar a la persona que captan y lo hacen de corazón porque están enamorados del grupo", comenta Pérez.
Canarias, territorio propicio
El Archipiélago es un escenario ideal para la proliferación de sectas porque es conocido "como un punto de energía clave dentro del mundo esotérico". Tras los grandes núcleos poblacionales como Madrid, Barcelona o Valencia, a nivel nacional Canarias destaca como destino predilecto para estos grupos por la afluencia turística, el aislamiento del continente y una exuberancia natural que inspira muchos de estos discursos. Por otra parte, además de las sectas foráneas que deciden instalarse en las Canarias, también existen "algunas nacidas en las Islas, sobre todo las de tipo terapéutico".
A medida que la religión retrocede como elemento vertebrador de la sociedad, las sectas adaptan sus estrategias y, en lugar de un credo, venden una forma de vida, una promesa de bienestar. Sigue este camino para liberarte del dolor, la enfermedad, el miedo o la ansiedad, predican muchas de ellas. "El término secta se asocia normalmente con delitos muy graves, como asesinatos, suicidios colectivos o violaciones pero, si consideramos sectas solo lo que aparece en las películas, perdemos de vista el funcionamiento cotidiano". A día de hoy en Canarias ya existen más sectas de tipo terapéutico que religioso, si bien éstas últimas por su propia naturaleza congregan a un mayor número de seguidores.
Explotación financiera, laboral o sexual
Desde el punto de vista individual, el proceso resulta "atractivo y beneficioso" al principio porque "un grupo sectario normalmente va a cubrir unas necesidades". Más adelante, una vez la persona se encuentre cómoda "entra en juego la manipulación para convertirlo en dependiente y esclavo del grupo", afirma el experto. Tanto el líder como sus correligionarios reiteran un mensaje demoledor para la nueva víctima: "Tu vida pasada te ha llevado a ese sufrimiento y por eso te recogemos aquí", ejemplifica Manuel, y por este motivo "la organización te ha dado un estilo de vida, una misión en la vida, una esperanza que se va a cumplir". Con este planteamiento "rompen a la al individuo con la excusa de convertirlo en alguien mejor de manera que la persona cree beneficiosa su propia destrucción".
La secta se vuelve omnipresente en la vida del captado, toda su actividad diaria está vinculada al grupo. A menudo el aprovechamiento más evidente es el de tipo financiero, ya que el miembro cede parte de su dinero o patrimonio a la entidad. Pero el rédito de la secta "puede no ser económico, sino de tipo laboral, como la explotación de personas voluntarias que trabajan 12 horas captando miembros mientras la organización se enriquece, o también en el caso de los grupos que explotan a drogodependientes en la recogida de muebles", señala.
En el punto más extremo se encuentra la explotación sexual, a menudo ejercida por un líder que se considera "un ser tocado por Dios". De esta manera el gurú asegura que transciende las leyes terrenales y convence a sus víctimas de que el abuso sexual es una forma de entrar en contacto íntimo con un ser divino.
Escapar del laberinto
Cuando una persona es captada para una secta existe un plan establecido que la víctima desconoce. Si en algún momento el adepto se percata de esta estrategia normalmente ya es tarde para actuar porque el vínculo con los compañeros es muy fuerte y la organización es el motor de su vida. A pesar de todo "hay muchos casos de salidas de sectas, aunque la víctima tendrá que ser recuperada de un abuso, de un trauma", relata Pérez. Para una rehabilitación completa, el paciente necesita "sus redes familiares y de amigos, sus rutinas en el mundo, y entender cómo le quitaron su voluntad para así poder recuperar a la persona previa. Es similar a la violencia de género, que desestructura a la persona y necesita recuperarse del miedo y del aislamiento", compara el psicólogo.
A menudo los primeros en buscar ayuda son los familiares del miembro de la secta. "Incluso cuando ya han salido, los adeptos no son capaces de reconocer que estaban en una secta, lo normalizan y en algunos casos lo idealizan", por eso principalmente lo que atendemos "son familias, que también son víctimas porque sufren ansiedad e incomprensión". Cuando se producen expulsiones es frecuente que las personas sufran estrés prostraumático y depresiones, que en algunos casos pueden llevarles al suicidio. "La persona se ha vuelto dependiente, desprovista de todas sus capacidades personales. Por eso se llama sectas destructivas, destruyen la personalidad para construir un esclavo".
Legitimidad y proliferación
En contra de la creencia popular, los grupos sectarios están muy presentes en la sociedad, aunque solo muestren su cara más amable con fines de captación. Su visibilidad en las calles legitima su labor porque, en apariencia, se presentan como organizaciones con fines positivos. "Todas las sectas son asociaciones constituidas, como puede ser una ONG", comenta el experto. Además a veces incluso son legitimados mediante colaboraciones con instituciones públicas que desconocen la parte más oculta de estos organizaciones. "No hay mejor bandera para un grupo sectario que un ayuntamiento publicite una actividad organizada por ellos y a veces estos grupos son respaldados porque las entidades públicas no saben distinguirlos", afirma Pérez.
De igual forma la mayoría de los grupos que se apartan del estereotipo de secta son difíciles de identificar. En internet, por ejemplo, ya se ha reportado la existencia de sectas cuyos miembros ponen su voluntad al servicio del grupo, pagan sus cuotas o aportaciones y se reúnen por videollamada pero nunca se han visto en persona. Más conocidas son las estratagemas que prometen enriquecer al individuo a través del trading, un sector en el que también se han identificado las estrategias de persuasión coercitiva propias de células sectarias.