Hay lugares que se disfrutan con los ojos cerrados. Donde la brisa del Atlántico, el vaivén de las palmeras y la silueta de una isla en el horizonte no solo acompañan, sino que se integran en el plato. En uno de esos rincones mágicos de Tenerife, hay un restaurante que invita a reconectar con el territorio, con la memoria y con ese tipo de cocina que acaricia el alma antes que el paladar.
No es un espacio cualquiera. Es uno que ha sido reconocido con un Sol Repsol y que está revolucionando la forma de entender la tradición en clave contemporánea.
Cocina gastro-regresiva
En el corazón del hotel Gran Meliá Palacio de Isora, en Guía de Isora, se encuentra La Terrasse, un restaurante solo para adultos que tiene el sello creativo del chef Jorge Peñate. Desde este escenario idílico frente al mar, con La Gomera en el horizonte, Peñate despliega lo que él mismo ha definido como "cocina gastro-regresiva": una fusión entre técnicas ancestrales y modernidad, donde los productos locales son los verdaderos protagonistas.
Su carta navega entre el mar y la tierra, con propuestas tan audaces como los embutidos marinos, el cherne en papillote de algas o el bombón de carabinero de La Santa con cebolla de Guayonge. Pero hay un plato que ha captado todas las miradas —y los elogios—.
Callos como nunca
Sí, son callos, pero no los de siempre. Aquí los callos son de morena, una preparación que rinde homenaje a los sabores del mar y de la cocina canaria más profunda. La receta se completa con chicharrón de morena, ventresca de atún toro y la siempre imprescindible papa negra de Canarias. Todo perfectamente cocinado en un mar y montaña de sabor que pide pan, conversación y una sobremesa larga.
La propuesta de La Terrasse no es solo gastronómica, es sensorial. Cada bocado recupera las raíces culinarias del archipiélago, pero las proyecta hacia el futuro. Y todo, en un entorno que convierte la experiencia en algo casi onírico.
