El vecino que ayudó a rescatar a 35 perros en La Laguna, indignado con los cuerpos policiales

Juanma fue testigo del mal mantenimiento de los canes y que denunció ante las autoridades, pero que se sintió ninguneado a pesar de su insistencia

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Uno de los varios grupos de perros que convivían entre heces y sin agua en una vivienda en Barrio Nuevo, en La Laguna / CEDIDA
Uno de los varios grupos de perros que convivían entre heces y sin agua en una vivienda en Barrio Nuevo, en La Laguna / CEDIDA

El pasado 6 de diciembre el Albergue Comarcal Valle Colino anunciaba el rescate de 35 perros -en dos fases- de una misma vivienda que vivían en malas condiciones en una casa en La Laguna.

Lo lograron “junto con la indispensable colaboración de la Policía Canaria y, por supuesto, a Juanma, el vecino que nos escribió y aconsejamos que denunciara para poder nosotros actuar, y así lo hizo”, detallaron en un comunicado.

La historia de Juanma

Atlántico Hoy ha podido conversar con Juanma para descubrir toda una historia de estafa, maltrato animal y posible tráfico de estos por parte del ‘propietario’ de la vivienda y de un matrimonio que metía y sacaba perros “a diario”, y que, a pesar de todo, su mayor decepción fue con los cuerpos policiales y judicial, salvo con la Policía Canaria.

La historia de Juanma, colombófilo de profesión (criador de palomas mensajeras y de competición) comienza hace ya seis años, cuando tiene la necesidad de mudarse de su casa de Las Caletillas y no tenía dónde ubicar a sus animales. “Justo cuando los voy a regalar una persona me manda un contacto de este chico y me dice que me alquila un patio en Barrio Nuevo (La Laguna). Me dice que es una casa antigua de su tatarabuela y me alquila un patio y un pasillo para yo poner mis animales. Hacemos un contrato legal y pongo allí a mis animales”, contextualiza como el punto e inicio de catastróficas desdichas que, paradójicamente ha acabado con final feliz para 35 perros.

 

 

Mentiras en el alquiler

Al año de entrar, un vecino le dice que la casa no es de él y que está de okupa y que Juanma le está pagando por algo que no es él. “Hablo con él y le digo que le voy a denunciar y me dice que no lo haga y que no hay problema. Que me podía quedar ahí. Y ahora yo también soy ocupa y que me deja la parte esa”, confiesa, aunque aclara que su documentación en regla para el cuidado de sus animales y la instalación del palomar, en buen cuidado, le avala.

Ya en ese tiempo, explica que el acusado de maltrato solo tenía dos o tres perritos y los usaba para mendigar por Barrio Nuevo, justo enfrente del Museo de la Ciencia y el Cosmos, donde él trabaja cuidando coches. “Yo veía que no los atendía y además tenía un montón de gatos que tampoco los cuidaba. Ya entonces conseguí que me diera dos cachorros y los entregué a Valle Colino”, recuerda Juanma.

El caso de los perros

Todo cambia, para peor, cuando en un momento determinado un matrimonio entra a vivir y empiezan a meter perros. “Tantos que llegué a contar 45 dentro de la casa”, asegura Juanma. “Estuve meses que yo le pagué de mi bolsillo para que atendiera los perros y que les echara agua y comida y limpiara, pero se gastaba el dinero en otras cosas y hacía caso omiso de todo”, agrega molesto.

Así fue como empezó a aparecer el mal olor y su vía crucis con los cuerpos de seguridad. “Me da por levantar una ventana y me veo a los perros ahí. Desde entonces, hasta el viernes pasado que se liberaron los últimos perros, he estado dos años de protectora en protectora, de Guardia Civil a Policía Nacional y a Policía Local denunciando el caso y, hasta que no llegue a la Policía Canaria, nadie me hizo caso”, expone con indignación.

Impotente ante la falta de ayuda policial

En este sentido, desarrolla que las protectoras le argumentaron “que no tenían potestad y no puedan hacer nada, que no es su cometido”. Otros le trasladaban que esperase a que se aprobase la polémica Ley de Bienestar Animal.

“Una vez llegué a parar a una patrulla de policía que había venido porque ellos venden drogas, entran y sacan perros constantemente. He llegado a sospechar que van a peleas de perros de sparring. Les dejé pasar para que viesen lo que lo que hay. Lo vieron y me dijeron que fuera a comisaría, que no estaban para ello y que tenían otras cosas. Fue la gota que colmó el vaso”, abundó sobre la impotencia de no encontrar ayuda. “Cuando voy a las comisarías y me preguntan, cuando les digo que es para maltrato de perros me dan largas”, añade Juanma.

 

Policía Canaria, último recurso

De esta manera, se queja de que “todos son peros” y recuerda que ya se aprobó la Ley de Bienestar Animal y se supone que no pueden tener más de cinco perros en la casa. “Llevan dos años en ese estado. Durante el verano, si no les hubiera echado agua habría más de un perro muerto. Ni así, me dan largas”, indica.

Por ello estuvo a punto de tirar la toalla, pero una agente de la Policía Nacional pudo guiarle. “Me dijo que, aunque no tuvieran potestad, me iba a poner en contacto con unos chicos de la Policía Canaria, que ellos tienen que ver con el tema de los perros y fueron los que empezaron todo y, junto a Goretti, una fotógrafa de Valle Colino y otras chicas, empezaron a hacer presión”.

Mejor por las  buenas

Sin embargo, no todo iba a ser tan fácil una vez la Policía Canaria entrara en acción. “Me dijeron que preferían ir por las buenas, sin llegar al juez, porque los jueces son muy laxos y aunque los perros puedan estar rodeados de cacas, si ven que están gorditos o que comen regularmente, no intervienen”, esgrime. “Fueron por las buenas, vieron el estado de los perros, pero al principio no les dejaba entrar”, agrega.

“El tío les vacilaba. Que si tenía que ir al sur por trabajo y sus cosas. Me pidieron que les abriera el garaje para ver lo de los perros, el tío selló la ventana y metió a los perros para dentro. Al final, la policía se hartó y aun así les intentó engañar otra vez diciéndoles que los perros estaban en mi parte. Les dije que no se dejaran engañar y que le abrieran todos los cuartos. Hay cinco habitaciones y solamente les enseñó tres de inicio”, argumenta Juanma.

Finalmente convencieron al acusado y entregó 12 perros en un primer momento en octubre, pero no había más sitio porque por el incendio había afectada a la protectora ADEPAC, y estos fueron repartidos en los otros refugio y se llenaron. El pasado viernes rescataron a otros 23.

Molesto

A pesar de ese final feliz, Juanma sigue con el sinsabor que le indignó la manera de actuar de las policías y los jueces. “Yo tengo un PPP (perro potencialmente peligroso) con permiso, voy sin bozal y la policía no me perdona ni una y me pone una multa inmediatamente. Si ven a un perro atado fuera de la farmacia o del supermercado te multan, pero luego resulta que por un caso de este tipo nadie se hace cargo y todo el mundo mira para el que está al lado y a ver si pasa el tiempo”, comparte enfadado.

“Yo le dije a la policía que, si para sacar los animales tienen que precintar la casa y me voy de aquí, no hay ningún problema. Yo dejo la afición y dejo las palomas a compañeros hasta que yo pueda llevarlo a cabo. Lo que yo quiero es que los perros tengan un sitio donde vivir sea el precio que sea”, amplía. “Pero él (acusado) está ocupado y no hay quien lo eche”, agrega con resignación.

El acusado ya tiene ocho perros

Juanma aclara, con cierto enfado nuevamente, que de los 35 perros rescatados le han tenido que devolver cuatro “porque por lo visto tenían chip a nombre de la chica que vive allí también, y que es la que trae los perros, pero ni los cuidan ni nada. Solo hace negocio”. Lo que le reconforta es que “hay 31 perros que se han salvado y que esos cuatro han sido castrados y no va a poder criar con ellos”.

Aun así, Juanma relata que algunos son PPP “porque dijeron en las protectoras que estos no tienen un futuro en los refugios porque la gente no los suele adoptar por miedo”. Aun así, los dudosos dueños no tienen permiso, ni licencia, ni seguro, “pero se dejaron porque como no fue con una actuación policial, ni judicial, y los refugios no se hacían cargo de ellos, no les queda otro remedio que dejarlos. Ahora tiene ocho perros”.

Relación

Con respecto a su relación con su falso casero que culminó en el rescate de los 35 perros, Juanma apunta que tenía un perro, pero que se lo llevó “porque tenía riesgo de enfermarse por todo lo que hay ahí”. Tal es así que asegura que su perro llegó a excretar chinchetas.

Además, a pesar de no tener pruebas que lo demuestren, sostiene que le rompió la puerta de su zona para que su mascota se fugara. “Yo lo buscaba durante ahora, pero es listo y no se había ido mucho”. Asimismo, le avisó de que le iba a denunciar por ladrón porque tenía acceso a la parte de atrás de la vivienda de Juanma y le robaba herramientas y todo lo que podía. “Y luego acusaba de que se metían otros desde la calle”, espeta.

Por suerte, estos problemas con este vecino nunca afectaron a sus palomas, que siempre se encontraron bien. “Yo con él he tenido miles de problemas de convivencia, pero ahora tiene su sitio y el mío. Él no me molesta y yo no le molesto. Le ha visto las orejas al lobo”, expresa para acabar sobre la actual relación con su vecino tras el rescate de los perros.