La vuelta de Paulino

Después de siete años alejado de la primera línea institucional el político que más tiempo ha estado al frente del Gobierno de Canarias asumirá este jueves la presidencia del CD Tenerife

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El próximo presidente del CD Tenerife, Paulino Rivero./
El próximo presidente del CD Tenerife, Paulino Rivero./

El mundo del deporte tiene una especial fijación por los regresos, segundas oportunidades que permiten a ídolos de cualquier disciplina reencontrarse con su público para nuevos días de gloria.

El caso que hoy nos ocupa está cerca de ser considerado uno de esos comebacks tan del gusto de los Estados Unidos, pues trae de vuelta a la primera línea mediática a uno de los políticos más destacados de la época democrática, Paulino Rivero, que este jueves asumirá la presidencia del Club Deportivo Tenerife. A sus 70 años todavía tiene titulares guardados bajo la manga.

El expresidente del Gobierno de Canarias retoma así un viejo anhelo que no pudo materializarse tras su abrupta salida de Coalición Canaria por un tema de incompatibilidades que el tiempo se ha encargado de facilitar. El actual mandatario Miguel Concepción, entonces igual de dispuesto que ahora a ceder el testigo a su amigo Rivero, se despedirá así del club que ha dirigido durante 17 años, más que ningún otro presidente del representativo. Este hecho le iguala a cierto nivel con el exdirigente nacionalista, que hasta la fecha es el político que más años ha regido los designios del Archipiélago.

Toda una vida en el poder

La vuelta de Paulino termina con siete años de ostracismo autoimpuesto respecto a la vida pública, si bien el expolítico nunca ha dejado de rondar los círculos de poder del empresariado canario. Después de todo, lleva toda la vida ahí.

Todo empezó en El Sauzal, municipio del que fue alcalde desde 1979 hasta 2007 tras un breve paso por la docencia, su profesión. Durante esos 28 años Rivero tuvo tiempo para compaginar su cargo de primer edil con el de consejero del Cabildo de Tenerife durante 13 años, presidente de Coalición Canaria (que acabaría dirigiendo más de una década) y diputado nacional durante once años.

En aquel periodo fue el presidente de la Comisión Parlamentaria sobre los atentados del 11-M en Madrid, lo que le dio la repercusión mediática que terminaría impulsándole a la presidencia del Gobierno de Canarias.

Los años de gobierno

Como presidente se caracterizó por su elástica cintura política, gobernando en la primera legislatura con el Partido Popular y más tarde con el PSOE. Dicha cualidad le permitió auparse al liderazgo autonómico en su primer mandato habiendo sido la tercera opción con un puñado de votos menos que los populares dirigidos por José Manuel Soria y muy lejos en escaños (9) del PSOE de Juan Fernando López Aguilar.

La siguiente legislatura la jugada le salió igual de bien, pero las víctimas fueron otras. Esta vez Soria fue el más votado por poco, pero Rivero llegó a un acuerdo con el socialista José Miguel Pérez, quien fue su vicepresidente en este tramo.

Fue la época en la que el conflicto por las prospecciones petrolíferas de Repsol en aguas cercanas a Canarias desató un fuerte conflicto con el Estado y Rivero alcanzó una fuerte repercusión mediática. Pero su triunfo fue su condena, puesto que la enrocada posición del expresidente en esta cuestión sumada a su voluntad de renovar el puesto por un tercer mandato movilizaron a algunos de sus correligionarios para moverle la silla.

Así fue, dando por terminado el Paulinato, como se llegó a conocer su presidencia, en favor de Fernando Clavijo, aun líder de los nacionalistas que busca volver a encaramarse al poder en las próximas elecciones.

Vuelta a la vida civil

Su desalojo del poder se produjo sin grandes estridencias. Al poco de irse comenzó a extenderse el rumor de que Miguel Concepción quería que Paulino presidiese el Tenerife. Tanta fuerza cobró que un informe de los servicios jurídicos del club alertaron de que si Rivero se hacía cargo del puesto el equipo perdería un patrocinio de 3,4 millones de euros que firmó con el Gobierno de Canarias cuando él aun estaba en el cargo.

El que fuese el instigador de la reunión de La Ermita que salvó al club en 2006 tras la salida de Víctor Pérez Ascanio había fracasado en su primer intento.

Entonces mantuvo un perfil bajo, con escasas apariciones públicas, especialmente en aniversarios del PNC, aunque sí mantuvo su blog personal y se dedicó al asesoramiento. En 2018 se convirtió en presidente de la Fundación Canaria Observatorio de las Energías Renovables y de la Eficiencia Energética, una organización que fue impulsada desde su gabinete a pocos meses de su partida.

Solo un año después se supo que había fichado por Naviera Armas como responsable de Relaciones Institucionales de la compañía y asesor del presidente del Grupo, el recientemente fallecido Antonio Armas. Un cargo que ha venido desempeñando hasta ahora, cuando siete años después retoma su sueño de presidir el club de su isla.

Presidencia del Tenerife

Su llegada ha estado precedida de dimes y diretes, reticencias del expresidente y una supuesta exigencia, tener potestad en la dirección del fútbol base del club. Se habló de que el puesto no tenía atribuido un sueldo pero ya se ha publicado que cobrará en torno a los 200.000 euros anuales.

El periodista Andrés Chaves, amigo personal de Rivero, escribió recientemente en las páginas de Diario de Avisos que el club podría terminar ser gestionado por un fondo de inversión. Se habla de dos interesados, uno árabe y otro inglés, que ya han entrado en contacto con algunos accionistas.

De ser así se antojan meses complicados en el conjunto blanquiazul que podrían cambiar el club a varios niveles, y Rivero tendrá que hacer uso de su afamada cintura para que el Tenerife y sus aficionados siempre salgan ganando. Experiencia no le falta. Paulino está de vuelta.