El magnetismo de las redes sociales ha transformado la forma en la que las personas interactúan, muestran su vida e incluso asumen riesgos. La necesidad de lograr un vídeo viral puede llevar a cometer actos que, lejos de ser inofensivos, implican sanciones de gran envergadura.
En Tenerife, este fenómeno ha derivado en una creciente preocupación por la protección de sus espacios naturales más emblemáticos.
Crece la vigilancia digital
En los últimos años, las infracciones medioambientales en el Parque Nacional del Teide han aumentado de forma notable. Solo hasta abril de 2025 se han registrado 100 denuncias por actos ilegales, mientras que en 2024 fueron 262 y en 2023 se contabilizaron 100 sanciones.
Entre las prácticas más comunes detectadas en vídeos virales se encuentran dejar basura, realizar acampadas ilegales, encender barbacoas no autorizadas, circular fuera de sendas, volar drones en zonas restringidas o sustraer piedras volcánicas. Las sanciones por estas acciones oscilan entre 100 y 600.000 euros en los casos más graves.
Unidad pionera en España
Para combatir estas conductas, el Cabildo de Tenerife ha creado la Unidad de Vigilancia Ambiental Digital (UVAD), un equipo técnico del área de Medio Rural especializado en localizar, documentar y sancionar infracciones medioambientales difundidas en redes sociales.
Esta unidad contará con dos personas de forma permanente y el apoyo del cuerpo de agentes de Medio Ambiente del Cabildo. Su labor incluye analizar publicaciones, elaborar informes técnicos y abrir procedimientos sancionadores cuando las acciones infractoras se realicen en espacios bajo competencia insular. Además, el Cabildo ha dotado al SEPRONA de drones para reforzar la vigilancia física en las zonas más sensibles del territorio. Esta combinación de patrullaje presencial y rastreo digital convierte a la UVAD en un equipo pionero no solo en España, sino prácticamente a nivel mundial.

El papel del 'FOMO'
Fenómenos como el contagio por imitación, la búsqueda de “me gusta” y la adrenalina generada por el consumo masivo de vídeos cortos, especialmente en TikTok e Instagram, refuerzan un comportamiento conocido como 'FOMO' (fear of missing out, o miedo a perderse algo). En el contexto del Parque Nacional del Teide, este fenómeno se traduce en la necesidad de grabar y publicar vídeos llamativos, incluso cuando implican acciones ilegales como acceder a zonas restringidas o realizar actividades prohibidas.
Estas personas ignoran las consecuencias de sus actos, que en este caso pueden llegar hasta 600.000 euros de multa, porque la percepción de beneficios inmediatos los sigue empujando a correr el riesgo.