A veces, lo más inesperado se esconde justo frente a nuestros ojos. Caminamos por las mismas calles, cruzamos los mismos jardines y nos detenemos en las mismas esquinas, sin saber que tras una fachada familiar se esconde un lugar con alma, con historia y con aroma a café recién hecho. Así ocurre con un castillo en pleno corazón de La Laguna, que guarda un secreto que ahora muchos comienzan a descubrir.
Ubicado en el Camino Largo, el conocido Castillo de La Laguna se alza como una construcción atípica, casi fantástica, dentro del paisaje urbano de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad. Su estilo singular, que parece salido de un cuento, no solo lo convierte en un referente arquitectónico, sino también en un espacio con una historia que merece ser contada.
La historia del castillo
El edificio fue construido a principios del siglo XX y perteneció originalmente a Domingo Cabrera Cruz, escritor e impulsor cultural, que lo convirtió en punto de encuentro para artistas e intelectuales laguneros. Con el tiempo, sus muros acogieron exposiciones y actividades como centro de arte contemporáneo y hasta sirvió de escenario para la primera película producida por cineastas canarios, El ladrón de guantes blancos.
Hoy, el castillo ha encontrado una nueva vida bajo el nombre de Botánica Café, una acogedora cafetería que mantiene viva la esencia del lugar. En este espacio, lo histórico y lo cotidiano se abrazan: puedes tomar un desayuno con historia, disfrutar de un brunch en su terraza o dejarte tentar por una selección de dulces caseros, todo rodeado de un entorno que conserva su carácter original.
Una joya por descubrir
Lo que antes fue un castillo, un refugio de artistas, un plató de cine y un centro cultural, es ahora una de las cafeterías más singulares de Tenerife. Y lo mejor es que sigue ahí, esperando que alguien vuelva a pasar por delante… y esta vez, decida entrar.
