Imagen del Castillo de San Juan Bautista / HOLA ISLAS CANARIAS
Imagen del Castillo de San Juan Bautista / HOLA ISLAS CANARIAS

El castillo más espectacular de Canarias: es del siglo XVII y parece sacado de una película Disney

Una joya arquitectónica que, pese a su origen defensivo, se ha ganado un lugar en el imaginario colectivo como uno de los castillos más espectaculares de Canarias

luna moya

Las fortalezas costeras forman parte de la memoria histórica de muchos puertos del mundo. Durante siglos fueron guardianas frente a ataques piratas o invasiones extranjeras, construcciones sólidas que hoy nos parecen más cercanas a la fantasía cinematográfica que a la realidad militar. Sin embargo, uno de los ejemplos más llamativos se encuentra en pleno corazón del archipiélago canario.

Se trata de una edificación del siglo XVII, levantada con piedra oscura y diseñada con forma circular, que sorprende a todo aquel que la contempla. Su aspecto recuerda a los castillos de cuentos clásicos o películas de Disney, aunque en realidad fue un bastión defensivo fundamental para la isla durante más de tres siglos.

El Castillo Negro

Popularmente conocido como Castillo Negro, su nombre oficial es Castillo de San Juan Bautista y está situado en Santa Cruz de Tenerife. Su construcción comenzó en 1641, en un momento en el que la isla se encontraba indefensa tras la sublevación de Portugal y el riesgo de ataques por mar. Bajo la dirección del sargento mayor Juan Fernández Franco, la obra se completó en 1643, convirtiéndose en la segunda fortaleza más importante de la ciudad.

De forma circular y con unos 30 metros de diámetro, el castillo fue levantado junto a la Caleta de Negros, lo que explicaría su apodo. Sus muros de piedra volcánica, de hasta dos metros y medio de grosor, le otorgaban un carácter inexpugnable frente a los ataques.

Símbolo de poder

Más allá de su función defensiva, el Castillo de San Juan Bautista fue también un símbolo de prestigio social. En 1684, el rey Carlos II autorizó al Cabildo a designar al alcaide de la fortaleza, un cargo ambicionado por la nobleza de la época. Este puesto garantizaba la hidalguía, además de privilegios como controlar el puerto, cobrar impuestos e incluso mediar en los conflictos entre pescadores.

El fuerte fue escenario de la Gesta del 25 de julio de 1797, cuando las tropas locales repelieron el ataque de la flota británica comandada por el almirante Horatio Nelson. Este episodio se recrea cada año en Santa Cruz como homenaje a la resistencia de la ciudad.

Entre modernidad y tradición

Hoy, el castillo se levanta rodeado de contrastes: a un lado, el moderno Auditorio de Tenerife; al otro, el Parque Marítimo César Manrique. Este enclave combina la historia del pasado con la arquitectura contemporánea, convirtiéndose en un punto icónico dentro del paisaje urbano de la capital tinerfeña.

Aunque no se puede acceder a su interior, el exterior está abierto al público y permite admirar de cerca esta fortaleza declarada Bien de Interés Cultural en 1993. Sus explanadas, troneras y muros evocan el poder militar de otra época y al mismo tiempo recuerdan a escenarios propios de películas fantásticas.

Un legado preservado

Durante siglos, el Castillo Negro estuvo ligado a la defensa costera, pero también a la vida administrativa y social de la ciudad. Tras pasar por diferentes etapas de deterioro, fue recuperado en 1982 por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que lo mantiene en buen estado de conservación.

Hoy, más que un baluarte militar, es un símbolo patrimonial y un atractivo turístico que sorprende tanto a visitantes como a locales. Una joya arquitectónica que, pese a su origen defensivo, se ha ganado un lugar en el imaginario colectivo como uno de los castillos más espectaculares de Canarias.