Los espacios naturales intrigantes, como bosques o zonas umbrías de vegetación espesa, han dado siempre lugar a leyendas y relatos./ PIXABAY
Los espacios naturales intrigantes, como bosques o zonas umbrías de vegetación espesa, han dado siempre lugar a leyendas y relatos./ PIXABAY

Así es el bosque mágico a media hora de Santa Cruz donde bailaban las brujas: ideal para el otoño

Algunas especies de setas crecen en disposición circular, en forma de corros de brujas o anillos de hadas, lo que ha alimentado leyendas y relatos fantásticos

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Los bosques canarios son territorio abonado para las leyendas, sobre todo en allá donde espesa la vegetación, el alisio se entanca y las nubes cubren las laderas con un manto hermoso y tétrico, de humedad y misterio. Así, a lo largo de la geografía canaria encontramos enclaves naturales asociados con la magia o los rituales como, por ejemplo, los montes de Anaga, en Tenerife.

Este hábitat, asimismo, es especialmente favorable para las setas, ya que les brinda un sustrato de asentamiento idóneo, que también encuentran en zonas de sotobosque o laurisilva. Algunas de las más frecuentes en Canarias son el níscalo, el boletus común, la pistonuda o la colmenilla., así como el rebozuelo, frecuente en las zonas de castaños.

En nuestra búsqueda de setas quizá nos sorprenda encontrarlas dispuestas en círculo, en lo que popularmente se denominan "anillos de hadas" o "corros de bruja". Esta disposición ha alimentado creencias populares sobre fuerzas o seres sobrenaturales y rituales mágicos, donde la tradición oral cuenta que se celebraban reuniones de brujas en torno a un fuego, alrededor del que bailaban en círculo, en los denominados bailaderos.

Montes de Soria Rebozuelo bosque 2
Ejemplar de rebozuelo./ Archivo.

Balar o bailar

Tal vez este sea el motivo de que el topónimo 'bailadero' esté tan extendido en Canarias que a veces figura más de una vez en la misma isla. Asimismo en ocasiones se asocia también estos espacios con el término 'baladero', bien por la presencia de animales en libertad o porque fueran utilizados con algún propósito en estos rituales.

Uno de los más conocidos es El Bailadero del bosque de Anaga, donde los relatos populares sitúan aquelares de mujeres vestidas con ropajes negros en los que se invoca al diablo a través del conjuro: Seas bienvenido Reverendo macho de cuerno torcido, cuántos jaramagos te habrás comido; en lo que se interprete como un símbolo pagano por entenderse que los pétalos del jaramago forman una cruz.

Imagen del Parque Rural de Anaga / HOLA ISLAS CANARIAS
Imagen del Parque Rural de Anaga / HOLA ISLAS CANARIAS

Existe constancia que, desde tiempos ancestrales, los nativos canarios realizaban rituales para invocar a la lluvia y así obtener buenas cosechas y, en este contexto, una de las figuras más respetadas eran las harimaguadas o mujeres consagradas al culto, descritas por el historiador y poeta Antonio de Viana a principios del siglo XVI. En este sentido es posible que las ceremonias guanches alimentaran las leyendas populares de las brujas y conformaran en la mente colectiva un imaginario popular de ritos paganos.

Una explicación científica

En cualquier caso, la ciencia nos aporta una explicación más plausible para estas formaciones circulares de setas que se forman cuando una espora crece hasta convertirse en micelio y sus hilos subterráneos conforman un gran ecosistema en simbiosis con los árboles, entre ellos castaños, que se enraizan en el lugar.

Estos hilos o hifas del micelio o raíz del hongo crecen en el subsuelo produciendo un círculo casi perfecto y forman un único organismo en una red subterránea, creciendo uniformemente en todas direcciones. De hecho, incluso cuando el micelio muere, los bordes siguen creciendo y el anillo se ensancha cada año como si, a medida que pasa el tiempo, la tierra invocara cada vez a más brujas a unirse al bailadero.