Este puente, los vecinos de la zona del barranco de San Felipe, en Puerto de la Cruz (Tenerife), se toparon con una imagen poco habitual que les ha puesto en pie de guerra: unas 40 autocaravanas aparcadas en un descampado que desde hace años han adecentado para convertirlo en un área autogestionada para la práctica deportiva.
Las instalaciones creadas por los vecinos cuentan con una pista de atletismo, un campo de lanzamiento de martillo y disco, un gimnasio a cielo abierto y un pequeño jardín. El descampado es de titularidad municipal y todo lo que hay ha sido colocado y construido por y para los vecinos de la zona.
Este sábado, el descampado lucía distinto. Decenas de autocaravanas y caravanas aparcadas en medio del campo de lanzamiento de martillo han indignado a los vecinos, pues consideran la zona un ejemplo de autogestión vecinal que ahora se ve ocupado con permiso municipal.
Cierre del Pichirri
Pero el problema tiene difícil solución. Este fin de semana, el club de caravanistas Chinec, una asociación con casi 20 años de historia en Puerto de la Cruz y con un dilatado historial de colaboración social con entidades como la Fundación Canaria Hogar Santa Rita (entre otros muchos), celebraba su almuerzo anual de Navidad.
La razón por la que las caravanas y autocaravanas de los socios estaban en ese descampado no es otra que haber sido expulsados por Costas de las instalaciones que venían ocupando desde hace años en el antiguo campo de fútbol Pichirri.
Con esta decisión, contra la que un puñado de asociaciones de todo tipo con las que colabora el club Chinec han expresado públicamente su disconformidad, ha dejado huérfanos a los autocaravanistas portuenses.
Descampado cedido temporalmente
Para poder celebrar su tradicional almuerzo, el ayuntamiento permitió, sólo durante este puente, que se reunieran en el descampado que, no hay que olvidar, es de titularidad municipal. Desde hace un mes, el ayuntamiento está en contacto con el club para tratar de encontrar una localización definitiva alternativa, más allá de la solución puntual de alojarles para su almuerzo navideño en el descampado.
Pero la decisión ha creado una gran polémica entre los vecinos de la zona, que sienten las pistas deportivas autogestionadas como algo construido con compromiso y esfuerzo vecinal y, por tanto, perteneciente a la comunidad.
"Cansados"
"Los vecinos estamos cansados de la dejadez y solo pedimos lo mínimo: atención, gestión responsable y respeto por un entorno que cuidamos entre todos y que es un ejemplo de participación ciudadana voluntaria", puede leerse en uno de los múltiples comentarios sobre el tema publicados en grupos de Facebook.
Atlántico Hoy ha tratado de contactar con el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz para conocer su relato de esta historia, pero no ha recibido respuesta.