Las pequeñas empresas del sector marítimo no cuentan con protocolos de reciclaje adecuados

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marino accioina un bote de humo
marino accioina un bote de humo

El marítimo-portuario es uno de los sectores que más impacto negativo genera en el medio ambiente. Según la ONG Transport & Environment "el combustible marino es 2.700 veces más contaminante que el diesel de las carreteras”. En Europa, los impuestos al carburante de vehículos producen 35.000 millones de euros pero los barcos utilizan combustible libre de impuestos. Este carburante y demás residuos que el sector vierte al mar se cuentan por 5.000 toneladas cada día.Entre estos residuos se encuentra también la pirotecnia naval, que incluye objetos contaminantes como los botes de humo fumígeno, las bengalas o cohetes. La empresa Blancomar Náutica es uno de los establecimientos que venden esos productos en Santa Cruz de Tenerife. Su gerente Carmen Fernández confiesa el problema que supone a nivel de sostenibilidad el desecho de los residuos, "que luego se arrojan al mar por no contar, debido a su alto coste, con un protocolo para reciclar estos productos".“La solución sería que pusieran contenedores que almacenaran estos residuos, como ya sucede en Baleares”, argumenta, “pues tienen la particularidad de que requieren una seguridad especial, vigilados las 24 horas”. Además, cuenta Fernández que “son muy importantes porque ninguna empresa particular puede almacenar más de 15 kilos de residuos, por lo que deben contratar a empresas externas que realicen la labor de trasladarlas a la Península”. Una vez allí se realiza el tratamiento de reciclaje adecuado.Para intentar dar solución a esta y otras problemáticas relacionadas con la sostenibilidad del sector nace el proyecto GreenPort, un programa de acompañamiento en la transición ecológica para las empresas portuarias de Canarias.Claudia Lorenzo es la responsable de nuevos proyectos de Factoría de Cohesión, la empresa que ha apostado, a través de GreenPort, por dotar a las empresas de los conocimientos en Medio Ambiente para reorientar sus políticas basándose en la economía azul, cimentada en la importancia del mar como motor económico. “Se trata de que las empresas transiten hacia un modelo más sostenible dentro de un modelo de economía circular, en consonancia con la Agenda Canaria de Desarrollo Sostenible 2030”, afirma Lorenzo.El problema radica, como apunta la entrevistada, en que no hay una legislación que obligue a adaptarse a esta transición ecológica -aunque la habrá “más pronto que tarde"- para las empresas con menos de 50 trabajadores. Las que sí superan esa cifra deben regirse por la certificación ISO 14001, una norma que establece un estándar internacional de gestión ambiental y conlleva auditorías que hay que aprobar. Es por ello que, como apunta, “las empresas más pequeñas deben estar preparadas para cuando la norma se generalice", si bien reconoce que hubo algunas empresas importantes que no estuvieron interesadas en adherirse al proyecto por motivos diversos.Según cuenta Lorenzo, “esta tutorización se le ofreció a todas las empresas portuarias de Canarias -concesionarias, consignatarias, navieras,…- . Les decimos dónde podrían mejorar según sus puntos fuertes y débiles y el sector al que pertenecen”, puesto que “no es lo mismo la Asociación de Amarradores de Buques que Blancomar Náutica, que vende productos del sector”.La entrevistada pone énfasis en el impacto que el sector marítimo portuario tiene sobre el medio ambiente, por lo que se buscan “acciones de mejora en todos los ámbitos como en los procesos de producción, materiales o gestión de residuos” de las empresas, lo que incluye la tutorización específica de las empresas, la elaboración de una guía de buenas prácticas y un sello de compromiso para acreditar su formación.