Entre las montañas del Parque Rural de Anaga y el océano Atlántico, se encuentra Taganana, un pequeño pueblo que, sin hacer ruido, se ha ganado el reconocimiento de la prensa especializada en viajes como "el mejor pueblo de Tenerife".

Lo describen como un tesoro escondido entre el mar y la montaña, y no es para menos. Este rincón del municipio de Santa Cruz de Tenerife con paisajes de postal es el secreto mejor guardado del noreste de la región canaria. 

Casco histórico y patrimonio cultural

Taganana es un pueblo que mantiene elementos propios de la arquitectura tradicional canaria. Las casas son bajas, con paredes blancas y tejados de teja roja. Las calles son estrechas y en su mayoría empedradas.

Uno de los puntos principales del pueblo es la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, del siglo XVI. Es uno de los templos más antiguos de la isla, y también destaca la ermita de Santa Catalina, situada en las afueras del núcleo urbano.

El origen del asentamiento se remonta a los primeros años tras la conquista de Tenerife. En sus inicios fue un poblado agrícola vinculado al cultivo de la vid y a la pesca, actividades que aún están presentes, aunque en menor medida.

Senderimos y rutas naturales

Taganana es una localidad situada en una de las zonas más espectaculares y menos explotadas por el turismo de la isla de Tenerife. El pueblo forma parte de la red de senderos del Parque Rural de Anaga, una reserva de la biosfera declarada por la UNESCO que presume de una biodiversidad única.

Hay rutas señalizadas que conectan el pueblo con otras localidades, como Afur o Roque Bermejo. Los caminos atraviesan bosques húmedos y zonas de cultivo en terrazas.

El turismo ha crecido en los últimos años, aunque la zona mantiene un perfil bajo en comparación con otras partes de la isla. No hay hoteles grandes ni infraestructuras masivas. El alojamiento se limita a casas rurales, hostales y viviendas vacacionales.

Playas cercanas y paisaje costero

A pocos minutos del casco urbano se encuentran algunas de las playas más conocidas del noreste tinerfeño: Benijo, Almáciga y Roque de las Bodegas. Se trata de playas de arena volcánica, abiertas al océano y con fuerte oleaje, lo que las hace atractivas para surfistas y visitantes que buscan lugares menos concurridos.

La playa de Benijo es una de las más fotografiadas, con formaciones rocosas que emergen del mar. Almáciga es más accesible y tiene zonas de aparcamiento, mientras que Roque de las Bodegas es la que cuenta con más servicios turísticos.

Gastronomía con sabor a tierra y mar

En Taganana también se come bien. Y muy bien. La cocina local es una mezcla de productos del mar, papas arrugadas, mojos caseros y vinos de producción limitada.

Algunos pequeños restaurantes familiares, repartidos entre Taganana y las playas cercanas, ofrecen pescados frescos del día, como vieja o cherne, servidos con vistas al Atlántico.

Cómo llegar y cuándo ir

Desde Santa Cruz de Tenerife se accede por la carretera TF-12 hasta llegar al cruce con la TF-134, que desciende hacia Taganana. El trayecto en coche dura unos 40 minutos. También hay líneas de autobús operadas por Titsa, aunque con menor frecuencia que en otras zonas.

Para los amantes del senderismo, existe la opción de llegar caminando desde puntos cercanos como Cruz del Carmen o Afur y disfrutar de un entorno natural incomparable.

Si estás pensando en visitar la localidad mejor valorada por la prensa especializada, cualquier época del año es buena. Aun así, ten en cuenta que el clima puede ser algo más fresco y húmedo que en otras partes de la isla, debido a los vientos alisios y la altitud.