El deporte, y más concretamente el fútbol, tiene momentos que quedan grabados para siempre en la memoria de los aficionados, y algunos de ellos trascienden a los propios protagonistas. Una de esas historias está ligada a un entrenador de renombre mundial y a un equipo de Canarias que marcó un antes y un después en LaLiga.
Un capítulo inolvidable en la historia del fútbol español
A principios de los años 90, el destino escribió una de sus páginas más sorprendentes cuando el CD Tenerife logró cambiar el desenlace del campeonato español en dos temporadas consecutivas. Aquel conjunto, lejos de la élite habitual, se convirtió en protagonista inesperado de dos hazañas que todavía resuenan en la historia de LaLiga.
En las temporadas 1991-92 y 1992-93, el equipo tinerfeño venció al Real Madrid en la última jornada del campeonato, impidiendo que los blancos se proclamaran campeones y otorgando el título a su gran enemigo: el FC Barcelona. Aquellos encuentros se vivieron con una tensión inigualable y en el vestuario culé había un joven mediocampista que lo siguió con el corazón en un puño: un prometedor talento que más tarde se convertiría en uno de los entrenadores más laureados de la historia, Pep Guardiola.
Una promesa inesperada
Tras la primera de esas gestas, en 1992, la emoción del vestuario blaugrana era incontrolable. En medio de la celebración, aquel jugador, con apenas 21 años, soltó una frase que quedó en la memoria de muchos: "Si el Tenerife vuelve a ganar, me hago socio del club".
Y lo hicieron. En la siguiente temporada, el Tenerife repitió la proeza, dejando nuevamente sin título al Real Madrid y asegurando el campeonato para el Barcelona. La historia se repitió, pero con una diferencia: aquella promesa lanzada en la euforia del momento se convirtió en un guiño eterno entre el jugador y la afición tinerfeña.
@specialsixyt Pep Guardiola, cumple tu promesa 🏴 #specialsix #islascanarias #tenerife #cdtenerife #pepguardiola #pep ♬ sonido original - specialsixyt
¿Cumplirá su palabra?
Han pasado más de tres décadas desde aquellas noches mágica y aquel mediocampista se ha convertido en una leyenda de los banquillos. A pesar del paso del tiempo, los seguidores del Tenerife no han olvidado aquella frase y, de vez en cuando, la rescatan para recordarle que la historia sigue esperando su desenlace.
La anécdota ha quedado como un símbolo de gratitud entre aficiones. ¿Dará el paso algún día? ¿Veremos su nombre en la lista de socios honoríficos? Solo el tiempo lo dirá, pero lo que es seguro es que su vínculo con la isla quedó sellado para siempre en aquellas dos jornadas inolvidables.