No todos los caminos están hechos para ser recorridos con prisa. Algunos exigen pausa, respeto y una buena dosis de asombro. Así lo describe Ignatius Farray, cómico tinerfeño, al hablar del lugar que más le estremece en su isla natal: Tenerife.
Un rincón abrupto, lleno de historia y silencio, que no se deja conquistar fácilmente. Hay que ganárselo paso a paso, como si cada piedra marcara el camino hacia una memoria ancestral.
Entre riscos y leyendas
El Barranco de Masca, al suroeste de Tenerife, es una de esas rutas que dejan huella. Para Ignatius, no hay duda: “Subir es toda una aventura”, explica en una entrevista para la Guía Repsol. La zona es tan escarpada que fue el último refugio de los guanches durante la conquista de las islas. Entre las grietas del barranco, las cuevas naturales se convirtieron en fortalezas de resistencia.
El humorista recuerda que este paraje, remoto e indomable, obliga a bajar el ritmo y abrir bien los ojos: "Es un lugar muy inaccesible" continúa en la entrevista, tan accidentado que parece diseñado para el misterio.
Una ruta exigente
No es una caminata sencilla. La ruta del Barranco de Masca se considera una de las más espectaculares y desafiantes de la isla. El sendero desciende desde el caserío de Masca hasta el Atlántico, atravesando desfiladeros, paredones verticales y paisajes que parecen salidos de otro mundo.
La travesía requiere permiso previo y cierta forma física, pero la recompensa es única: una conexión íntima con la historia, la naturaleza y el alma de Canarias.
Cómo acceder
Acceder al sendero de Masca no es tan sencillo como ponerse las botas y salir a caminar. El acceso está regulado y requiere reserva previa a través de la web oficial. Esta reserva incluye tanto el permiso para acceder al barranco como el traslado en barco o kayak desde la playa de Masca hasta el muelle de Los Gigantes, además del transporte terrestre desde Santiago del Teide.
El procedimiento es claro y estricto: primero, realizar la reserva online; luego, acudir al Centro de Visitantes con al menos 30 minutos de antelación con DNI o pasaporte. El recorrido comienza en el Caserío de Masca, desde donde se desciende hasta el mar. Al llegar, los visitantes deben embarcar para regresar. Es imprescindible llevar calzado adecuado, agua y protección solar. Los residentes en Tenerife están exentos del pago del acceso, pero deben abonar el transporte marítimo.
