Tenerife deberá adoptar "medidas radicales" por haber superado "ampliamente” su capacidad de carga

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El arquitecto y catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Barcelona, Joaquín Sabaté./
El arquitecto y catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Barcelona, Joaquín Sabaté./

El arquitecto y catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Barcelona, Joaquín Sabaté, considera que Tenerife ha superado claramente su capacidad de carga lo que invita “con mayor razón” a adoptar medidas “más radicales”.

Durante su conferencia en el Ciclo Movilidad, Transporte y Descarbonización, que organiza la Sociedad Económica de Amigos del País, el catedrático, vinculado a Tenerife por haber residido en la isla durante muchos años, señaló que el actual crecimiento se produce por la dispersión de “la actividad y la población y, por lo tanto, la movilidad se incrementa notablemente”.

Esto supone desafíos diferentes en distintas ciudades y “proyectar el territorio en tiempos de incertidumbre nos obliga a trabajar con diferentes escenarios, donde lo único estable es el cambio continuo”.

“Movilidad, medio ambiente, política de vivienda… son cuestiones absolutamente fundamentales para asegurar una mejor ciudad y, afortunadamente empiezan a estar cada vez más en la agenda pública, aunque muchas veces se abordan desde visiones sectoriales y lo importante es que se traten con una visión de conjunto”, sentencia.

La movilidad, un derecho

Sabaté defiende la movilidad como un “derecho ciudadano”, lo que debe hacer plantear una apuesta prioritaria por el transporte colectivo y el impulso de itinerarios a pie, además de atender y regular formas emergentes de desplazamientos como las bicicletas o patinetes eléctricos, para lo cual se debe defender un estricto control de los estacionamientos.

En este sentido, opina que “si la movilidad es un derecho universal y lo que se busca es eficiencia y abaratamiento de coste social y ambiental se deben favorecer modos alternativos de movernos”.

Por ello entiende que es importante cambiar el enfoque de todos los estudios de movilidad que están pensados esencialmente desde la demanda. A su modo de ver, el transporte suele exigir energía e infraestructuras para abaratar el coste del viaje y, por lo tanto, “priorizar el transporte pone el foco generalmente en vehículos e infraestructuras; en intentar satisfacer la demanda sin cuestionarla nunca, sin pensar que se podría plantear desde la oferta”.

Esa visión a partir de la oferta, cree el ponente, nos llevaría a diseñar los planes “desde una oferta ajustada y no para satisfacer una demanda individual sin límites”.

Cita como ejemplo el plan de vías de Barcelona de hace 35 años que reconoció áreas urbanas sensibles y evitó el tráfico en ellas, estableció redes específicas para diferentes tipos de movilidad, con itinerarios peatonales y una red de transporte colectivo competitiva frente al vehículo privado.

Desplazamiento alternativo

El arquitecto entiende que para tener una buena red de transporte colectivo es necesaria una cobertura amplia para competir con el automóvil, integrando diferentes tipos de transporte (tren, metro, tranvía o autobús) dentro de cierta homogeneidad tarifaria para también facilitar su uso a pasajeros con dificultades de movimiento.

En cuanto a los desplazamientos a pie, su conclusión es que “hay que ir bastante más allá de crear áreas peatonales”, diseñando recorridos acompañados de actividades que incentiven estos desplazamientos y vincularlos con elementos de interés urbano.

Sabaté considera claves las nuevas formas de desplazamiento en bicicleta o con patinetes eléctricos, “sistemas de movilidad que conviene potenciar porque están dando muy buenos resultados desde muchas perspectivas”.

Reconducir el aparcamiento

Sabaté asegura que se debe reconducir el aparcamiento en origen siempre que sea posible y restringirlo en superficie, con limitación horaria en áreas como el casco histórico. Propone exigir espacios de estacionamiento suficiente en los nuevos edificios para no sobrecargar el espacio público y, en los de carácter comercial o industrial prever zonas de carga y descarga dentro de la propia edificación para poder eliminarlas de la zona centro.

El catedrático argumenta que “el automóvil tiende a ocupar todo lo que se deje ocupar” por lo que ve muy posible que en el futuro en las zonas centro “sólo se permitan taxis, vehículos de distribución y eléctricos”, pues “se ha verificado que en la mayor parte de ciudades basta con un 30% de la superficie de calles para el tráfico rodado y eso significaría que la restante se podría reutilizar para otras funciones”.

En este sentido, finaliza diciendo que “debemos ser más ambiciosos y afrontar un plan global de movilidad que contemple diferentes modos de desplazamiento al mismo tiempo, priorice  el transporte público, itinerarios a pie y la fluidez y seguridad en la circulación rodada”.