Hay derrotas que pesan más que los títulos ganados. Algunas se transforman en cicatrices colectivas, otras en recuerdos personales que, décadas después, siguen removiendo emociones. Para Iker Casillas, uno de los grandes porteros de la historia del fútbol español, el nombre de Tenerife aún resuena como un eco incómodo.
En el podcast Bajo los palos, el exportero recordó la sensación que experimentó siendo niño, cuando el Real Madrid vio cómo la Liga se escapaba en dos temporadas consecutivas en el Heliodoro Rodríguez López. Un trauma infantil que, con el tiempo, se convirtió en un símbolo para todo el madridismo.
Dos ligas perdidas
El recuerdo se remonta a las temporadas 1991-92 y 1992-93. En ambas ocasiones, el Madrid llegó líder a la última jornada, con la ilusión de levantar el título. Sin embargo, el CD Tenerife fue verdugo inesperado.
En 1992, el conjunto blanco cayó 3-2, con un gol histórico de Pier que quedó grabado en la memoria. Un año después, el 20 de junio de 1993, la historia se repitió: 2-0 con tantos de Chano y Dertycia. Aquella derrota no solo supuso la pérdida del campeonato, sino también el primer billete europeo del club tinerfeño, que se clasificaba para la Copa de la UEFA.
La mirada de un niño
Casillas tenía poco más de diez años cuando presenció esos partidos desde el salón de su casa. Confiesa que no podía creer lo que veía: “En la primera lloré, en la segunda pensé: no me puedo creer que otra vez toque el Tenerife”.
La isla, amable en el imaginario turístico, quedó asociada para él a la pesadilla futbolística. “Yo siempre tenía Tenerife marcado en mi cabeza como lo peor que podía haber para un madridista”, explicó en la charla con el narrador Carlos Martínez.
El peso del destino
El periodista recordó que en aquella época los sorteos eran totalmente puros, sin condicionantes de calendario. Que al Madrid le tocara cerrar la Liga dos años seguidos en Tenerife parecía más una cuestión de destino que de azar. Casillas lo resumió con una frase: “Lo sabía”.
Con el tiempo, el portero llegó a preguntar a figuras de aquel vestuario cómo habían vivido esos partidos. Las respuestas, según confesó, no hicieron sino confirmar la dureza de aquel desenlace.
Consecuencias históricas
Lo ocurrido en el Heliodoro no solo marcó al madridismo. También catapultó la figura de Jorge Valdano, entonces técnico del Tenerife, que terminaría fichando por el Real Madrid. Para el barcelonismo, en cambio, aquellas derrotas del eterno rival se convirtieron en un símbolo de celebración: nació el mito del “Tenerife milagro”, acompañado incluso de pegatinas con los escudos y el lema "Amigos para siempre".
De un lado, pesadilla; del otro, gesta. Así quedaron fijados esos encuentros en la memoria colectiva del fútbol español.
Entre cariño y espina
Pese a todo, Casillas quiso matizar sus palabras. Reconoció que siente un profundo respeto por la isla y por su belleza. “Dentro de lo que es una ciudad maravillosa y unas islas preciosas”, subrayó. El problema, aclaró, es que el fútbol crea símbolos propios, y para toda una generación de madridistas, Tenerife se convirtió en sinónimo de amargura.
Treinta años después, el eco de aquellas ligas perdidas sigue presente. Para Casillas, Tenerife quedó marcado en rojo en el calendario de su infancia. Lo recuerda como un aprendizaje cruel, una de esas pruebas que forjan la identidad del aficionado antes incluso de pisar un estadio como jugador.