Veinte años después el proyecto del tren del sur de Tenerife sigue en el limbo

La apuesta del Cabildo de Gran Canaria por el tren es decidida en contraste con la situación actual que se produce en la corporación tinerfeña

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Imagen del proyecto de tren del sur de Tenerife./ Cedida
Imagen del proyecto de tren del sur de Tenerife./ Cedida

Esta semana salió a exposición pública el estudio de impacto ambiental del proyecto del tren de Gran Canaria, una infraestructura que el Cabildo insular pretende instaurar en la isla a partir de 2027.

La apuesta de la corporación grancanaria por el tren es decidida, como confirmó recientemente a Atlántico Hoy su presidente Antonio Morales (Nueva Canarias). Esto contrasta con la posición del gobierno insular de Tenerife dirigido por Pedro Martín (PSOE), que el pasado febrero dio un nuevo carpetazo al expediente después de que Enrique Arriaga (Ciudadanos), a la postre vicepresidente de la institución y consejero de Carreteras y Movilidad, planteará una moción para incluir el proyecto en la red ferroviaria de interés general de España, con el objetivo de impulsar de nuevo un proyecto que lleva más de veinte años de trabajos preliminares.

Historia

El Cabildo de Tenerife contrató la redacción del anteproyecto del tren del Sur en 2001, bajo el mandato del nacionalista Ricardo Melchior. En 2012 se terminó el estudio de impacto ambiental y en 2015 se aprobó el plan territorial para impulsar la infraestructura.

El entonces presidente insular, Carlos Alonso (también de Coalición Canaria) anunció aquel año que se actuaría por fases para su construcción, que comenzaría en 2016, pero la falta de financiación y consenso político dinamitó esas perspectivas. En aquel tiempo Alonso señaló al Estado como el responsable de que no hubiese fondos para impulsar la obra.

El Ministerio de Fomento destinó en 2009 cinco millones de euros para redacción de proyectos, pero la crisis de las subprime produjo una contracción de la economía que hizo que se paralizaran numerosas iniciativas entre las que se encontraba el tren del sur.

Un año más tarde, en 2017, Metrotenerife sacó a concurso la redacción de los proyectos de los tramos necesarios para completar la plataforma del tren del sur y del intercambiador del aeropuerto Tenerife Sur por 3,2 millones de euros, y reactivó los contratos de redacción de los tramos restantes. Ese mismo año Fomento financió al 100% la de redacción de los proyectos por 2,8 millones.

Ya en 2018 el cabildo acordó destinar otros dos millones para la compra de suelo. El entonces gerente de la empresa gestora del tranvía de Tenerife, Andrés Muñoz, dijo en su momento que los cinco millones de los PGE destinados a la red ferroviaria de la isla permitiría finalizar la redacción de proyectos y destinar esa parte para la adquisición de terrenos.

Recientemente

El presidente de la corporación, el socialista Pedro Martín, admitió en enero de este año que el proyecto supone “un dineral” (las previsiones es que suponga un desembolso de entre 2.200 y 2.500 millones de euros) y que por ello descartaba iniciarlo en este mandato. Para la oposición, sin embargo, el problema estaba en la frontal oposición de Sí Podemos, que en aquel entonces apoyaba externamente a Martín tras la moción de censura realizada a Carlos Alonso a principios de la legislatura.

Por su parte Ciudadanos, socio del PSOE en el gobierno insular, en la figura de Enrique Arriaga, consejero de Carreteras del Cabildo, ha sido el más proactivo en este tiempo para impulsar la infraestructura. Suya fue la moción para incluir el proyecto del tren del sur en la red  ferroviaria de interés general, lo cual generó un conflicto que llevó a Podemos a amenazar con retirar su apoyo al Ejecutivo. Finalmente Arriaga desistió y retiró dicha moción.

La oposición formada por CC y Partido Popular ofreció entonces su apoyo a socialistas y naranjas para que no retirase la moción. Martín arguyó que no se sabía quién iba a pagar la factura, que todo no lo podría poner la Unión Europea y que el proyecto genera “muchas incógnitas”. Pese a ello, dentro de su propia formación hubo voces discordantes, como la del consejero de Obras Públicas, Chano Franquis, quien aseguró en una entrevista en COPE Canarias que “no se debería renunciar a estas alternativas a medio plazo” ya que Tenerife “no puede consumir más territorio”.

También del PSOE son varios los alcaldes que han mostrado su disconformidad con el proyecto, como es el caso de Mari Brito, regidora de Candelaria y presidente de la Federación Canaria de Municipios (FECAM) o José Julián Mena, primer edil de Arona.

Tráfico y movilidad

Según las estimaciones de Metrotenerife en 2020, el corredor sur de la isla soporta al día 700.000 desplazamientos en una sola jornada laboral. Hay que recordar que Tenerife tiene uno de los ratios de coches por habitante más altos del mundo con 531.570 turismos, como reflejan los datos del ISTAC, lo que supone el 43% de todos los coches que hay en Canarias. Todo ello con poco más de 1.500 kilómetros de carretera.

La construcción del tren del sur supondría un trayecto de 39 minutos desde Santa Cruz a Costa Adeje, 9 de la capital a Candelaria, 7 desde Los Cristianos al aeropuerto Reina Sofía. Su velocidad punta sería de 220 km/h.

Las previsiones apuntan a que diariamente ofrecería servicio a 67.000 pasajeros al dia, ya que cada tren tendría capacidad para acoger a 450 personas. Sus frecuencias en hora punta serían cada 15 minutos.

El principal problema sería, como dijo Andrés Muñoz en el Ciclo Movilidad, Transporte y Descarbonización, organizado el pasado año por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, que la zona de servidumbre de ambas infraestructuras (tren y autopista) supone condenar una franja de 200 metros de ancho.

Inversión de 2.200 millones

Se prevé que el coste total de la infraestructura ferroviaria alcance los 2.200 millones, de los que se han gastado ya 25 en estudios preliminares, para atender una demanda de 17,6 millones de pasajeros al año. Su trazado tendría una longitud de 80 kilómetros divididos en siete paradas (hasta once si se plantearan ampliaciones) con un espacio para talleres y cocheras situado en Fasnia.

En este emplazamiento se ubicaría un parque eólico de 33 megavatios para proporcionar energía 100% limpia que lo convertiría en un tren impulsado completamente por renovables. Tambien habría paneles fotovoltaicos en los aparcamientos exteriores de cada una de los intercambiadores proyectados.

Otro punto importante es la inclusión de una galería de servicios para dar cabida a otras infraestructuras como fibra óptica, tuberías o cables de alta tensión, lo que permitiría la desinstalación de las torres que acompañan en gran parte del trayecto de la autopista.

Listo para empezar

El 62% del proyecto se realizaría en superficie, lo más cercano posible a la autopista, con más de 8 km de viaducto proyectados y 22 km de túneles, con soterramiento en varias zonas como Santa Cruz, la montaña de Guaza o Los Cristianos.

Cada intercambiador dispondrá de aparcamientos para todo tipo de vehículos, paradas de taxis y dársenas para guaguas con el fin de establecer una comunicación integral de transporte público con todas las comarcas del sur.

Esta ingente obra tiene otra contrapartida, la expropiación de terrenos para lo que habría que destinarse 94 millones para las más de 700 propiedades afectadas.

Con un plazo de ejecución de seis años, en la actualidad los proyectos están redactados y listos para llevarse a cabo... o no.