En pleno verano y con temperaturas propias de la estación, incluso con alguna ola de calor que atravesamos, casi todos nos refugiamos al albor del aire acondicionado, de las comidas veraniegas y las bebidas fresquitas, sin obviar duchas que atemperan el organismo y libran del sudor, el disfrute refrescante de piscinas y la orilla del mar, en playas masificadas de bañistas y “constructores” de castillos de arena.
En cualquier caso, el verano no es igual para todos. Basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar la presencia, cada vez mayor, de personas que viven a pie de calle, soportando las olas de calor sin un triste ventilador o una botella de agua fría. En ocasiones, ni siquiera con un lugar digno y a la sombra.
Riesgos
Sin lugar a dudas, para una persona sin techo, a veces ocupando infraviviendas, el invierno puede ser terrorífico, soportando frío y humedad. Además de lo que puede significar estar expuesto a una lluvia constante que deteriore sus pertenencias.
Pero las altas temperaturas también representan un grave peligro para estas personas, quienes son más vulnerables a sufrir golpes de calor, deshidratación y otras enfermedades relacionadas con el calor debido a la falta de acceso a refugio adecuado.
Las estaciones del sinhogarismo
“Desgraciadamente, estas personas están acostumbradas a las altas temperaturas de la calle, incluso lo soportan más que el invierno porque, con las lluvias, se les mojan las cosas llegando a perder todos sus enseres, como les ha pasado a personas que encuentran refugio en los barrancos”, comenta a Atlántico Hoy, Tersi Castro, coordinadora de Unidades Móviles de Atención en Calle para personas sin hogar (UMAC), de Cáritas Tenerife.
Lo que está claro es que la vida en la calle es bastante problemática en cualquier estación del año. “Conozco algunos casos bastante complicados, entre otras cosas porque no tienen sombra”, comentando las circunstancias de personas que se “alojan” en infraviviendas del sur de Tenerife.
Ni agua ni fresco
La sombra no está al alcance de todas las personas en situación de sinhogarismo, sobre todo en las horas centrales del día. Por otro lado, los municipios con mayor presencia de personas en la calle carecen de fuentes de agua para el consumo y de refugios climáticos.
Las fuentes que podrían aliviar la sed “las han cerrado todas”, comenta Castro, añadiendo que un refugio climático sería de gran ayuda ante las altas temperaturas, “pero no hay ninguno”, lo que expone a estas personas a sufrir golpes de calor.
Bonos para agua
Desde Cáritas provincial de Tenerife, teniendo en cuenta una necesidad tan básica como la de beber agua para mantener el organismo hidratado, reparten bonos para que puedan adquirir botellas de agua en una cadena de supermercados.
Por otro lado, tampoco los municipios cuentan con recursos (duchas públicas, por ejemplo) que sirvan a esta parte de la ciudadanía para refrescarse y aliviar los efectos del sudor, “pero sí que contamos con centros de día donde pueden acceder para este fin, previa petición”.
Recursos
“Un recurso para refrescarse como tal no existe, pero cuentan con un Centro de Día en La Palma y el Centro de Baja exigencia, en Santa Cruz, donde acceden previa solicitud de plaza y donde pueden comer y ducharse. En el caso de Santa Cruz también pernoctar, pero en este último hay lista de espera”, expone.
Otro recurso con el que cuentan los vecinos del sur que viven a pie de calle, se encuentra en la zona de El Fraile y es un Centro de Día, bajo la responsabilidad de Cruz Roja. En la zona del norte tinerfeño, en el Puerto de la Cruz, está habilitado otro de estos centros. En lo que se refiere a la capital de la Isla, la Unidad Móvil de Acercamiento (UMA), atiende a las personas en situación de calle.
Otras personas han encontrado refugio ante la adversidad, haga frío o calor, en algunos templos que permanecen abiertos y les sirven de “refugio climático”.
