Calamaro es un acto fe

El artista argentino, que al final del concierto coló en varias ocasiones "que te vote Txapote", pasó por Tenerife con urgencia, a todo gas, con la cadena suelta, sin dar tregua, con un repertorio indestructible

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Un concierto de Calamaro —en la imagen, durante un recital suyo— es un acto de fe. / MARCIAL GUILLÉN-EFE
Un concierto de Calamaro —en la imagen, durante un recital suyo— es un acto de fe. / MARCIAL GUILLÉN-EFE

Ir a un recital de Andrés Calamaro, como el que ofreció la noche del sábado en Tenerife, es como acudir a un acto de fe: el artista está para gustar y ofender, para ofrecer en ceremonia el don que lo convierte en un ser especial —el del tipo que lo ha vivido todo para escribirlo todo y cantarlo todo; el del tipo que no se puede medir como se cronometra el tiempo corriente—, y el hombre ante el escenario, presente en la pista o la platea, lo acepta previa y libremente. No hay más. 

Pasó Calamaro por Tenerife, dentro del Festival Mar Abiertocon urgencia, a todo gas, con la cadena suelta, sin dar tregua y sin hacer rehenes, con un repertorio indestructible. Si a un artista se le juzga por cómo sobreviven sus canciones al paso del tiempo, entonces él es uno de los más grandes de la música en español de siempre. Temas como Me arde, Loco, Estadio Azteca, Para no olvidar, El Salmón, Alta Suciedad, Maradona, Mi enfermedad, Dulce condena, Sin documentos, Flaca o Paloma forman parte de nuestro imaginario colectivo, son patrimonio de nuestra cultura, nos dibujan delante de nuestras narices la vida —la consumida y la que vendrá—, con corazones rotos, noches de excesos, días de gloria, y a Calamaro lo convierten en eterno. Y no es un cuento chino. Todo eso respiró en Tenerife.

A los ojos

Se había consumido un cuarto de hora de las nueve de la noche cuando, tras sonar The Thrill Is Gone de BB King, Calamaro se asomó por el escenario escoltado por su banda —con garbo, como si fuesen hombres de Avon Barksdale y Stringer Bell en busca de Omar Little por las calles de Baltimore—. Vestido de negro, con gafas de sol y pañuelo colgado del bolsillo trasero del pantalón, a la tercera canción —ya con el pañuelo anudado en la cabeza como si fuese un kamikaze japonés— tenía dando botes al respetable: sonaba A los ojos —tras arrancar con Output Input y Cuando no estás— y el público presente se dejó llevar por las emociones de tiempos pasados y las promesas de la noche que apenas había comenzado.

Calamaro, junto a su banda. / MARCIAL GUILLÉN-EFE
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No se permitió Calamaro muchas charlas con el público. Se precipitó sin armisticios ni suspense por un inventario de canciones —interpretó 22 temas en casi dos horas de recital— que, por momentos, convirtió el pabellón Santiago Martín en una pista de baile —con un toque funky en la mezcolanza de La parte de adelante, Loco y Huracán—, un boliche cordobés —al ritmo de cumbia con Tuyo siempre—, una grada de un campo de fútbol —al recibir una camiseta de Independiente y al señalar una bandera argentina con el rostro de Maradona mientras cantaba "me aplastó ver al gigante" en Estadio Azteca— o cualquier garito de este país en los años 90 —al revolver de un tirón Mi enfermedad, Todavía, Te quiero Igual y Dulce Condena—.

Rock

Calamaro y su banda se movieron con acierto entre diferentes géneros. Marcaron bien el tiempo cuando tocaba bajar revoluciones —con My Mafia o Los aviones— e incendiaron la noche cuando descifraron del tirón y en clave de rock puro All you need is pop —“Ella dijo que te vaya bien / quiso decir que te vaya mal”—, El Salmón —con detalles del Smoke on the Water de Deep Purple— y Alta Suciedad —al igual que a Prince con The New Power Generation, el ruido le sienta bien a Calamaro—.

La traca final se proyectó sobre cinco clásicos: Sin documentos, Flaca —con guiños finales a Layla de Clapton—, Paloma, Crímenes perfectos y Los chicos, un colofón en el que Calamaro coló en varias ocasiones la consigna que ha agitado este país durante las últimas semanas: "Que te vote Txapote"  —¿o fue que te vote Truman Capote?—. La mención generó más de un coitus interruptus y no sentó bien a parte del público, que se encabronó un poco más cuando el artista, en la despedida, lució un capote mientras sonaba un pasadoble que acompaña el paseíllo de los toreros. 

Provocar y protestar, un lujo que tenemos en este país y algunos no valoran. A veces, la gente no entiende de fe. Y uno, en un concierto de Calamaro, se entrega a él, se abandona, queda en sus manos para desperezarse de su habitual ritual. No hay más.

Setlist de Calamaro en Tenerife (22 de junio de 2023), concierto que forma parte del programa del Festival Mar Abierto

  1. Output Input
  2. Cuando no estás
  3. A los ojos
  4. Verdades afiladas
  5. Me arde
  6. Rehenes
  7. La parte de adelante / Loco / Huracán
  8. My Mafia
  9. Estadio Azteca
  10. Los aviones
  11. Para no olvidar
  12. All You Need Is Pop
  13. El salmón
  14. Alta suciedad
  15. Maradona
  16. Tuyo siempre
  17. Mi enfermedad / Todavía / Te quiero igual / Dulce condena
  18. Sin documentos
  19. Flaca
  20. Paloma
  21. Crímenes perfectos
  22. Los chicos