Daniela Krien

Daniela Krien es un hallazgo, una de esas esperanzas que aparecen para demostrar que la literatura sigue siendo la única puerta de salida cuando no hay otras puertas más allá del enigma de la existencia

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El fuego, de Daniela Kien, lo edita en España  Vegueta Ediciones con una magnífica traducción de Isabel García Adánez
El fuego, de Daniela Kien, lo edita en España Vegueta Ediciones con una magnífica traducción de Isabel García Adánez

No es el amor una materia fácil de escribir y, sin embargo, junto con la muerte, es la materia de la que se nutre la ficción literaria, muchas veces como un punto ciego, que aparentemente no vemos; pero casi siempre, como trasunto de quien escribe, suele estar presente esa necesidad de entender las querencias, el esplendor y el ocaso de las pasiones, la cotidianeidad del deseo y todo lo que acontece cuando nuestra vida se cimenta también en la vida de quienes queremos.
Estos días he terminado una novela que habla del amor, de las relaciones, tanto de las de muchos años como de las que empiezan, y me ha sorprendido la capacidad de quien lo escribe para hilar, con mano sabia, la trama y los distintos cruces de caminos que acontecen en la historia.

El libro se titula El fuego y lo escribe Daniela Krien. En España lo edita Vegueta Ediciones con una magnífica traducción de Isabel García Adánez. Daniela Krien nació en 1975, ese es un dato que me ha sorprendido por su madurez vital y por lo bien que cuenta el paso del tiempo y de la vida por los amores. Eso quiere decir que es una escritora que ha leído, ha observado, ha escuchado y ha vivido intensamente para luego ser capaz de convertir una ficción en materia creíble, con el amor como telón de fondo; pero también con la realidad política de los últimos años en Alemania, sobre todo tras la unificación de esos dos mundos tan distintos que, de repente, se vieron conviviendo una misma realidad social y política. 

La novela empieza con un intento de dos personas por salvar una pareja en un retiro en el campo. Tras mucho tiempo preparando ese viaje, la casa rural que tenían alquilada se quema de la noche a la mañana y ese último intento se queda sin espacio para ser salvado lejos de la ciudad que ha ido minando la pasión y la convivencia. De repente, alguien cercano a la mujer tiene un accidente y le pide que si puede acudir a una granja a cuidar a una cigüeña, a una yegua, a un gato sin una oreja y a toda clase de aves de corral. La pareja se muda a ese lugar cambiando sus planes. Luego llegan sus dos hijos con sus vidas y sus amores, y los nietos, y aparece la realidad de ellos, la universidad en la que él da clases y la consulta de psicología desde la que ella se asoma al alma y a la mente de la sociedad que habita. En medio de todo eso que se cuenta, también hay una sutileza sabia a la hora de ir engarzando las historias y acercando lo cotidiano desde diálogos creíbles y desde situaciones que nunca son forzadas para salvar la trama. Cerca de esa casa a la que se retiran los personajes de la novela hay un lago en el que cada uno de ellos va buscando su espejo entre las aguas y la soledad de la orilla en la que siempre estamos los humanos desde que nos despertamos. El fuego es una novela que tiene mucho de ensayo, de entendimiento de la vida y del amor, desde una narración, a veces poética, pero casi siempre descriptiva y profunda, adentrándose en los detalles, dejándonos pistas para que seamos los lectores los que tratemos de buscar las respuestas, si es que hay respuestas, al misterio del amor. Daniela Krien es un hallazgo, una de esas esperanzas que aparecen para demostrar que la literatura sigue siendo la única puerta de salida cuando no hay otras puertas más allá del enigma de la existencia.