Ensaladilla, lustrosa composición aliada de las terrazas

Socorrida como pocos platos y antojo cremoso para salir del paso; delicia impenitente a pesar de la humildad en concepto culinario.

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Antojo rico y resultón, urgencia en bares, mito de tascas, amante perfecta de la caña o el vinito, "envidia" y blanco de miradas en chiringuitos y playas o de salidas campestres. A pesar de la popularidad de la ensaladilla en España, y aunque suene a broma, se puede decir que su origen es realmente ruso.Fue inventada en los años 1860 por Lucien Olivier, chef del restaurante Hermitage, uno de los más conocidos de Moscú que pronto haría de este plato su seña de identidad.En su confección, cada maestrillo tiene su librillo y en el recuerdo queda aquella de La Retama, al lado de la plaza Militar de Santa Cruz, con su pieza magra de caballa y la aceituna grandota. 

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Por esos rincones de Canarias también se estima como media ración u ofrecida como aperitivo, fría (nevera o refrigerador) en un plato adornado con aceitunas (tanto verdes como negras), pimientos de piquillo en tiras sobre los extremos, huevo duro picado y espárragos.
Cabe recordar que la versión original se servía fría y llevaba una especie de vinagreta, y es por esta razón por la que esta receta la denominan en otros países como ensalada Olivier, en honor a su inventor. Los ingredientes que empleaba la receta original caros (por ejemplo empleaba carne de venado), y su composición, así como su preparación, eran un secreto oculto. Cuando el Hermitage cerró en 1905 la receta se perdió.