Casa vez son más y mejores los medios para realizar fotos. Sin ir más lejos, los mismos móviles han evolucionado de tal forma que una de las características que más tienen en cuenta los consumidores es la de que capten imágenes de gran nitidez, efecto y todo lo que tenga que ver con la excelencia de los píxeles.
El fotógrafo profesional Eduardo Gorostiza tiene previsto desarrollar un taller teórico-práctico especializado los días 11-12 de noviembre en el que aplicará las técnicas idóneas (con cámara fotográfica y no con móvil) en las que la creatividad estará muy presente.
Está claro que, junto al auge de las redes sociales, la fotografía gastronómica tienen mucho éxito. Muchísimo éxito y es una fórmula de “exhibir” ante los demás dónde, qué e incluso cómo estamos comiendo en esos instantes. Una cosa es este recurso y otra la utilización de la imagen en la vertiente profesional, como en el caso de los periodistas especializados (que es mi caso).

Gorostiza ha profundizado en este campo hasta llegar a tocar restaurantes que demanden contenidos visuales en medios y redes sociales que lleven implícito un plus que plasme sus conceptos culinarios. “Que la comida entre por los ojos”, asevera el fotógrafo profesional, que representa esa particularidad en la búsqueda de la reproducción culinaria más cercana al arte.

Eduardo Gorostiza | AH
“No sabría decir o definir cuál es mi estilo en la fotografía gastronómica”, apostilla. “Si veo mis fotos pues sí hay un patrón, por ejemplo la simetría, que parezcan figuras geométricas; casi puedo decir que ese estilo radica en la comunión con el cocinero: antes de disparar fotos quiero saber de su historia (la tierra, el producto,…). No es lo mismo una imagen de Juan Carlos Padrón que de otro jefe de cocina o del repostero Alexis García, así que más que algo que ha reflejado Gorostiza es lo que son estos intérpretes de la cocina y la repostería”.
“Nos debíamos inspirar en tres ideas del postre –con el que Alexis se llevó el Premio Revelación de Pastelería-. Mar de nubes, malpaís y la castaña que refleja el monte canario eran los pivotes y aquello era todo un reto y una responsabilidad enorme; salió muy bien y cuando le presentamos el vídeo allí se vio innovación, tradición, transgresión,…”.
Acerca del móvil, otra vez cuestión recurrente, Edu Gorostiza subraya nuevamente “que las redes sociales tienen sus cosa buena y mala, así como los que con el móvil siguen la cultura foodie; pero una foto de un móvil no puede sostener un argumento publicitario; ahí radica el restaurador que quiere un plus y es válido que se tomen imágenes del día a día con frescura, en la cocina, o tal plato, pero no servirá para un móvil en mano siguen lacartel de unas jornadas gastronómicas”.

Eduardo Gorostiza atrapa universos dinámicos entre jefes de cocina punteros de la cocina como Jorge Bosch. De los ensayos con las formas dulces al gran salto mediante la complicidad con uno de los jefes de cocina que mejor optimizan y defienden el producto canario en el feudo de La Bola.
“¿Cómo no tomarme la misma dedicación en mi labor que la del cocinero en la confección de su receta? Fue una revelación y la puse en práctica también con las sesiones de las piezas que en su día presentó Adrián Bosch en el certamen Mejor Cocinero del Año, en Barcelona”.
Sobre el tipo de encuadres, Gorostiza confiesa que le convence y le gusta mucho el plano cenital. “De esta manera puedo desarrollar todo y puedo llevar a mis trabajos esa característica de simetría, esa ‘matemática’ de aires a ambos lados y eso me maravilla”. En cuanto a recursos, resalta que siempre hay que renunciar a algo por imperativos de la propia vajilla, la volumetría y depende de lo que se busque en relación con las condiciones de luz.

Gorostiza ha evolucionado no sólo en emplatados sino también en ingredientes desde sus orígenes y en su pureza, texturas y volúmenes. Una papa de color casi con aspecto de meteorito; secciones, rugosidades, el goteo fresco del corte de un limón, un tomate en vista cenital, granos de arroz…
