El Cabildo de Tenerife ya ha iniciado el proceso para declarar como Bien de Interés Cultural el conocido como Monumento a Franco, situado en Santa Cruz de Tenerife. El procedimiento está actualmente en exposición pública para la presentación de alegaciones, pero la decisión final de si se protege o no se hará esperar, en concreto hasta finales de 2026.
Todo el procedimiento surge después de que la Asociación para la Investigación y Protección del Patrimonio San Miguel Arcángel denunciara a la institución insular por negarse a incoar el expediente cuando el socialista Pedro Martín presidía la institución. El 28 de junio de 2024 se dictó sentencia a favor de la asociación y en septiembre se insta a la institución a iniciar el procedimiento.
Corre el reloj
Así se hizo. El Cabildo de Tenerife incoó el expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural del monumento el 24 de septiembre de 2024. En ese momento, comenzó a correr el reloj para la protección o no del monumento.
Según la ley de Patrimonio Cultural de Canarias el “procedimiento para la declaración de bien de interés cultural deberá resolverse y notificarse en el plazo máximo de 24 meses desde el inicio del procedimiento, sin perjuicio del plazo de suspensión del procedimiento previsto en la legislación de procedimiento administrativo común”.

Esto implica que el plazo máximo con el que cuenta la administración ahora será septiembre de 2026 para tomar una decisión de protección o no. En el caso de que se cumpla el plazo sin resolución “expresa” el procedimiento se dará por caducado. Si finalmente se opta por la protección de la escultura, se hará mediante decreto del Gobierno de Canarias, previo informe favorable del Consejo del Patrimonio Cultural de Canarias, tal y como establece la ley.
Falta de valores artísticos
Sobre la mesa ahora hay una división entre la protección o no del monumento. Por la parte de la no protección está la Universidad de La Laguna y el organismo de museos de Tenerife. El informe presentado por la universidad hace todo un recorrido por la falta de valores artísticos relevantes en la obra del escultor Juan de Ávalos.
Para la universidad el carácter “artísticamente anacrónico (no propio de su época)” de Ávalos es una de las razones que “impiden considerar su trabajo, dentro de los criterios de valorización del arte contemporáneo referidos aquí con anterioridad, como portador de valores artísticos de excepción”.
Anacrónico
Es decir, lo que argumentan es que la obra de Ávalos se sitúa en un contexto artístico del expresionismo abstracto, Pop Art, Nouveau Réalisme, el Minimal y otras producciones neovanguardistas, mientras que su arte “se desarrollaba en un estilo marcado por un academicismo atravesado por influencias del Romanticismo y del realismo”.
Esta “irrelevancia artística” es lo que le lleva a tener una presencia “nula en las instituciones de primer orden”. Toda esta valoración de la obra en general de Ávalos la trasladan al conocido como monumento a Franco.
El significado importa
“En su realización no existe ningún alarde procedimental que, por sus aspectos innovadores o por la excelencia de su ejecución, pudiera significar a la obra como portadora de valores artísticos excepcionales”, argumenta la universidad.
Asimismo, apuntan que los valores artísticos de una obra no se pueden disociar del propósito o significado de la misma ya que “los aspectos técnicos y formales están al servicio del significado de la obra”. Por todo ello consideran que la escultura no posee valores artísticos excepcionales a proteger.
Por su parte, el informe de Museos de Tenerife se centra en la relación de la escultura con la significación franquista, contraargumentando con hemeroteca que la escultura en su conjunto sí hace alusión al golpe de estado fraguado por Franco.
Monumentalidad como argumento
En contraposición, el informe de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel de Arcangel relata principalmente la biografía de Juan de Ávalos y la historia del monumento. Su argumento para la protección se basa en la “monumentalidad” de la obra “mostrándose como un potente elemento visual en la escenografía urbana al situarse, como se ha indicado, en la confluencia de dos arterias vertebrales de la moderna ciudad de Santa Cruz”.
También añaden que “según un informe del área de escultura de la Facultad de Bellas Artes, a nivel docente, la escultura puede considerarse un buen ejemplo para explicar aspectos formales propios de la composición tridimensional”, aunque ya el propio informe de la universidad rechaza su valor artístico.
Un cuarto informe de la Real Academia de Extremadura de las Letras y de las Artes valora que por “la calidad de la obra”, por el “lugar que ocupa en el contexto de la obra del escultor” y por ser “un elocuente testimonio de un periodo histórico artístico” se debe proteger el monumento.
El Colegio Oficial de Arquitectos también remitió un informe, aunque fue para descartar entrar en valoraciones acerca de la escultura. Con estos argumentos sobre la mesa, más los que se pongan en conocimiento a raíz de la exposición pública el Gobierno de Canarias deberá tomar la protección de si se protege o no el monumento.



