La cantante Valeria Castro presenta su nuevo álbum 'El cuerpo después de todo' / AH
La cantante Valeria Castro presenta su nuevo álbum 'El cuerpo después de todo' / AH

Valeria Castro: “Me ilusiona ser valiente para poner en palabras lo que antes no me atrevía”

La cantautora presenta su nuevo disco 'El cuerpo después de todo', en el que muestra una madurez artística y personal para abordar un tema que toca a muchas personas, sobre todo a las mujeres

ariadna

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Hablar con Valeria Castro se siente como escuchar su música, un abrazo. Y aunque sea a través de una llamada, su sonrisa se contagia al otro lado del altavoz. La cantautora, que ha vivido en el último par de años un avance en su carrera convirtiéndose en una de las artistas más relevantes del nuevo panorama musical, con dos nominaciones a los Goya y a los Latin Grammy, presenta su último disco ‘El cuerpo después de todo’. 

En este nuevo álbum, muestra un lado más personal a través de un tema universal como la relación con el cuerpo y, sobre todo, más vulnerable, un sentimiento que la caracteriza hasta el punto de confesar que “mi vicio es llorar” y que cuando empieza, no puede parar, como le ocurrió leyendo ‘Han cantado bingo’ — libro de la autora canaria Lana Corujo — con el que “he llorado más que en toda mi vida”. 

La artista palmera actuará los próximos 5 y 6 de abril en el Auditorio Alfredo Kraus, en Las Palmas de Gran Canaria, y el 14 de junio en el Auditorio de Tenerife Adán Martín

El segundo disco

[Pregunta] ¿Cómo está siendo todo el proceso de la publicación de un segundo disco? 

[Respuesta] La palabra es bonita y muy ilusionante. Hay una parte de empezar a sentir como que parece ser que puedo seguir haciendo esto como modo de vida, cantar mis canciones y contarle a la gente lo que me ocurre. Es algo bonito reconocerme en un inicio, porque un segundo disco todavía lo es, pero de otra manera. No ya con ese salto al vacío que supone el primer álbum, sino con una sensación distinta. No sabes cuánta agua hay en la piscina, pero al menos sabes que ya has saltado antes. Me siento con un poquito más de coraje y valentía. 

¿Es esa valentía la que te ha llevado a abordar un tema más profundo en este nuevo álbum?

Sí, es la misma que me ha llevado a escribir estas canciones. Son temas que en un primer disco no me atreví a contar: miedos y vulnerabilidades que, aunque siempre he defendido, no siempre me he atrevido a exponer. Hay un reflejo en este disco de mis vivencias de los últimos años y también de esa enemistad con el espejo que muchas personas, sobre todo mujeres, experimentan. Me ilusiona haber sido lo suficientemente valiente para ponerlo en palabras y abrazar a quienes se sientan identificadas.

La presión estética

¿Y de dónde surge esa necesidad de abordarlo ahora?

Este disco ha sido una cosa muy visceral y muy orgánica. Fue algo que fue surgiendo. Primero, el cuerpo aparecía de forma metafórica en mis letras, pero luego me di cuenta de toda la importancia que tenía. Han sido unos años intensos, donde al final del día me quedaba yo sola conmigo misma, con mis pensamientos y con mi cuerpo que lo somatizaba todo. Me di cuenta de que los nudos en la garganta eran algo físico, de cómo las emociones encuentran siempre una forma de reflejarse en el cuerpo. Y también me vi frente al espejo y pensé: "Hay una enemiga aquí dentro de la que no he hablado mucho". Y si seguía ignorándola, iba a terminar ocupando toda la habitación.

Escribir sobre esto fue una manera de no dejar que me consumiera. Al final, creo que muchas nos sentimos así, porque esto no es algo individual, sino estructural. Nos han enseñado a pensar de cierta manera sobre nuestro propio cuerpo. Me sentía con la necesidad de ponerle palabras a eso, de recordar que no es algo propio ni personal, sino social. Y que si lo entendemos así, podemos empezar a salvarnos juntas.

La relación con el cuerpo, ¿cómo se gestiona siendo una figura mediática en la televisión, alfombras rojas…?

Eso es lo peor que llevo, la verdad. Hay una parte de este disco que habla directamente del cuerpo físico, y creo que estos años de exposición han evidenciado muchas cosas para mí. Aparecer en alfombras rojas sigue siendo extraño. Esos "francotiradores" con cámaras delante de ti... es surrealista. Pero también me di cuenta de que la presión no venía de ahí, sino de algo que ya traía conmigo desde antes: la presión estética, la comparación constante.

Siendo honesta, no siempre me veo con amabilidad en esos espacios. Pero intento recordarme que esto no es algo solo mío. Que nos pasa a muchas. Eso me ayuda a verlo desde una perspectiva más colectiva, a no sentirme tan sola en esto. 

La vulnerabilidad

En un vídeo en Tiktok bromeabas sobre que haces canciones para dejar de llorar y lloras el doble. ¿Cómo es mostrarse vulnerable ante este mundo? ¿Las canciones son una manera de canalizar todas estas emociones? 

A mí me pasa que la vulnerabilidad brota sola sin remordimientos porque es algo propio de mí. No puedo pararlo. Cada persona tiene su vicio y el mío parece ser que es llorar. A veces cuándo lloro, por ejemplo, en las actuaciones, se viene algún pensamiento malo como “madre mía, ¿qué estás haciendo con tu vida llorando aquí?”, pero hay una belleza implícita en poder sentir. Para mí hay una reflexión que es la de la dignidad del sentimiento. Lo que tú estés sintiendo no lo define el ojo ajeno. Que te salga llorar es completamente digno. No se puede negar esa sensación ni opinar acerca de ello, como tampoco se puede opinar de los cuerpos. 

Y con el no parar, conciertos, grabaciones... ¿Cómo llevas estar alejada de casa?

Hay una parte evidentemente dolorosa. Me recuerda una frase de una de mis canciones: "¿Cómo no le va a afectar que la rodee tanta distancia?". Pero intento encontrar maneras de acercarme. Llevar un queso de almendra a La Revuelta es mi manera de sentirme cerca, como nombrar a mi abuela Micaela. Mi psicóloga me decía: "No están presentes, pero los llevas dentro". Llevar por bandera mi tierra ha sido un chaleco antibalas para saberme más cerca de lo que me hace sentir bien, la gente que me quiere. 

La tierra como bandera

Canarias se ha puesto en el mapa de la música en los últimos años dentro del género urbano. ¿Cómo valoras tu conexión con la gente joven abrazando el folclore al ser cantautora?

Siempre he pensado que hay espacio para todo, y eso es maravilloso. Me parece precioso que coexistan distintos géneros. Yo sigo valorando cada persona que me escucha, cada butaca ocupada en un concierto. Y de repente hay dos completos en el Auditorio Alfredo Kraus. Intento no hacer comparaciones porque la realidad es que la escena artística canaria, no solo la musical, es alucinante ahora mismo. Hay muchas mujeres que están escribiendo, como Andrea Abreu o Lana Corujo. El éxito no son los números, es que haya tanto canarios y canarias haciendo arte y comunicando llevando su tierra por bandera. Nos une el sentimiento de pertenencia. Creo que con eso nos tenemos que quedar. 

¿Qué le dirías a la Valeria de hace uno años sobre todo lo que estás viviendo ahora?

 A cada una le diría algo distinto. A la de 5 años, que disfrute del patio del colegio. A la que empezó a soñar con la música, que siempre lo haga desde la pasión. Y a la que dio los primeros pasos profesionales, que confíe en sí misma. Es una cosa que todavía sigo aprendiendo. Eso es lo más difícil, pero también lo más importante. Las canciones están impregnadas de ese autoboicot que traigo de serie, pero que poquito a poco voy sanando con terapia y contando la historia para que nos llegue de otra manera y saber que hay otra salida si seguimos en el caminito confiando en que somos capaces de hacerlo.