Con dificultades, con mejores épocas y con otras no tan halagüeñas. La lucha canaria, inequívoco símbolo de identidad, perdura para mantener viva una tradición que pasa de generación en generación. Técnica, fuerza y respeto se combinan en el terrero para erigirse en legado cultural común que une a las islas a la vez que ofrece un espectáculo digno de contemplarse. “La lucha canaria es mano al calzón y a la espalda, genio, destreza y valor y limpieza en la mirada”, resume de forma espléndida el mítico Himno a la lucha canaria de Los Sabandeños.
Ese universo tiene su estructura económica. Humilde si se quiere, sobre todo si se le compara con las disciplinas mayoritarias. Y con el continuado y perentorio respaldo de las administraciones públicas, que han entendido siempre que sin su compromiso financiero, la lucha estaría abocada a una presencia completamente residual en el panorama deportivo en las Islas, si no bordeando su desaparición.
El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes, destina unos 800.000 euros anuales, que gestiona la Federación Canaria de Lucha Canaria y con el que además de los gastos que demanda el día a día de la propia institución, se sostiene la competición regional. Fuera de esos fondos federativos, la Consejería también afronta los costes del personal que se ha incluido en los colegios para el fomento de la lucha canaria, y también de la formación del profesorado en lucha canaria, iniciativa esta última que arrancó en 2024. Como ocurre con todas las demás disciplinas, la lucha se beneficia igualmente de las subvenciones para desplazamientos a actividades deportivas.
Aumento de licencias
José Antonio Caballero preside la Federación Canaria. Fue elegido sin ningún otro candidato el pasado mes de septiembre, después de tres años al frente de una junta gestora que de forma interina se encargó de que la dirigencia de la lucha canaria no quedara vacía tras acumular cuantiosas deudas. Antes lideró la insular de Gran Canaria durante dos mandatos para un total de ocho años. “Sin llegar a la época dorada que nuestro deporte atravesó en los 90, creo que ahora mismo vivimos un buen momento. Existen 65 clubes y 3.100 deportistas federados, teniendo en cuenta que en solo dos años se ha aumentado el número de licencias en 1.200”, cuenta Caballero, cuyo cargo no es remunerado.

“Creo que la mejor manera, o casi la única, diría yo, para que la lucha mantenga su vigor como deporte, es que la gente más joven se enganche y se sume a la gran familia de la lucha canaria. Que cada vez estemos más presentes en los centros escolares es una gran noticia”, relata.
La Federación cuenta ahora mismo con unos cinco patrocinadores, Disa, Caixabank, Viajes Insular, Caja Siete y Cicar, sumando con esto unos 60.000 euros más a su presupuesto, que puede cifrarse en esos 860.000 pues, explica el presidente, “lo que se recibe de los clubes por las licencias federativas –unos 400.000 euros- se destina a pagar la mutua para la cobertura sanitaria, así que lo comido por lo servido”.
Federaciones insulares fuertes
Existe igualmente, menos en La Gomera, una federación insular en cada isla. Esto, junto a los problemas que ha arrastrado la Canaria y el apoyo decidido de los cabildos, hace que se dé una circunstancia que bien puede entenderse como anómala: algunas insulares, especialmente las de las islas mayores, cuentan con más recursos que la autonómica.
La Federación Insular de Lucha Canaria de Gran Canaria supera el millón de euros de presupuesto. El Cabildo aporta 297.000 euros para los gastos de gestión del ente, además de la dotación del Plan Integral de Impulso de Lucha Canaria de Gran Canaria, con el que se apoya a los clubes, incrementando la partida en más de un 70% con respecto al pasado ejercicio, al pasar de 420.000 a 739.260 euros.

La isla redonda cuenta con 18 clubes, y como relata Juan Antonio Coruña, secretario federativo, “se van dando pasos muy importantes, como por ejemplo que solo hubiera 4 equipos femeninos y ahora existan 29”. Coruña, al igual que todos los agentes inmersos en la lucha, afirma rotundamente que sin el apoyo público el panorama sería desolador, y recuerda que la Federación de la que forma parte “lleva 45 años organizando la Liga Cabildo de Gran Canaria. Se empezó haciendo eso y se ha ido creciendo hasta hoy, donde se cuenta con casi 1.500 licencias”.
La base
“Afortunadamente, instituciones como el Cabildo de Gran Canaria, tienen claro que no se puede mirar hacia arriba sin asegurar la base, y desde hace años ha invertido en ella como sustento de futuro”, opina Norberto González, periodista deportivo de Radio Nacional de España y amante y entendido de la lucha canaria, que presidió la Federación de Gran Canaria.
“La presencia de dinero público en nuestros juegos y deportes tradicionales se ha convertido en el principal motor de sustento en los tiempos que corren. Una situación que las instituciones canarias han entendido como fundamental para la supervivencia de la lucha canaria, ante la complejidad de poder competir con otros deportes con mayor presencia en los centros escolares y en los medios de comunicación. Pero también es cierto que habría que hacer una reflexión de los niveles económicos que algunas islas están promoviendo y que da una lectura irreal de nuestro principal deporte”, puntualiza.

En la brega
Aún contando con ese respaldo público, los clubes no lo tienen fácil. Al menos sus dirigentes, comprometidos en su mayoría por una cuestión sentimental, un amor a la lucha canaria y un compromiso para que las nuevas generaciones sigan viéndose atraídas por lo que sucede en la arena de los terreros. “Pese a los sinsabores”, mantiene Rayco Ramírez, presidente del Unión Gáldar. “Estoy de acuerdo en que la lucha está hoy en una buena situación, con presencia en los colegios y con buena asistencia de público en las luchadas. Pero hay que seguir mejorando, por ejemplo en la captación de patrocinios. En islas como La Palma o Fuerteventura, donde existen menos alternativas de otros deportes, la lucha es fuerte y las empresas locales se arriman más, pero en Tenerife y Gran Canaria resulta mucho más complicado despertar a la iniciativa privada”, narra un presidente que cuenta para su club con el apoyo de la marca Ybarra.
“En los últimos años se ha experimentado un desarrollo claro en cuanto a la preparación de los luchadores, atendiendo más a su nutrición y a su entrenamiento en general. Y eso redunda en un mejor espectáculo”, continúa Ramírez, que al ser preguntado por los salarios de los mejores deportistas, recuerda que la lucha canaria es un deporte “no profesional” y abogando porque se vayan dando pasos en la formalización y en la regularización dentro del mundillo. “Yo he sido uno de los primeros en manifestarme en esta línea, pero desde luego no es una cuestión sencilla en general”, concluye.
Volviendo al canto de Los Sabandeños, ese emblema del Archipiélago que es la lucha canaria deberá seguir bregando “dentro y fuera del terrero”.
