Cataluña dará un paso al frente este año y multiplicará por dos su tasa turística con el objetivo de destinar, al menos, un 25% de la recaudación para paliar los problemas de vivienda que padece la comunidad. Mientras, Canarias —con problemas muy parecidos— debate aún si debe cobrar un impuesto a los visitantes en el alojamiento.
El debate es complejo, pero Atlántico Hoy ha querido responder a una pregunta clara: ¿debe el Archipiélago llevar a cabo una medida similar? “Las Islas llevan estancadas en un paso anterior mucho tiempo”, afirma Víctor Jiménez Barreda, geógrafo y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
Objetivos finalistas
El experto se refiere a que en Cataluña han tomado una decisión meditada a lo largo de los últimos años, al mismo tiempo que Canarias ha estado debatiendo si implantar o no la tasa. Para él “es un sí rotundo” que buena parte del dinero que abonen los visitantes se utilicen para objetivos finalistas aunque no estén directamente relacionados con la actividad turística.
“Lo importante es la redistribución social y de rentas”, afirma. Añade que “aquello que se recaude, por ejemplo, en Maspalomas, puede ser llevado a otros municipios”. Jiménez Barreda resalta que es clave reflexionar cómo se gestionaría la tasa, teniendo en cuenta que en Cataluña es competencia de los ayuntamiento y de la Generalitat.
¿Quién lo gestiona?
El geógrafo apuesta por que en el Archipiélago sería buena idea que lo gestionara el Cabildo y así evitar que los municipios ‘compitan’ —por ver quién recauda más y quién la fija a un precio más económico—. Resalta que la principal apuesta debe ser la solidaridad entre los diferentes ayuntamientos para atender las diferentes realidades.
Una de las situaciones más complicadas en la actualidad es la del acceso a la vivienda. Jiménez Barreda sostiene que, a pesar del mantra de que Canarias vive del turismo, también hay efectos negativos. “Si aumentan los precios y los salarios no suben, la brecha se nota”, indica.
Personas vulnerables
Bajo su punto de vista, la redistribución debe pasar por varias temáticas como la política de vivienda, ayudar a personas vulnerables que no pueden permitirse un alquiler y destinar el dinero de las zonas más turísticas a las áreas periféricas que lo necesiten para darles un impulso.
Advierte que la solución debe pasar por la intervención pública. “El mercado no se regula solo, hay que vincular la ayuda de las administraciones a cómo se comporta la oferta y la demanda”, asevera. Eso sí, pone sobre la mesa que utilizar el dinero recaudado de una posible tasa turística no es “la medida estrella”, sino que debe ir acompañada de otras.
Un proceso claro
Agustín Santana Talavera, miembro del Instituto Universitario de Investigación Social y Turismo de la Universidad de La Laguna (ULL), comenta que el asunto de la tasa a los visitantes tiene tres partes: decidir si tenerla; quién y cómo la gestiona; y a qué se destina. “Debe estar claro todo el proceso”, exclama.
Lo define como “una forma de devolución del sistema turístico a las poblaciones de destino más allá de los salarios y los impuestos”. “Es una contribución”, apostilla. En cuanto a si la medida de Cataluña se puede replicar en el Archipiélago lo tiene claro: “Podríamos hacerlo, pero antes hay que estudiar las condiciones”.
"No es fácil"
“No es fácil porque no se implanta de hoy para mañana”, incide. Hace referencia a la propuesta del PSOE y Nueva Canarias (NC) en el Parlamento autonómico el pasado mes de noviembre para aprobar una tasa en las Islas y dice que “se han dado pasos”. La otra cara de la moneda es que “siempre se topan con la negativa de quienes tienen la mayoría”.
Para Santana Talavera lo mejor sería que lo gestionaran los cabildos. Eso sí, resalta que debe haber condiciones mixtas de gestión y transparencia. “Que se pueda ver en un portal a qué se ha destinado la recaudación”, afirma.
Macrodestino integral
Aclara que el sistema habría que matizarlo porque, dice, los cabildos dejarían fuera a los que menos visitantes reciben. “Cuando hablamos de turismo en Canarias hacemos referencia a un macrodestino integral —sin contar las islas verdes— con otros de menores dimensiones”, sentencia.
“Las personas”, apunta, “se alojan en un sitio pero se mueven por toda la Isla y utilizan los mismos recursos que nosotros”. “El agua de consumo, la electricidad, las carreteras, los hospitales y la limpieza son las mismas para todo el Archipiélago”, agrega. “Todo lo que contribuya a la redistribución de los beneficios, bienvenido sea”, sentencia.