Las bajas laborales han aumentado de manera significativa en Canarias durante 2024, según los últimos datos publicados por la Seguridad Social. El año pasado se iniciaron 437.669 procesos de incapacidad temporal, de los que se dieron por finalizados 425.953. La duración media de estas bajas fue de unos 50 días, una cifra superior a los 46 días registrados en 2023. Aunque el dato que más sorprende es la prevalencia por cada 1.000 trabajadores, pues se registraron 73,39 bajas, una cifra que solo supera Galicia (74).
Carmen Marrero, secretaria de Salud Laboral de CCOO en Canarias, ha expresado su preocupación por el incremento de estos procesos, señalando que el problema se debe a factores estructurales del sistema de salud - es decir, a la saturación del servicio público de salud - y también a las condiciones del mercado laboral en las islas.
El mayor volumen de bajas corresponde a las incapacidades por contingencia común, es decir, aquellas que no derivan de accidentes laborales. En este apartado, se iniciaron 407.732 procesos, con una duración media de 50 días y una prevalencia de 69,72 trabajadores por cada 1.000.
Listas de espera
Uno de los principales problemas identificados es la saturación del sistema público de salud, lo que provoca retrasos en los diagnósticos y en la aplicación de tratamientos, alargando los tiempos de recuperación.
"El colapso de las listas de espera médicas significa que una persona puede tardar semanas o incluso meses en obtener un diagnóstico preciso y recibir tratamiento. Este retraso no solo afecta su salud, sino que también prolonga su tiempo de baja", señala Marrero.
Trabajo precario
Además, la experta en Salud Laboral destaca el impacto de la precariedad laboral y la sobrecarga de trabajo en sectores clave de la economía canaria, como el turismo y la hostelería.
"Nos encontramos con plantillas que no han crecido al mismo ritmo que la demanda, lo que obliga a muchos empleados a asumir dobles turnos y realizar horas extra. Este esfuerzo prolongado genera un desgaste físico y mental que, con el tiempo, se traduce en enfermedades musculoesqueléticas y riesgos psicosociales", explica.
Enfermedades cronificadas
Según Marrero, la alta presión laboral y el miedo a perder el empleo hacen que muchos trabajadores retrasen la solicitud de baja hasta que la enfermedad o lesión se vuelve insostenible. "El problema es que cuando finalmente acuden al médico, la patología ya está cronificada, lo que hace que los periodos de recuperación sean mucho más largos de lo que podrían haber sido con una atención temprana", añade.
La situación de los trabajadores autónomos refuerza esta hipótesis, ya que, al tratar de evitar la interrupción de su actividad, retrasan la solicitud de baja hasta que su estado de salud se agrava, resultando en procesos más prolongados, hasta los 109,87 días.
Acuerdos con las mutuas
Desde el ámbito sindical y empresarial se insiste en la necesidad de abordar este problema a través de acuerdos que permitan mejorar la atención médica y reducir los tiempos de espera, evitando así que las enfermedades se agraven.
El tema se trató en el quinto Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, firmado en 2023, donde se aboga por una mayor colaboración con las mutuas de accidentes laborales para agilizar la atención de determinadas patologías, especialmente las de origen traumatológico y musculoesquelético. Sin embargo, todavía no se ha puesto en marcha, apunta Marrero.
Según la integrante de CCOO, "las mutuas cuentan con los medios para diagnosticar y tratar muchas de estas dolencias de forma más rápida y eficiente. Si logramos un acuerdo que permita derivar a los trabajadores a estos centros cuando sea necesario, podríamos reducir significativamente el tiempo de baja y aliviar la presión sobre los servicios públicos de salud".
Un enfoque integral
Es por ello que el incremento de las bajas laborales en Canarias es un problema complejo que requiere un enfoque integral. La combinación de mejoras en la sanidad pública, cambios en la gestión empresarial y una mayor implicación de las administraciones en la regulación de las condiciones laborales será clave para revertir esta tendencia y garantizar el bienestar de los trabajadores.


