Entender la realidad económica de Canarias es una tarea compleja. Mientras una parte de la población pide a gritos que cambie el modelo para que el turismo no lo abarque todo, hay profesionales como los enfermeros o los profesores que huyen fuera del Archipiélago en busca de mejores condiciones laborales. Mientras, sectores como el de la tecnología —con salarios competitivos— están desesperados por encontrar trabajadores.
Las cifras hablan por sí solas. Hace un mes el Ministerio de Ciencia e Innovación publicó datos sobre la inserción laboral de quienes se gradúan en la universidad. Los datos reflejan que en las Islas, aquellos que estudiaron carreras relacionadas con la informática tienen un sueldo bruto de 32.147,7 euros cuatro años después de salir de la Facultad. Muy cerca se encuentran tanto ingeniería como la industria con 28.939,8 euros.
El déficit
La gran paradoja surge cuando se tiene en cuenta que es un ámbito donde, a pesar de que las condiciones son aceptables en relación al nivel de vida en Canarias, existe un déficit importante en las plantillas. Hace tan solo seis meses, Atlántico Hoy publicaba que necesitan, al menos, 7.000 personas que quieran dedicarse al mundo de las TIC ante un contexto en el que la actividad crece sin cesar.
Uno de los asuntos más comentados cuando se habla de la empleabilidad en las Islas es que el Archipiélago está a la cola en salarios —está alrededor de los 23.096,92 euros anuales—, pero la explicación parece sencilla: la industria no tiene el mismo peso que la hostelería. “Es un problema con el que ha acarreado la economía canaria, muy basada en la parte de servicios”, afirma Juan Ramírez, presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria.

Experiencia
El estudio elaborado por el Gobierno de España, enmarcado por el Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), es orientativo al haber analizado una gran muestra de estudiantes y con un margen de solo cuatro años. En Canarias puede darse la circunstancia de que un ingeniero sénior —con experiencia— tenga un sueldo que no baje de los 50.000 o 60.000 euros al año.
Ramírez, en declaraciones concedidas a Atlántico Hoy, explica que se trata de salarios muy cercanos a los de la industria. Se refiere a que no tienen nada que ver con los que se ofrecen en otros sectores. Sin ir más lejos, en el último año han abandonado Canarias unas 100 enfermeras porque las condiciones laborales no eran las mejores. O los profesores, por ejemplo, huyen de Lanzarote y Fuerteventura por el precio de la vivienda.

Coste de la vida
El presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, quien también está al frente de INETEL Technologies, aclara que las condiciones en el ámbito tecnológico son buenas si se atiende a la situación económica del Archipiélago. La clave para analizarlo es ver cuál es el coste de la vida en cuestiones fundamentales como la cesta de la compra, la vivienda o servicios esenciales como la luz y el agua.
Pone sobre la mesa que no se puede comparar con los salarios de otros países punteros como Canadá o Noruega, donde todo es más caro y, además, cuentan con un Producto Interior Bruto (PIB) diferente. Ramírez asegura que algunos profesionales de las Islas fichan por empresas de la nación escandinava, aunque lo hacen “desde el salón de su casa en Las Palmas de Gran Canaria” porque les permiten el teletrabajo.

"No podemos competir"
“Nosotros ahí”, subraya, “no podemos competir porque esos señores pagan conforme a los índices salariales que hay en Noruega”. Aún así, resalta que si se habla del salario medio español, el sector tecnológico tiene unas buenas condiciones. Pero no solo en la nómina, sino también en aspectos como el teletrabajo, una fórmula que se permite “desde uno a los cinco días de la semana, dependiendo de la empresa o el tipo de servicio que preste”.
La falta de trabajadores no solo viene marcada por la competencia de las compañías extranjeras que tienen una situación económica más holgada, sino que la dificultad de atraer a las mujeres es acuciante. “Lo que me llama a mí poderosamente la atención, y no soy ningún erudito de estudios sociológicos, es que tiene que ver, por una parte, con la baja incorporación de las mujeres al sector”, dice Ramírez.
Wise Canarias
De sus palabras se concluye que la falta de trabajadores está relacionada, más allá de la competencia que ejercen las empresas extranjeras, con la escasez de mujeres que quieren dedicarse al mundo tecnológico —a pesar, incluso, de los buenos salarios—. “Habría que hacer un llamamiento y decirles que esto no es una profesión masculinizada”, indica.
Lamenta que las mujeres, quienes representan la mitad de la población, no dan el paso para dedicarse al sector. “Nosotros ya arrancamos con un déficit de ese 50%”, asevera. Ensalza la labor llevada a cabo por Wise Canarias, un grupo de científicas encabezado por Romina Ojeda —cofundadora y CEO de Reboot Academy— con el objetivo de revertir la situación.
Ir a los colegios
“Es una asociación con la que nosotros estamos realmente comprometidos porque identificamos que buena parte de nuestro problema de falta de profesionales y de gente que quiera cursar estudios de ingeniería informática y de telecomunicaciones viene de ahí [la falta de mujeres]”, prosigue. Considera que la raíz del problema es una cuestión de sesgo social que viene desde que son pequeñas.
“Hasta que eso no termine de cambiar, no terminaremos de ver cómo el problema termina por solucionarse. Pero mientras tanto debemos hacer cosas interesantes como ir a las escuelas de formación profesional e institutos y convencer a las chicas de que esto no es una cuestión de hombres. Y concienciar de esa brecha que tenemos, tenemos que ir con mujeres que sean referentes”, reflexiona.
