La patronal Ashotel, la asociación Aero y las centrales que integran la Mesa Sindical de Hostelería —UGT, Federación Sindical Canaria, Intersindical Canaria y USO— volverán a sentarse el viernes 27 de junio con el objetivo de sellar un acuerdo que evite la huelga en los hoteles y restaurantes de la provincia prevista a partir del 4 de julio.
Los sindicatos presentaron una contrapropuesta que eleva la revisión salarial al 13,5 % y blinda ese aumento frente a las cláusulas de absorción en otros conceptos salariales. Además, piden una paga lineal de 300 euros en julio para compensar la desviación del IPC respecto al convenio 2022-2024. Hasta ahora reclamaban un 6,5 % de subida antes de negociar nuevas condiciones, por lo que el giro supone un acercamiento notable.
Difícil de asumir
CCOO se desmarcó con un planteamiento propio que el gerente de Ashotel, Juan Pablo González, tildó de “muy difícil de asumir” al entender que “parece hecha para no negociar un convenio”. Sobre la oferta del resto de sindicatos, admitió que “todavía hay diferencias”, pero confía en que “con cálculos internos” se acerquen posturas en la próxima cita.
El ejecutivo hotelero dejó caer que, si existe “interés real”, se podría “rodar una semana” la convocatoria de paros, lo que daría margen para culminar el pacto sin paralizar la actividad en plena temporada alta. Sin embargo, recriminó la concentración de delegados sindicales celebrada a las puertas del hotel donde se reunían las partes: “Cuando se viene a negociar un convenio se viene sin presiones. No estamos dispuestos a seguir negociando con este tipo de presiones añadidas”.
Petición a Clavijo
Por su parte, Sindicalistas de Base, mayoritario en el sector, ha citado a sus delegados el miércoles 25 de junio para ratificar la huelga de los viernes si el acuerdo no está encarrilado dos días después. La organización reclama la mediación inmediata del presidente regional, Fernando Clavijo, y de la consejera de Turismo y Empleo, Jéssica de León, y recuerda que en Semana Santa “llegaron muy tarde” y no evitaron los paros.
Con la temporada estival a las puertas, la industria turística tinerfeña —motor económico de la isla— se juega no solo la paz laboral, sino también la consolidación de la recuperación tras la pandemia. El resultado de la reunión del 27 de junio marcará el rumbo de un conflicto que amenaza con golpear al sector en los meses de mayor ocupación.