Anatomía de la decadencia de los centros comerciales Faro 2, Metro y Plaza

Los tres espacios de San Bartolomé de Tirajana, localizados entre Maspalomas y Playa del Inglés, el epicentro turístico de Gran Canaria, languidecen atrapados en el tiempo entre locales vacíos, expedientes de derribo por ruina e instalaciones obsoletas

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Estado en el que se encuentra la terraza del Centro Comercial Metro en Playa del Inglés. / AH
Estado en el que se encuentra la terraza del Centro Comercial Metro en Playa del Inglés. / AH

La escena es de otro mundo, lejano en el tiempo, como de una vida pasada. Los detalles, además, lo confirman. Basta con acercarse y fijarse bien en las particularidades. El estado de dos cajas delata el paso de los años: la pintura debió descascarillarse hace mucho —como cae en las casas que dejaron de cobijar vida en su interior hace una eternidad— y un amarillo rancio se abrió paso —como Napoléón al frente de su ejército camino de Venecia— para conquistar espacio por todas las caras del poliedro. El nombre que bautiza ambos recipientes lo dice todo: time catcher —en inglés, capturador de tiempo—. Ambos elementos forman parte de un bodegón muy ochentero: comparten espacio junto a un balón desinflado, juguetes pasados de rosca, llaveros, inventos inútiles —como el control remoto, con campana, para una puerta— y mecheros bañados en algo que intenta imitar el oro.

Todo eso figura en en el interior de una máquina expendedora de garra, de esas en las que te dejas varias monedas por el empeño de atrapar algo, que hace mucho que no sabe lo que es estar conectada a la corriente eléctrica. El panorama, desolador, podría estar localizado en Prípiat tras la desbandada provocada por el accidente nuclear de Chernóbil, pero el sonido de las cajas registradoras del HiperDino al pasar los productos y la voz de Marvin Gaye cantando el Sexual Healing a través del los altavoces del hilo musical descartan el holocausto. El paisaje es más cercano, más familiar. Está aquí al lado: es el Centro Comercial Faro 2, en el Campo Internacional Maspalomas, justo en el corazón de la industria turística de Gran Canaria

Artículos en el interior de una máquina de garra. / Atlántico Hoy
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63 locales vacíos

Inaugurado en 1989 y referente comercial y de ocio durante los años 90, el CC Faro 2 es ahora mismo la sombra de lo que fue. De los 70 locales que dispone, sólo están ocupados siete: un supermercado, dos restaurantes, un bazar, un negocio de alquiler de biciletas, una droguería y un taller de costura de Lopesan —empresa propietaria del centro comercial—. Todo lo demás es un páramo, con establecimientos vacíos, hierros que se asoman retorcidos entre el hormigón, carteles que ofrecen productos desfasados, espacios donde antes se ofertaban artículos de moda que ahora funcionan como almacenes, calendarios ya vencidos, vallas que impiden el paso al nivel superior —tercera planta—, cortinas raídas que cubren mesas para reservas de gente que nunca llegará, paradas de taxi con señales derribadas, puestos que dejaron de vender helados hace muchos veranos o una caseta en la que se grababan los nombres de manera gratuita sobre algún elemento desconocido y que aún luce publicidad del turoperador Thomas Cook —que en paz descanse—. Todo eso, la nada, es ahora el Faro 2: un capturador del tiempo.

Hierro que se asoma entre el hormigón en el Faro 2. / Atlántico Hoy
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"Está bien que se sepa cómo está el centro comercial", afirma John —nombre ficticio de un empleado de los establecimientos que aún se mantienen operativos—. "Es una pena cómo han dejado morir todo esto, porque el Faro 2 tiene potencial para funcionar bien. El problema es que lo han dejado morir, no invierten nada y no se sabe qué quiere hacer el propietario. Hay más de 60 locales vacíos y a la última planta no se puede subir porque empieza a tener problema estructurales serios. Vale que no estamos en Meloneras, al lado de la playa, que es donde se mueve buena parte del turismo, pero con un buen proyecto esto podría funcionar. en su día se dijo que El Corte Inglés lo quería comprar, pero nada. Tenemos un ejemplo muy claro aquí al lado [en referencia al Holiday World, remodelado en 2019]. Cuando veo a algún turista que se deja caer por aquí, que viene en busca de tiendas u ocio, se me cae la cara de vergüenza", puntualiza.

Cambio de modelo

El pasado jueves, a la hora de realizar este reportaje, por las entrañas del Faro 2 dos turistas caminaban por su escalinata interior llevando la cuenta de locales cerrados. En el anillo exterior, otra pareja daba cuenta de un generoso desayuno: ella, judías, huevos revueltos y tomates pasados por la plancha; él, algo parecido a una morcilla, huevos fritos y una salsa irreconocible. Un repaso en Tripadvisor  —web que proporciona críticas y comentarios de viajes y restaurantes— hace una fotografía cristalina sobre el estado del centro comercial de Maspalomas. "La zona está en un estado lamentable". "Es una pena el abandono de esta estructura". "Está viejo y sin mantenimiento, se cae a trozos". "Los clientes que se sientan en la terraza de algunos de los restaurantes eran muy valientes porque por encima de sus cabezas había trozos de edificio a punto de derrumbarse. Nos fuimos volando de allí. Nos sé cómo permiten tenerlo abierto en esas condiciones". "De lo más horrible de Gran Canaria, abandonado, dejado y decadente de la isla, para tenerlo así lo podrían derruir". Estas son algunas de las reseñas que se pueden leer en una de las guías de ocio más importantes de internet.

Valla que prohíbe el paso al último nivel del Faro 2. / Atlántico Hoy
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A menos de tres kilómetros del Faro 2, la realidad es otra en Meloneras. El Centro Comercial Varadero tiene comercios repletos de material y compradores por sus establecimientos. La oferta y la demanda van en paralelo y, sobre todo, al alza. "Todo tiene lógica", explica Yasmina Rodríguez —dependienta de una tienda de ropa deportiva en la que se puede llegar a pagar hasta 250 euros por unas playeras—. "Hace 30 años, aquí no había nada. Ahora hay hoteles, restaurantes y tiendas. El turista lo tiene todo a tiro de piedra, incluida la playa. Así que es normal que otros centros comerciales, alejados de esta zona, hayan perdido atractivo". 

Relojes de alta gama, juguetes de las principales factorías audiovisuales, perfumerías, calzado deportivo, electrónica, restaurantes se reparten por sus pasillos antes de que el consumidor salga al exterior para caer en otra zona comercial: el Boulevard Faro. En el paseo que une las playas de Maspalomas y Meloneras, el horizonte se ve de otra manera. Por el camino, al aire libre, junto a la orilla del mar, se reparten tiendas exclusivas —con marcas muy concretas— con una amplia oferta gastronómica. Todo, en una zona donde están localizados cinco grandes hoteles, un casino y locales de ocio nocturno.

Ruina en Playa del Inglés

En 2017, entre Playa del Inglés y San Agustín recibieron a 1,6 millones de turistas. Hoy, en el corazón de esa zona turística, los visitantes que intentan acceder al Centro Comercial Plaza se topan con un precinto y un cartel que, desde febrero, cuelga con el siguiente mensaje: "prohibido el paso". El recinto está cerrado por orden de la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que ha solicitado a la comunidad de propietarios la ejecución de las obras de reposición o renovación de la instalación eléctrica de todo el complejo y también las relacionadas con las medidas de seguridad contra incendios como bocas de incendios, alarmas, detectores de incendios y alumbrado de emergencia.

Escalera de acceso al Metro. / AH
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A la vista de todos los transeúntes que se asoman a lo alto del Plaza en busca de una terraza para tomar algo sobresale un establecimiento desvalijado: con trozos de la barra desencajados, cables que cuelgan, aparatos desmontados, partes vandalizadas y una bota de un empleado de la construcción abandonada por su par. "En el Plaza van por el mismo camino que nosotros", asegura Marta —nombre falso, ya que prefiere no revelar su identidad—, una de las trabajadoras de uno de los seis locales que aún siguen abiertos en el Centro Comercial Metro, un recinto donde llegaron a funcionar casi 200 establecimientos en los años 80. "Se empieza por un incendio y luego se declara todo en ruina para que alguien compre barato el suelo y pueda construir aquí lo que le dé la gana. Un hotel, otro centro comercial...", añade.

Orden de derribo

Más allá de teorías especulativas, esta semana el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, según informó La Provincia, ha declarado la ruina del Metro y ha ordenado su demolición. El consistorio cumple así con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), del 11 de mayo de 2021, que le obligaba a tramitar este expediente. El documento municipal da ahora dos meses a los propietarios del centro comercial para presentar un proyecto de derribo. En caso contrario, el propio ayuntamiento tirará abajo el recinto y cargará el coste —500.000 euros— a los dueños de los locales.

Establecimiento abandonado a la entrada del Plaza. / AH
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Los pasillos del Metro, que en los 80 eran el centro del ocio de Playa del Inglés, podrían servir ahora de plató para el rodaje de una película de terror. Donde hace 30 años estaba la cervecería Bavaria, lugar de peregrinación para centenares de alemanes que se sentían como en casa sentados en largos bancos y mesas comunitarias, ahora solo hay basura, ventanas y puertas tapiadas, cascotes de paredes y techos que se caen y personas sin hogar que buscan cobijo. "Esto está así porque al ayuntamiento le interesa", insiste Marta. "Nosotros", agrega, "pagamos la redacción de un proyecto para remodelar el Metro. Es posible. Lo que pasa es que quieren decretar la ruina para tirarlo. El problema es que hemos tenido directivas, en la comunidad de propietarios, que no han defendido el interés general, fueron a lo suyo y nos dejaron tiradas".

Rentabilidad

A pocos metros del Metro y del Plaza, el centro comercial Kasbah se mantiene en pie y, apriori, con buena cara. Célebre en su momento por acoger pubs en los que arrancaban las noches de fiesta miles de jóvenes, en los últimos años ha sido remodelado para centrar su modelo de negocio en la hostelería. No es el único recinto de este tipo rentable en Playa del Inglés. A poco más de un kilómetro de allí, el Centro Comercial Yumbo refleja otra realidad al calor de la comunidad LGTBI+. "Aquí la mayoría de los locales están ocupados. Y no pagamos poco, precisamente", comenta Nadim mientras me intenta vender la nueva camiseta de la UD Las Palmas en su bazar.

Panorámica del CC Yumbo. / AH
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Bares, clubes, supermercados, restaurantes, tiendas —moda, perfumerías, joyerías y bazares— y una mezquita conviven en el Yumbo, que además de funcionar como zona comercial también acoge grandes eventos. Es el centro neurálgico del Carnaval de Maspalomas, al acoger las diferentes galas y mogollones, y es el epicentro de la mayoría de las celebraciones del Maspalomas Pride. "Tiene sus años, podría estar mejor, pero funciona bien y siempre mueve gente", subraya Nadim.

La puerta de entrada de la playa

97 locales dan forma al Anexo II, la entrada a uno de los grandes reclamos turísticos de Gran Canaria: Playa del Inglés. Levantada en 1966 sobre la arena, sobre esta zona comercial se proyecta una reforma en consenso entre propietarios y Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. De momento no pasa de ser un mero plan, pero pasa por reducir un 20% las plazas del aparcamiento, trazar un parque longitudinal de 17 metros a lo largo de la parte trasera de los locales, homogeneizar las fachadas de los comercios, recuperar las vistas al mar de las terrazas y armonizar de manera cromática el mobiliario y las cubiertas. Una Orden Ministerial de 1995 decretó que todos estos locales, que estaban construidos previamente, quedaron en suelo de dominio público. En base a eso, los propietarios quieren que se les reconozca el derecho a la ocupación temporal de un espacio que, como los artículos de la máquina de garra del Faro 2, quedó capturado en el tiempo.