Es un lunes cualquiera en la estación de San Telmo. Las colas para subirse a la guagua empiezan a coger forma con el objetivo de ir a trabajar al sur en la línea 030, desplazarse hacia Gáldar en la ruta que dibuja la 100 o tomar Telde como destino sobre la 080. Da la impresión de que es un día más y nada ha cambiado. Pero puede que más de uno se tope con una sorpresa: la cara de la persona que va al volante no le suena.

A finales del pasado mes diciembre Atlántico Hoy se hizo eco de que los chóferes de Global —la entidad que presta el servicio de transporte interurbano en Gran Canaria— no podían más. Estaban al límite porque el aumento de trabajo ante la gratuidad del Bono Residente puso a la plantilla contra las cuerdas. A partir de ese momento la compañía movió ficha y contrató a casi 200 conductores más —ahora la cifra total supera los 1.000—.

Se trata de un asunto que incrementa los costes de la empresa de transporte, teniendo en cuenta la información publicada por este periódico sobre la situación económica por los retrasos por parte del Estado. 

Bolsas de empleo

Santiago Domínguez, presidente del comité de empresa, explica en declaraciones a este periódico que Global ha incluido a unos 80 trabajadores que seguían a la espera en una bolsa de empleo y para reforzar aún más han decidido crear otra lista de 315 chóferes más, de los que han llamado a 100. 

Se trata de un movimiento exprés que pretende aliviar el hartazgo que experimentaban los empleados desde hacía meses. Quienes estaban en lista pendiente “entraron todos de golpe, en fila india”. “Luego la empresa, de manera urgente, promovió un nuevo concurso de oposición para conductores perceptores”, agrega.

Los servicios

La cosa no queda ahí porque la inyección de personal ha permitido elaborar un nuevo cuadro de 1.200 servicios. “Van a estar dentro de un margen razonable”, afirma. El representante de los trabajadores se refiere a que la mayoría de los turnos oscilan alrededor de las ocho horas, mientras antes era común que no bajara de las nueve horas y cuarto —ahora sigue existiendo, pero de manera residual—.

“Con esto conseguimos”, dice Domínguez, “que baje un poco la presión sobre los conductores pero no el problema”. “Es como una tirita, habrá que seguir controlando su evolución”, añade. El presidente del comité de empresa subraya que todavía mantienen el hándicap de que no hay guaguas suficientes, aunque le preocupa menos porque lo prioritario para él era la situación de los chóferes.

Aflojar la tensión

“La medida ayuda a aflojar la tensión sobre los trabajadores. Lo que no nos vamos a quitar de encima desgraciadamente, porque esto es inherente a nuestra profesión, es que vas a seguir llegando a las paradas, te la vas a encontrar llena de gente, no vas a poder llevarte a todos los que están allí y a los se quedan en el suelo no les va a hacer ninguna gracia”, asevera.

Resalta que la solución deberá ser aportada por el Cabildo de Gran Canaria —la institución que gestiona el servicio a través de la Autoridad Única del Transporte (AUTGC)—. El principal inconveniente está en que, como en 2027 caduca la concesión, los bancos no dan financiación para comprar nuevos vehículos ante el riesgo de que Global pierda las rutas.

"Callados y agazapados"

Domínguez sospecha que dentro de dos años el servicio se va a privatizar, dado que desde la Corporación Insular “están completamente callados y agazapados”. Lamenta que “no han movido ficha” y asegura que aún sigue en el aire la decisión final. “A nosotros nos cambia el pagador, pero seguiremos trabajando. Ahora, esto quien lo va a pagar al final con sangre es el viajero final”, advierte.

“En la actualidad, si quieres movilizar a esta empresa para ir al pino, con un golpe de teléfono lo tienes. Los carnavales del sur, sobre la marcha. ¿Qué quieres La Rama? Para Agaete. Este año fue la fiesta del agua en Pozo Izquierdo y la empresa multinacional Alsa, que tiene el transporte urbano allí en Vecindario (Santa Lucía de Tirajana), no puso ni una línea de más. Ni un triste refuerzo para llevar a la gente a la fiesta”, continúa.

Dinero por adelantado

La clave para entenderlo está en que las empresas privadas —aunque Global en realidad también lo es— hacen solo lo que está en el contrato y, si se le solicita un servicio especial, pedirá el dinero por adelantado. El día del Pino, por ejemplo, al ser un evento multitudinario solicitará un pago aparte. “Sin embargo, en Global ahí estamos todos como romanos”, apunta Domínguez.

“Siempre hemos tenido la errónea creencia de que trabajamos para la ciudadanía, pero la realidad es que esto no deja de ser una empresa privada. Cuando yo me pongo a hablar con mis compañeros sobre por qué hacen ese tremendo esfuerzo me dicen que son sus viajeros y no los van a dejar tirados. Eso lo vamos a perder con una empresa privada, el sentimiento de pertenencia lo borras de un plumazo”, sentencia.