Loading...
Jürgen Flick, por Farruqo.

Jürgen Flick, la herencia de un apellido que ayudó a construir la Gran Canaria moderna

Empresario sensato, coleccionista apasionado y continuador de una de las sagas más influyentes de Canarias, Jürgen Flick ha mantenido vivo el legado de su familia y del Grupo Flick

Hablar de Jürgen Flick es hablar de una forma particular de entender la empresa y la vida: con sobriedad, constancia y un respeto casi artesanal por el legado recibido. Hijo de Harald Flick, pionero alemán que llegó a Gran Canaria en 1930 y acabó dejando una huella profunda en la historia económica de la isla, Jürgen representa hoy la madurez de una saga que convirtió el apellido Flick en sinónimo de confianza y progreso.

En él confluyen dos mundos: el rigor germano y el carácter abierto de Canarias. Educado en un entorno donde el trabajo y la discreción eran virtudes esenciales, Jürgen ha sido el rostro más constante del Grupo Flick, guiando su expansión, consolidando nuevas líneas de negocio y preservando el espíritu familiar que dio origen a la empresa.

A diferencia de muchos empresarios contemporáneos, Jürgen Flick nunca ha buscado notoriedad. Su liderazgo se ha manifestado en los hechos: en la continuidad del grupo, en su diversificación y en el compromiso con el desarrollo local, desde la automoción hasta la distribución y el sector inmobiliario.

Esfuerzo

Para entender el presente de Jürgen Flick, hay que mirar hacia su origen. Muelle de Santa Catalina. 16 de abril de 1930. Harald Flick desembarca en Las Palmas procedente de Alemania con una maleta y un propósito: abrir camino en los negocios de intermediación portuaria y comercialización de productos industriales. Lo que debía ser una estancia temporal se convirtió en el inicio de una historia familiar que, casi un siglo después, sigue viva en la economía canaria.

Jürgen Flick fue homenajeado recientemente por Foro Canarias. / AH

Su padre, Harald, fue consignatario y estibador de buques, importador de los primeros vehículos Mercedes-Benz y Cónsul Honorario de la República Federal de Alemania en Las Palmas. Durante las décadas de los 30, 40 y 50, logró mantener sus negocios activos incluso en medio de la guerra y la escasez, mientras junto a su esposa, la suiza Anni Schudel, criaba a sus tres hijos: Onnom, Jürgen y Silvia.

Pero aquella prosperidad se vio golpeada por los tiempos convulsos. La Segunda Guerra Mundial trajo pérdidas familiares, el cierre del Colegio Alemán, la repatriación forzosa de Harald —los Aliados, tras la victoria, reclamaron a Franco a todos los alemanes que vivían en España— y años de ausencia y supervivencia para Anni y sus hijos en la isla. Cuando Harald regresó en 1948, tras pasar por un campo de concentración, demostrar que no había participado en el conflicto en el bando nazi y reconstruir su casa en Alemania, lo hizo con la determinación de empezar de nuevo.

Esa fue la semilla de lo que hoy conocemos como Grupo Flick.

Cimientos

Desde sus oficinas en la calle Juan Rejón, bajo el Consulado alemán, Harald Flick levantó una empresa versátil y resiliente. Sus actividades abarcaron desde la exportación de frutas hasta la importación de materiales de construcción y hierro, los seguros o la consignación de buques. Su dinamismo lo llevó a recorrer el puerto en motocicleta BMW, buscando oportunidades y tejiendo relaciones comerciales que consolidarían la reputación de los Flick en la ciudad.

Durante los años 70, la segunda generación tomó el relevo con la creación de Corb Canarias, Flick Canarias y Dragón Canarias, y en los 80 y 90 el grupo amplió su presencia a otras islas y a la Península. Con Jürgen Flick ya en la dirección, el Grupo diversificó su actividad en automoción, distribución de pinturas y equipamiento para talleres, alimentación y bebidas, e inmobiliario, consolidándose como uno de los referentes empresariales del Archipiélago.

Jürgen Flick, en el cóctel de la cena de gala de Foro Canarias. / AH

Hoy, el Grupo Flick es sinónimo de calidad, tradición y adaptación a los nuevos tiempos, con un equipo humano que mantiene la filosofía fundacional: trabajo constante, gestión responsable y compromiso con Canarias.

Guardián del legado

Si algo caracteriza a Jürgen Flick es su sentido de continuidad. Heredó de su padre no solo una empresa, sino una forma de entender el trabajo como servicio y compromiso. Bajo su liderazgo, el Grupo Flick ha sabido adaptarse a los nuevos desafíos del mercado global sin renunciar a sus raíces familiares.

“Mantener el equilibrio entre la tradición y la innovación ha sido siempre la clave”, suele repetir en su entorno cercano. Esa ha sido su hoja de ruta: reforzar los pilares que sostienen al grupo —automoción, distribución e inmobiliaria—, profesionalizar su estructura y, al mismo tiempo, preservar la cercanía y el trato humano que siempre han distinguido a la marca.

En un ecosistema empresarial cada vez más volátil, Jürgen Flick ha mantenido un estilo discreto, prudente y a largo plazo, donde cada decisión se toma pensando en el legado que dejará a la siguiente generación.

Coleccionista que guarda la memoria

Más allá de los despachos, Jürgen Flick es un coleccionista apasionado. Su casa y sus almacenes guardan piezas que son testigos de su historia personal y de la evolución tecnológica y cultural del último siglo.

Entre sus objetos más preciados se encuentran maquetas navales, un timón rescatado de un barco alemán hundido durante la guerracámaras fotográficas ordenadas según los avances técnicos de cada época, e incluso la puerta giratoria original del Banco Hispano Americano de Las Palmas.

​Los cinco asociados de Asocelpa reconocidos en su centenario: Andrés Perdomo, Flick Canarias (con Jürgen Flick presente), ​Fred Olsen, ​Hamilton y Noatun Maritime Spain. / AH

Su colección de automóviles Mercedes-Benz llegó a ser considerada una de las más amplias de Europa, reflejo de la marca con la que su familia se identificó durante décadas. Pero también colecciona pequeños fragmentos de historia: instrumentos farmacéuticos alemanes —en recuerdo del oficio de sus antepasados paternos—, documentos antiguos y piezas vinculadas al puerto y la ciudad que lo vio crecer.

Para Jürgen, coleccionar no es un capricho, sino una forma de preservar la memoria de lo que el tiempo tiende a borrar. Cada objeto es una historia, un eco de su familia y de la isla que los acogió.

Progreso de Canarias

El nombre Flick forma parte del relato empresarial de Gran Canaria. Desde los primeros vehículos Mercedes que surcaron las calles de Las Palmas hasta la actual diversificación del grupo, su historia se confunde con la del propio desarrollo económico de la isla.

El Grupo Flick ha contribuido a crear empleo, modernizar sectores y fortalecer la red empresarial canaria, siempre bajo la premisa de invertir en la tierra que los acogió hace casi 90 años. Con una estructura que combina la dirección familiar con profesionales del máximo nivel, la compañía mantiene su sede en Las Palmas, fiel a su origen portuario y cosmopolita.

Jürgen Flick encarna ese equilibrio entre lo local y lo global, entre la memoria y la innovación. Su liderazgo demuestra que la continuidad no es inmovilismo, sino un acto de lealtad con la historia y con las personas que la hicieron posible.

Valor de la permanencia

En tiempos de empresas fugaces y cambios vertiginosos, la figura de Jürgen Flick reivindica el valor de lo que permanece. Su labor no solo ha asegurado la vigencia de un grupo empresarial clave, sino que ha preservado una forma de entender la empresa como compromiso social y humano.

Porque la historia de los Flick no es la de una familia alemana en Canarias, sino la de una familia canaria de adopción que hizo de la constancia su mayor patrimonio.

Y en el centro de ese legado, Jürgen Flick sigue siendo el heredero que custodia el pasado y proyecta el futuro, el empresario que mantiene encendido el motor de una historia que ayudó a construir la Gran Canaria moderna.