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Laura Santiago, por Farruqo.

Laura Santiago, la tercera generación que mira al mar y al futuro

De Sardina del Norte a la dirección ejecutiva de uno de los grupos empresariales más diversificados de Canarias

El mar no es solo un paisaje para Laura Santiago Aguiar. Es una forma de mirar la vida. Creció en Sardina del Norte, con el rumor constante del Atlántico marcándole el ritmo de los días, y ese vínculo sigue siendo hoy una de sus principales señas de identidad. Practica paddle surf, kayak, natación y mantiene una disciplina exigente a través del crossfit. Deportista, inquieta, con una energía que se contagia, Laura representa ese perfil de nueva empresaria que entiende el liderazgo desde la constancia, el esfuerzo y la curiosidad permanente.

Quienes la conocen en el plano personal coinciden en ese rasgo que la define desde siempre: es una mujer que pregunta, que observa, que no se conforma con la primera respuesta. Esa inquietud, lejos de diluirse con el tiempo, ha terminado convirtiéndose en una de sus principales fortalezas al frente del Grupo FSM, donde hoy ejerce como directora ejecutiva.

Pero su llegada a la empresa familiar no estaba escrita de antemano.

Una decisión que lo cambió todo

Laura no tenía previsto trabajar en la empresa de su familia. Su horizonte profesional estaba inicialmente fuera de Canarias. Su etapa en el Reino Unido respondía precisamente a ese impulso de abrirse camino con autonomía. Sin embargo, la pandemia provocada por la COVID-19 alteró todos los planes. La obligó a regresar a Gran Canaria para realizar las prácticas de su máster. Y fue entonces cuando decidió hacerlas en casa, en el Grupo FSM.

Lo que empezó como una solución coyuntural se convirtió rápidamente en una revelación. Hasta ese momento solo tenía una visión fragmentada de la empresa que fundó su abuelo Félix Santiago Melián: sabía que estaban en el sector agrícola y en la construcción, pero no alcanzaba a comprender la verdadera dimensión de un grupo que hoy cuenta con casi 800 trabajadores y opera en áreas estratégicas para el desarrollo de Canarias.

Laura Santiago Aguilar, directora ejecutiva del Grupo FSM. / AH

Ese descubrimiento marcó un punto de no retorno. Comprendió el alcance del legado de su abuelo, fundador de la compañía, y decidió implicarse de lleno en su evolución. No regresó para ocupar un despacho: regresó para aprender desde dentro.

De abajo a arriba

Uno de los rasgos más significativos de su incorporación al grupo fue su decisión de rotar por todas y cada una de las áreas. Agricultura, construcción, agua, energía, residuos, inmobiliaria. Laura quiso entender cómo se hacen las cosas, por qué se hacen así y quién las hace posibles. Ha aprendido cómo se produce el hormigón, cómo funciona una explotación agrícola, cómo se gestiona el agua o cómo se planifican los recursos energéticos.

Esa visión transversal le ha permitido algo fundamental: poner rostro humano a una estructura empresarial compleja. Para ella, la transformación del grupo no se puede hacer desde la distancia, sino desde el contacto directo con su gente.

Su primer gran objetivo fue claro desde el principio: ayudar a que Grupo FSM dejara de ser percibido solo como una empresa familiar para consolidarse como una empresa plenamente corporativa, con estructuras modernas, procesos digitalizados y una cultura organizativa adaptada al siglo XXI.

Mismo legado, nueva mentalidad

Grupo FSM es hoy una sociedad diversificada con 65 años de historia, fundada por su abuelo para competir en los sectores del transporte y la construcción, con una fuerte raíz agrícola desde sus inicios. A lo largo de las décadas, esa visión inicial fue derivando en un modelo de crecimiento basado en la diversificación estratégica.

Actualmente, el grupo es el mayor exportador de plátanos de Canarias, actividad a la que se ha sumado también la producción de papaya, precisamente en el área en la que Laura Santiago inició su recorrido profesional dentro del grupo. A partir de ahí, FSM ha desarrollado divisiones en construcción, inmobiliaria, energías renovables, tratamiento de aguas, gestión de residuos e incluso ha dado sus primeros pasos en el sector turístico, con un pequeño hotel en la zona de Las Canteras.

Lejos de ser un crecimiento improvisado, la diversificación ha respondido a una lógica muy definida: cerrar círculos productivos. El campo llevó a la necesidad de gestionar el agua. El agua derivó en una mayor demanda energética. La energía impulsó el desarrollo de renovables. Y así, cada pieza fue encajando en un puzle empresarial cada vez más integrado.

La columna vertebral del nuevo ciclo

Si hay una palabra que define esta nueva etapa del grupo bajo su impulso, esa es transformación. Y dentro de ella, la transformación digital ocupa un lugar central. Laura defiende que la digitalización no es un complemento, sino una herramienta estructural para tomar mejores decisiones.

Bajo su dirección ejecutiva se han desarrollado aplicaciones internas para eliminar el papel, automatizar procesos, agilizar la gestión y trabajar con datos en tiempo real. Se han digitalizado áreas como el transporte, la contabilidad, la planificación de obras, la gestión económica o la relación con clientes.

Laura Santiago, en medio, junto a empleados del Grupo FSM. / AH

El objetivo es claro: convertir en cinco años a Grupo FSM en un referente en gestión inteligente de procesos. Una empresa donde la innovación deje de ser una excepción y pase a formar parte natural del día a día.

Personas antes que estructuras

Pero si algo distingue su modelo de gestión es que la tecnología no está por encima de las personas. Está al servicio de ellas. En el grupo se ha apostado por jornada continua, flexibilidad real, conciliación, y por un modelo donde prime la eficiencia por encima del presencialismo.

Laura defiende una idea sencilla pero poderosa: una empresa sólida se construye desde el bienestar de su gente. Por eso, además de digitalizar procesos, se ha reforzado la formación continua, el desarrollo profesional y la creación de un clima laboral donde crecer no esté reñido con vivir.

Sostenibilidad: una obligación

Canarias es un territorio limitado en recursos. Agua y energía son bienes estratégicos, y Grupo FSM ha hecho de su gestión responsable una prioridad. Se ha sensorizado la red hídrica para detectar fugas y optimizar el consumo. Se ha apostado por instalaciones fotovoltaicas, aerogeneradores y proyectos en desarrollo como la agrivoltaica y una futura planta de biogás.

El objetivo es avanzar hacia la autosuficiencia energética parcial, reducir el impacto ambiental y convertir los residuos en oportunidades. Para Laura, sostenibilidad no es una etiqueta: es una hoja de ruta empresarial.

Compromiso social

El compromiso del grupo con su entorno es también una herencia directa del fundador. El deporte, especialmente en el norte de Gran Canaria, ocupa un lugar central. El apoyo al Balonmano de Gáldar, a la UD Guía o a eventos deportivos se combina con una de las iniciativas más simbólicas del grupo: la competición de nado en Sardina del Norte que se celebra como memorial en honor a Félix Santiago Melián.

No es solo un evento deportivo. Es una forma de mantener vivo el vínculo con el territorio, con la gente y con los valores de cercanía que marcaron los inicios del grupo.

Mirada joven con raíces profundas

Laura Santiago representa a una generación que no reniega del pasado, pero que tampoco se queda anclada en él. Su perfil combina la formación internacional con un profundo arraigo local. El mar de Sardina sigue siendo su refugio. La empresa de su abuelo, su principal responsabilidad.

Curiosa, inquieta, exigente consigo misma, Laura no entiende el liderazgo como un privilegio, sino como una tarea. La de cuidar lo construido, transformarlo y dejarlo preparado para quienes vendrán después.

El futuro de Grupo FSM, en marcha

A las puertas de cumplir 65 años, Grupo FSM vive uno de los momentos más decisivos de su historia. Con Juan Carlos Santiago al frente como CEO y Laura Santiago como directora ejecutiva, el grupo afronta un relevo generacional sereno, planificado y ambicioso.

La empresa que nació para competir en transporte y construcción es hoy una estructura empresarial compleja, diversificada y plenamente integrada en la vida económica de Canarias. Y el reto ahora no es solo crecer, sino hacerlo con inteligencia, sostenibilidad y humanidad.

Laura Santiago ha llegado para eso: para tender puentes entre la empresa que fue y la que está llamada a ser.