No todos los destinos turísticos logran seducir por igual. Algunos se limitan a cumplir con lo esperado: sol, playa, descanso. Otros, sin embargo, despiertan algo más profundo. Así le ocurrió a Will Smith, que tras años de carrera cinematográfica y una nueva etapa en el mundo de la música, descubrió en una isla del Atlántico una chispa inesperada.
Lejos del glamour rutinario de hoteles exclusivos, el actor decidió explorar una Canarias auténtica, repleta de sabores, sonidos y tradiciones. Y en ese viaje, encontró algo lo suficientemente poderoso como para exclamar, sin dudar: “¡Me mudo!”
Una visita especial
Los días 2, 3 y 4 de julio, la isla de Gran Canaria acogió el Granca Live Fest, uno de los festivales musicales más importantes del archipiélago. Will Smith no solo fue cabeza de cartel, sino también protagonista de una experiencia que fue mucho más allá del escenario.
Fascinado por la isla, compartió en redes sociales su paso por talleres de artesanía local, su participación en espectáculos culturales y su entusiasmo por la gastronomía canaria. Nada de esto pasó desapercibido para sus millones de seguidores.
Inmersión cultural real
Lo que diferencia esta visita de tantas otras es la actitud genuina del artista. En lugar de encerrarse en un resort, Smith apostó por sumergirse en la cultura local: visitó un taller cerámico, bailó al son de la parranda Cal y Canto en Aldea Blanca, asistió al espectáculo Origen, que recorre la historia volcánica y mestiza de las islas, y hasta participó en un combate de lucha canaria con el club Santa Rita.
Todo esto lo compartió en su cuenta de Instagram con una frase que dejó huella: “Gran Canaria, esto se queda con nosotros”.
España ya lo enamoró
Will Smith ha mostrado en más de una ocasión su cariño por España. Ha visitado ciudades como Madrid o Marbella, y ha confesado su deseo de pasar los veranos en nuestro país, además de aprender español con fluidez. Pero lo vivido en Gran Canaria marcó un antes y un después.
Quizá sea porque, a diferencia de otros lugares, esta isla ofrece un contraste de paisajes tan radical como fascinante: pinares y cañones, dunas doradas, playas volcánicas y acantilados que desafían al horizonte.
Magia más allá del paisaje
Sin embargo, lo que verdaderamente atrapó al actor no fueron solo los paisajes. Fue la identidad cultural profunda que se respira en cada rincón de la isla. La lucha canaria, un deporte ancestral con raíces aborígenes, le ofreció un vistazo al alma guerrera del pueblo isleño.
También lo hicieron las parrandas populares, esos grupos de músicos que llenan las calles con ritmos tradicionales y el inconfundible sonido del timple, la guitarra canaria y las chácaras.
Un flechazo compartido
El entusiasmo de Will Smith por Gran Canaria no es una anécdota más en su carrera. Es un reflejo del poder que tiene el archipiélago para enamorar a quienes lo pisan con ojos curiosos. No hace falta ser una estrella internacional para entenderlo: basta con dejarse llevar por su mezcla de tradición y modernidad, de tierra y mar, de fiesta y silencio.
En su grito de “¡Me mudo!”, hay algo más que euforia pasajera. Hay una revelación. Una conexión real con un lugar que vibra distinto.