Ruta de Canarias que te sumerge en una cascada / CABILDO DE GRAN CANARIA
Ruta de Canarias que te sumerge en una cascada / CABILDO DE GRAN CANARIA

Tienes que ir una vez en la vida: la ruta de Canarias que te sumerge en una cascada y un lago verde

Se trata de una ruta en Gran Canaria que transcurre desde Veneguera hasta Tasarte en el que puedes disfrutar de una espectáculo natural solo visible en esta parte del mundo

Irene Cartaya

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No todo viaje necesita cruzar océanos ni atravesar fronteras. A veces, la verdadera maravilla está justo al otro lado de la curva. En el sur profundo de Gran Canaria, donde la geología dibujó con paciencia infinita un paisaje que parece de otro mundo, se encuentra una de esas rutas que no se olvidan.

Un lugar donde el agua y la lava escribieron, hace millones de años, una historia que hoy puedes recorrer con los pies y mirar con asombro.

Los azulejos de la naturaleza

A lo largo de la carretera GC-200, entre La Aldea de San Nicolás y Mogán, la piedra se convierte en arte. Aquí, el tiempo y la erosión han revelado un paisaje cromático insólito: Los Azulejos, formaciones rocosas teñidas de verdes jade, ocres y rojizos. La mezcla de procesos hidrotermales y minerales ha creado una paleta de colores que parecen pintados a mano sobre los acantilados.

Este tramo de carretera es mucho más que un camino: es un museo geológico al aire libre. Desde el Andén Verde ya se atisban los primeros destellos, pero el corazón de este espectáculo se localiza en la cabecera del barranco de Veneguera. El viaje se transforma en una inmersión visual, donde cada curva de la carretera ofrece una nueva escena, una nueva sorpresa.

Rutas hacia la costa o la cumbre

El entorno invita tanto al ascenso como al descenso. Hacia las alturas, aguardan las reservas naturales de Inagua y Tamadaba, hogar de pinares milenarios, bejeques y cardoncillos, además del curioso cigarrón palo de Gran Canaria, una especie endémica que parece escondida en otra era. Hacia abajo, las sendas conducen a playas secretas y barrancos con alma, como los de Tasarte y Tasartico, donde las aguas cristalinas y los atardeceres de fuego se convierten en el mejor premio tras largas caminatas.

La ruta por el barranco de Veneguera es un homenaje a la vida que florece en lo inesperado. Casas centenarias, cultivos tropicales, palmeras y sabinas se abren paso entre laderas empinadas. A tan solo ocho kilómetros del mar, el tiempo parece detenerse. Es aquí donde la naturaleza y la historia dialogan, entre cultivos, riscos y senderos polvorientos.