Hay volcanes que permanecen dormidos durante siglos y otros que rugen con fuerza cada pocos años. Pero lo que los hace verdaderamente peligrosos no es solo su lava o su explosividad, sino lo que los rodea: personas, pueblos, ciudades. En España, la imagen más recurrente es la del Teide, majestuoso y altivo, pero la realidad apunta a otro nombre cuando hablamos de riesgo real y reciente.
Y no hay que viajar muy lejos para encontrarlo. Según un análisis de HowStuffWorks, también está en Canarias, en una isla que aún guarda cicatrices frescas bajo su corteza volcánica.
Una erupción inolvidable
En septiembre de 2021, el mundo puso los ojos sobre La Palma, cuando el volcán Cumbre Vieja rompió su silencio tras medio siglo. En pocos días, la lava devoró casas, cortó carreteras, arrasó cultivos y obligó a la evacuación de miles de personas.
No hubo víctimas mortales, pero el daño material y sentimental fue incalculable. Miles de edificaciones destruidas, cientos de hectáreas cubiertas de roca ardiente y una población que vivió durante meses en alerta —y aún siguen con la sombra de este evento sobre sus hombros—. Fue un recordatorio brutal del potencial destructivo que sigue latente bajo el suelo canario.
Por qué es el más peligroso
Aunque el Teide es el volcán más alto y conocido de España, Cumbre Vieja encabeza la lista de los más peligrosos por una razón. Su última erupción fue explosiva, larga y devastadora, con un impacto directo sobre núcleos habitados y actividades económicas.
A diferencia del Teide, cuya última erupción data del siglo XVIII, Cumbre Vieja mantiene una actividad más reciente. Los científicos lo consideran uno de los sistemas volcánicos más activos del archipiélago. Su proximidad a zonas pobladas lo convierte en una amenaza para la isla de La Palma.
El Teide bajo control
Es cierto que el Teide impresiona por su altura y simbolismo, pero su nivel de riesgo es mucho más bajo en la actualidad. Se encuentra monitoreado las 24 horas por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y otros organismos, y no presenta signos inminentes de actividad.
No obstante, el sistema volcánico de Tenerife es complejo y no debe subestimarse.

Impacto en la vida insular
La erupción de 2021 dejó claro que el riesgo volcánico en Canarias no es una teoría, sino una realidad tangible. Las consecuencias económicas fueron profundas: viviendas perdidas, infraestructuras dañadas y un proceso de recuperación que aún continúa.
Además, se puso de manifiesto la necesidad de reforzar la vigilancia volcánica, mejorar los planes de evacuación y concienciar a la población sobre cómo actuar ante futuras emergencias.
Otros volcanes mencionados
Fuera de España, existen volcanes cuya fama trasciende por su historia o magnitud: el Monte Vesubio en Italia, el Santa Helena en Estados Unidos o el Popocatépetl en México, todos ellos con potencial de causar catástrofes.
Canarias ha aprendido, a base de lava y ceniza, que convivir con volcanes exige vigilancia, educación y planificación. La erupción de La Palma ha dado pie a avances en la gestión de emergencias, pero también ha dejado al descubierto vulnerabilidades. Porque cuando un volcán despierta, no hay marcha atrás.
