Agoney Melián, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife (Las cosas feas de mi casa)

Opinión

En ese pequeño lugar donde existen los valores

Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias

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Los valores, que palabra más utilizada en todos los ámbitos y que poco se sabe sobre ellos. Me encantaría estar ahora contigo, mientras lees este artículo, para preguntarte “qué son para ti los valores” y cuales crees que te definen.

Los valores son las creencias que tenemos acompañadas de acciones que las respalden. Si decimos que somos honestos, tendremos que comportarnos como tal y es aquí donde se encuentra el quid de la cuestión. A priori, no conozco a nadie que se considere una persona mentirosa, soberbia o lo que popularmente llamaríamos “mala gente”, porque desde casa nos inculcan que tenemos que ser buenos, honestos y otras tantas cualidades que se convierten en la gran hipocresía de los valores de la buena gente.

Hace unos años, una de mis grandes preocupaciones era saber si era buena o mala persona y esto venía determinado por el gran nivel de exigencia que tenía sobre mí mismo. Confieso que era agotador y por eso pedí ayuda para conocerme más. Después de mucha investigación, llegue a la conclusión de que no existen las buenas o las malas personas, existe un momento contextual en el que puedes comportarte bien o mal, según tus valores, y puedes ser la mejor persona del mundo o la peor según quien te juzga.

Nos hemos empeñado en debatir si existe un mundo con valores y nos hemos esforzado en que todos crean que deben tener los mismos. Vivimos juzgando al de al lado, opinando si lo que hace está bien o mal según nuestro criterio sin tener la más mínima idea de cual es la historia de sus vidas. Vivimos en una sociedad superficial que ha desdibujado esta palabra y que muchas veces se sumerge en la incoherencia de comportarse de manera contraria a lo que dice que es. Cada día cuesta más encontrar a personas que sepan cuales son sus valores de verdad y que se comprometan con ellos.

En los últimos años las empresas han invertido verdaderos dinerales en desarrollar su plan de MISIÓN, VISIÓN y VALORES. Muchas han contratado a consultores que les han vendido un gran eslogan que han pintado en sus paredes. Yo a esto lo llamo VALORES DE PARED, porque poco tienen que ver con la filosofía real de la empresa. Para que esto sea real los procesos son lentos y requieren de un gran trabajo donde toda la compañía participe en la construcción de este concepto, donde todo el mundo considere que es real y verdadero y no todas las empresas están dispuestas a realizar este trabajo.

Este 2021 ha sido difícil y por eso se ha hecho más imprescindible que nunca conocer cuales son mis valores ya que he tenido que tomar decisiones importantes, sobre todo a nivel empresarial. Los valores son el foco de tus acciones, son el aracnosentido de Spiderman que te ayuda a saber si vas o no por el camino que tu quieres.

No se crean, no son muchos los valores que tengo porque no es necesario tener infinidad de ellos. Lo importante es que estoy comprometido, que mis acciones son sin duda el medidor de que me conozco y que tomo decisiones que respaldan aquello que digo que soy. Es importante porque la vida pone a cada uno en su sitio, sobre todo a la gente sin valores.  

¿Quieren saber por qué le doy tanta importancia a esto? Aquí te regalo un cachito de mi:

Mi abuelo estuvo siete años en la guerra civil. Si les soy sincero, no tengo ni idea de cual fue su bando porque era muy pequeño cuando murió, apenas tenía 8 años, pero aún recuerdo algunas historias que me contaba cuando llegaba del colegio. Me encantaba estar con él, me parecía un súper héroe, eran tan trepidantes las historias sobre la época… Un día, con aquella gracia que le caracterizaba, me dijo que me sentara frente a él y que le mirase atentamente a los ojos. Acto seguido continuó diciendo: “Agoney, hay algo que aprendí durante la guerra y que quiero que te grabes bien. Cuando los seres humanos nos quitamos todos los bienes materiales, sólo nos queda la dignidad y la palabra”. En aquel momento no sabía de lo que me hablada ¿qué era aquello de la dignidad y la palabra? Fui creciendo y madurando, aprendiendo a construirme como persona y defendiendo las causas que consideraba justas en cada momento, incluso cuando sabía que podía salir perjudicado. Que buen consejo me dio mi abuelo, lo que me estaba diciendo es que fuese fiel a mis valores y me comprometiese con ellos, que no faltase nunca a mi palabra porque eso es lo que te convierte en una persona confiable.

La vida te lo pone complicado porque luchar por lo que uno cree a veces te hace sangrar, y no solamente hablo de manera literal, también les hablo del alma. Aquí es donde te toca elegir y comprometerte sabiendo que mucha gente no te entenderá. Aquí es donde debes tener claro cual es el camino que quieres para tu vida. Yo lo tengo claro, donde siempre quiero estar es en ese pequeño lugar donde existen los valores.

Agoney Melián