Fran Belín./ CEDIDA

Opinión

Islas Verdes del Atlántico frente a Flygskam (“asco a volar”)

Periodista

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Todo mi crédito, mi respeto y está claro que el de una notable porción de la sociedad, eso espero, para aquellas personas que desde una voluntad prominente de su actividad vital, cualquiera que esta sea, son capaces de volcarse con pasión para conseguir otros objetivos a través de los valores humanos más primigenios y, si se quiere, humildes. Desde la ciencia o el deporte, desde el pensamiento a la gran pantalla: los héroes no solo son los que triunfan –en el más estricto sentido de la palabra- sino los que, aprovechando la inercia del éxito,  se esmeran que su motivación desemboque en el bien del planeta y de los seres que en él habitamos.

El héroe en esta ocasión no luce sombrero a lo Indiana Jones o tampoco vestiduras de acero para luchar contra los transformers, aunque bien es verdad que de impoluto traje y corbata, Miguel Agustín Torres, presidente de Familia Torres, con su pequeño cartapacio de cuero repleto de documentos acerca de la sostenibilidad es capaz de hacer retroceder a buena parte de los fantasmas de la emergencia climática blandiendo acciones sobre el terreno, que no teorías vacuas.

Santa Cruz de Tenerife acogió esta semana postrera de junio el acto de entrega de Reconocimientos a la integración fotovoltaica en el sector hotelero canario, impulsados por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), asociación sectorial mayoritaria de la energía solar en España, y promovidos por la bodega Familia Torres, con el respaldo de la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias.

En sendos momentos cruciales tanto en la capital tinerfeña como en la grancanaria, Miguel Agustín Torres partió de la base de un sueño: “¿Por qué no Canarias puede aspirar a convertirse en las Islas Verdes del Atlántico? ¿Por qué no aspirar a que en el futuro aquí no vaya a moverse nada con energías fósiles y sí con aquellas limpias que garantizarán el futuro para generaciones venideras?”.

El Señor Torres y su Familia no es que estén apoyando las energías alternativas -como la fotovoltaica- desde hace un par de años. No no. Lleva perseverando décadas por la adecuación de sistemas energéticos eficientes y sostenibles predicando con el ejemplo en los distintos aspectos de la actividad de sus bodegas, recurriendo a medios sostenibles incluido, como detalle hasta divertido, los trenes con techo fotovoltaico para los que realizan visitas enoturísticas en las míticas bodegas del Penedés.

Mirada intensa y rotundidad en el mensaje (los mensajes), Don Miguel Agustín hace referencia a los peligros medioambientales que acechan si de verdad no tomamos cartas en el asunto de forma categórica. En una entrevista que tuve la oportunidad de vivir con el presidente de Familia Torres (al que tengo la fortuna de conocer hace muchos años al igual que a sus hijos y su Equipo de Canarias) clamaba mi atención hacia un ‘palabrejo’ sueco inquietante, “Flygskam”, traducido algo así como la vergüenza (asco-inquietud-cautela-miedo) de volar tantos y tantos kilómetros desde los países nórdicos hasta nuestro Archipiélago.

Según Torres, el modelo canario tiene que ser consciente de que el visitante, no ya del futuro sino del presente, tiene que hallar en nuestro territorio otros incentivos vitales que puedan cobrar forma en unas placas fotovoltaicas que jalonan la voluntad de los hoteles o en parajes estratégicos de nuestros terruños. Aerogeneradores para que los que aquí vivimos y a los que aquí recibimos a millones de personas que buscan lo primigenio sepan apreciar el esfuerzo de una forma de entender el autoabastecimiento energético como la credencial para exclamar “¡sí, me voy a Canarias!”.

A mi lado, los invitados a los actos de UNEF, Familia Torres y Gobierno de Canarias decían algo así como “¡ño, clarito el mensaje (los mensajes) de Don Miguel!” y es que mayor poder de convicción con varias frases rotundas, convicciones diríase más bien, no cabe para unirnos al entusiasmo que, ojalá, sea contagioso, como así se comprobó entre los empresarios hoteleros galardonados.

Emisiones de CO2 en la consecución de ensayos concretos para obtener botellas con procesos sofisticados se incluye en algunas de las líneas en las que persevera Familia Torres, además de la motivación por una viticultura regenerativa o conceptos como el Torres & Earth que hacen que paulatinamente podamos vencer al monstruo de la desertización que se nos viene encima para aplastarnos.

Es así que en el photocall muchos invitados-as querían fotografiarse con Don Miguel Agustín Torres que, después de exponer sus inquebrantables convicciones, mostraba con satisfacción una fotografía con un grupo que lucía camisetas (con el motivo “Just Stop Oil”) en una reciente jornada dedicada al medio ambiente en la Universidad Autónoma de Barcelona.

“Porqué no podemos soñar”, aseveraba estos días Don Miguel. Eso es, por qué no soñar entonces.