Fran Belín./ CEDIDA

Opinión

Quesos canarios, el volcán y la ‘pateada’ inimaginable

Periodista

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Eva María y Jonás guiaron en dos grupos a los catadores-as del Concurso Agrocanarias de Quesos a través del paisaje impactante y el camino que nos llevaría ante una de las panorámicas del Volcán de La Palma. El sendero, marcado entre el sobrecogedor paisaje ‘nevado’ de cenizas, fue abierto hace poco más de un mes y las visitas son restringidas y por reservas.

La experiencia de la ‘pateada’, que algunos no quieren realizar por razones emocionales y entendibles, constituyó un verdadero chutazo de adrenalina tras contemplar el entorno –y contexto- de un fenómeno geológico que mantuvo en vilo a La Palma, Canarias y el mundo durante aquellos días que los palmeros nunca olvidarán.

Figúrense que en uno de los tramos dimos con uno de los postes de señalización de los senderos que partían de distintos puntos y la guía nos lanzó el ‘acertijo’. ¿Qué ven de raro? Nos fijamos en la tipografía, kilómetros, los colores,… Nada.

Pero alguien sí reparó en ello: ¡qué está a nuestra altura! Efectivamente: una señalética que estaba fijada a más de dos metros del suelo ahora estaba sepultada casi del todo por el gran volumen de cenizas. Por supuesto, las fotografías para inmortalizar aquello ‘volaron’ y mientras transcurría nuestro ligero descenso con el calzado hundiéndose parcialmente en el terreno podíamos observar aquel portento de la sostenibilidad de la propia naturaleza: pinos, higueras, plantas aromáticas… vegetación que sobrevivió o nace entre lo que fue un escenario apocalíptico y con temperaturas inverosímiles.

Entre ráfagas de ‘lluvia horizontal’ y nubes bajas apareció la imagen del volcán, nítida, y más allá de los contrastes del verde sulfuroso todo el marco del Valle y sus habitantes que perdieron sus bienes preciados, entre ellos el hábitat donde compartían vida, alegrías y esfuerzos.

Privilegiados, sí, fue una de las expresiones de un catador que elogió el portento natural de cómo la vida y la esperanza se abre en un suelo aparentemente inhóspito pero de considerable e incuestionable belleza. Los visitantes de estos vericuetos de la Isla Bonita van a ‘patear’, irán a admirar; nada de vehículos, nada de salirse del camino trazado,… Medio ambiente en una peculiar forma que no sospechábamos hace unos meses y también una plataforma para ser conscientes que el pino canario que aguantó la furia del gigante también tiene su símil con las personas, en mayúsculas, que vuelven a trazar el futuro de esta zona de La Palma y la de la Isla en general.

Nos invitaron a valorar, a partir de experiencia y conocimientos, los quesos de Canarias en el encuentro anual organizado por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), con una fase previa y final que también demuestra el esfuerzo por una actividad artesana respetuosa con la naturaleza y la biodiversidad, así como más comprometida con el bienestar animal.

Esta caminata que he descrito, así como otras que podemos plantearnos en todas y cada una de las Islas, puede muy bien servirnos de acicate para comprender algunas de las claves que hacen de la identidad del Archipiélago un faro para conservar nuestra biodiversidad para el futuro.

De los quesos, su calidad y lo fenomenales que están ya les contaré en otro artículo.