Agoney Melián, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife (Las cosas feas de mi casa)

Opinión

La vida continúa y no te espera

Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias

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Hoy mientras me tomaba el café en mi cafetería de referencia, intenté fijarme en mi alrededor. La gente seguía caminando, los niños al cole y la gente a trabajar o a lo que quiera que sea que vayan a toda velocidad. Me di cuenta de que, a veces, pensamos que el mundo se para mientras nosotros resolvemos nuestra realidad adversa. Creemos que hay un extraño botón de pause, que mientras nosotros andamos ensimismados en nuestros problemas del primer mundo, la gente va a dejar de hacer sus cosas. Sus trabajos, sus eventos sociales, sus vidas.

Yo soy una de esas personas que, si te sientas a tomar café, me verás ir a toda prisa por la calle, contestando una llamada o un mail y pensando en “qué voy a decir en mi próxima ponencia o reunión”. Soy de esos para los que no sirve el botón de pause, hasta que algún acontecimiento personal, te hace parar y ver el mundo en “SlowMo” como la canción de nuestra eurovisiva Chanel.

Los receptores negativos del cerebro

Somos unos ególatras, pero no tenemos la culpa de esto, es simplemente la evolución la que nos ha hecho así. Vivimos en modo supervivencia más de lo debido y es que nuestros antepasados, para sobrevivir, necesitaban tener activados todos los receptores del peligro posible. Era su forma de ver si un león llegaba para comerte, o venía la tribu de al lado a matar a tu familia. Desarrollamos todo lo posible ese mecanismo que nos lleva a fijarnos en el punto negro dentro de la pared blanca y darle más importancia que al resto de cosas.

Por esto, cuando estamos pasando una etapa complicada, personal o laboral, llegamos a pensar que nada más puede estar pasando a nuestro alrededor. Es importante que hayamos desarrollado mucho la empatía para darnos cuenta de que nuestra “movida” no es tan importante para el resto del mundo como creemos. Y, sobre todo, para preocuparnos por las cosas malas que están viviendo los demás, a veces con una sonrisa tatuada para no preocupar a las personas cercanas.

La dictadura de lo bonito y lo bueno

No obstante, la racionalización nos ha llevado a trabajar en la dictadura de lo bonito y lo bueno. No estemos tristes, la vida hay que vivirla a tope que solo es una, son frases que colman las tazas de nuestras casa y oficinas y es que hemos convertido a la evolución de la que les hablaba, sin entenderla ni trabajarla, en algo malo. Menudo estrés tener que luchar con nuestro cuerpo y nuestra mente solo con un mensaje en una taza.

No es verdad que cada día sale el sol, y no me refiero a de manera física sino al uso que le damos a esta frase habitualmente. No es verdad que nos consuela el “esto pasará”, y no es verdad que las cosas son racionalmente fáciles. Por eso, si queremos estar equilibrados, si queremos que la vida vaya bien, tendremos que darle la importancia necesaria a nuestro desarrollo emocional y personal. Y para esto hace falta convencimiento y sacrificio, como el que le damos a otras aristas de nuestra vida.

Cosas que digo en mis formaciones

La vida es corta y a veces pensamos que eterna, pero no lo es. Por eso, hay una frase que me gusta mucho repetir en mis cursos con el objetivo de reventar la forma de procesar de las personas que asisten y a que a mí me ha servido mucho. ¿Si hoy fuera el último día de tu vida, este el día que tú quieres vivir? Obviamente no me quiero morir, pero esta pregunta es un gran medidor para validar si estás haciendo lo correcto. Si la respuesta es no durante muchos días consecutivos, hay algo que tenemos que cambiar. Hazlo un mes y dime que tal te ha ido la experiencia.

Otra de las actividades que mando es la de coger una libreta y escribir el motivo por el cual ha valido la pena vivir este día. No hace falta que sea una gran cosa, puede ser un abrazo, una conversación o un rayo de luz que entraba por la ventana. Esto te puede ayudar a darte cuenta de los detalles, de los matices que hacen que tu vida sea buena. Y también, si no tienes suficientes, te puede ayudar fabricar más momentos buenos. Al fin y al cabo, esto es lo único que sí que podemos hacer por nuestros propios medios.

Si estás pasando un momento complicado

Siempre que escribo un artículo lo hago en aras de ayudar a la gente que me lee, y por eso en esta ocasión he decidido darte algunas explicaciones y consejos de lo que pasa cuando no estamos pasando nuestro mejor momento. Ahí van algunas de las cosas que te recomiendo.

Busca tu red de apoyo. Pueden ser tus amigos o tu familia. También pueden ser ambas inclusive. No te juzgarán y te apoyarán en todo lo que hagas o decidas, es lo principal.

Busca ayuda profesional. Es importante, si no puedes pasarlo solo, que pidas ayuda a alguien que tenga la formación para ayudarte a puedas transitar este momento.

No tengas vergüenza. El estigma de estar mal es una de las mayores lacras que tenemos en la sociedad, si estás mal pues estás mal y ya, no pasa nada… el tiempo hará que todo mejore.

No esperes que el mundo haga pausa, simplemente eres tú el que está mal. Es importante no creernos el centro de atención porque esto nos genera ansiedad. Si estás pasando tu proceso, para y ya, no te agobies. Es importante tener claro que “la vida continúa y no te espera”.