Nacer en el mar es vivir con un pulso constante entre la calma y el oleaje. Entre lo que llega y lo que se retira, dejando huellas en la arena. Carolina Darias leyó en un acto público el poema Nacer en el mar de María Valerón Romero, y no fue casualidad. En esos versos sobre el golpe, la arruga nueva y el motor que nace y muere, hay mucho de su propia historia: la disciplina del avance, la aceptación del retroceso, la certeza de que siempre hay una nueva marea que volverá a empujar y, sobre todo, Las Palmas de Gran Canaria.
En su caso, esa marea ha sido la política, una corriente que la ha llevado desde la gestión local a los despachos del Gobierno de España, y de allí, de nuevo, a la orilla que nunca ha dejado de sentir suya: Las Palmas de Gran Canaria. Allí, el 19 de junio de 2023, tomó posesión como alcaldesa, devolviendo a la ciudad una figura que, pese a su proyección nacional, nunca se ha desvinculado emocionalmente de ella.
Disciplina
Quienes la conocen destacan tres palabras: tenaz, metódica y cuadriculada. Esa forma de ser no es casualidad: le permitió alcanzar excelentes resultados académicos y, a una edad temprana, ganar una plaza como funcionaria del Cuerpo Superior de Administradores Generales de Canarias. Fue, dicen, una victoria de constancia y método —atributos que han marcado cada escalón de su carrera— marcada por la figura de su madre: María San Sebastíán Calleja.
El empeño de su progenitora para que estudiara define en buena medida a Darias, que se crió con ella después de la separación de sus padres cuando era una niña. María San Sebastián falleció en 2003, a los 57 años, víctima de un cáncer, justo el mismo día en que su hija concluía la campaña electoral de unas elecciones municipales.
Su disciplina no está reñida con la cercanía. En lo profesional, es exigente y espera lo mejor de su equipo. En lo personal, quienes tienen la fortuna de formar parte de su círculo más íntimo la describen como cálida, empática y generosa en los afectos, aunque muy reservada con su vida familiar. Esa reserva la ha mantenido incluso en los años de máxima exposición mediática.
UD Las Palmas
Carolina Darias es aficionada al fútbol de corazón, y no esconde su condición de hincha de la UD Las Palmas. En la grada o en el palco, ha acompañado al equipo amarillo en numerosas ocasiones, aunque también se la ha visto en el Santiago Bernabéu durante su etapa como ministra. Para ella, el fútbol es tanto pasión como metáfora: un lugar donde la estrategia y el trabajo de equipo marcan la diferencia, algo que también aplica a la política.
Otras de sus pasiones son juntarse con los suyos alrededor de un asadero y la música tradicional —desde cantautores sudamericanos hasta el folclore canario—, apego por lo propio se complementa con un gusto por la lectura, especialmente de autores jóvenes, a quienes busca por curiosidad y por la convicción de que la cultura se renueva con cada voz nueva.
De lo local a Madrid
Su trayectoria política comenzó en 1999 como concejala en la opoisición del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Sólo tres años antes se había afiliado al PSOE, justo después de la noche electoral en la que Aznar había derrotado a Felipe González. Fue un arranque que, lejos de ser testimonial, la colocó pronto (en 2003) en puestos de responsabilidad, especialmente en áreas clave como Hacienda, Presupuesto, Contratación, Personal y Urbanismo.
En 2004 dio el salto a la Subdelegación del Gobierno en Las Palmas, donde tuvo que gestionar asuntos tan complejos como la inmigración irregular, un reto que dejó huella en su perfil como gestora pública. Más tarde sería delegada del Gobierno en Canarias y portavoz socialista en el Cabildo de Gran Canaria.
En 2015 rompió un techo de cristal al convertirse en la primera mujer en presidir el Parlamento de Canarias. Allí aplicó lo que sería una constante en su carrera: buscar el consenso como herramienta de trabajo. Intensificó la proyección exterior de la Cámara y reforzó las relaciones interparlamentarias, convencida de que el diálogo es una forma de acción política, no solo de retórica.
Ministra en tiempos de crisis
En 2020, en plena irrupción de la pandemia de COVID-19, Pedro Sánchez la nombró Ministra de Política Territorial y Función Pública. Desde ese puesto, lideró la coordinación con las comunidades autónomas en un momento de incertidumbre y tensión. Fue una etapa de contactos constantes con presidentes autonómicos, de reuniones interminables y de decisiones que exigían equilibrio entre la urgencia sanitaria y la gobernabilidad.
En enero de 2021 asumió el Ministerio de Sanidad, en plena tercera ola de la pandemia. "El mundo de la ciencia nos va a sacar de aquí", afirmó al recibir la cartera. Dicho y hecho. Bajo su dirección se alcanzó un hito histórico: el 70% de la población vacunada con pauta completa en ocho meses, lo que convirtió a España en referencia internacional en la campaña de vacunación. Lo hizo aplicando el mismo rigor metódico que caracteriza su trayectoria, pero también apelando a la cogobernanza y la colaboración institucional.
Regreso a casa
Tras su etapa en Madrid, Darias decidió dar un giro y competir por la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. Su campaña se centró en proyectar una ciudad moderna, inclusiva y con una gestión eficiente de los servicios públicos. Ganó y, desde su llegada al Consistorio, ha tratado de imprimir una forma de gobernar que combina planificación y cercanía, consciente de que en la política municipal cada decisión tiene un impacto inmediato en la vida de los vecinos.
En sus 24 primeros meses al frente, se ha topado con una herencia complicada, con múltiples contratos vencidos —el de Limpieza es el más evidente y el que más solivianta a los vecinos—, una deuda gigante con Emalsa, la interminable obra de la MetroGuagua y falta de recursos humanos. Ante esos problemas ha insistido en la necesidad de escuchar a los ciudadanos y de buscar soluciones basadas en datos y planificación a largo plazo al tiempo que intenta mantener su carácter exigente con el equipo municipal, transmitiendo que la excelencia no es negociable cuando se gestiona lo público.
Raíces y proyección
Carolina Darias, madre de tres hijas, es un ejemplo de político que no ha dejado que la proyección nacional diluya sus raíces locales. Ha representado a Canarias en la escena estatal e internacional, pero siempre vuelve a su punto de partida. Ese regreso no es un retiro, sino una nueva etapa en la que aplica la experiencia acumulada en el mayor reto que puede afrontar un político: gestionar la ciudad en la que nació.
En un tiempo en que la política se ve a menudo atrapada en el cortoplacismo, Darias encarna un perfil distinto: meticuloso, perseverante y consciente de que el liderazgo no se mide solo por las victorias electorales, sino por la capacidad de sostener el rumbo en medio de la tormenta.
Como una orilla
Al releer los versos de Nacer en el mar que ella misma eligió para un acto público, se entiende mejor su modo de estar en la política. Como una orilla, Carolina Darias recibe el golpe y lo amortigua, absorbe la energía y devuelve una respuesta medida. Ha vivido mareas tranquilas y tempestades, ascensos y regresos, pero en todos ellos ha mantenido un sentido del deber que no parece erosionarse.
En Las Palmas de Gran Canaria, su ciudad y su orilla, ejerce ahora el liderazgo con la mirada de quien pretende conocer cada calle, cada barrio y cada oleaje. Y como el mar, sabe que cada día es distinto, pero la constancia en el pulso es lo que moldea la costa.
