Los vecinos de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria, están preocupados por su patrimonio. Piden una actuación urgente por parte del Ayuntamiento capitalino para conservar en buen estado tanto el acueducto del barrio como el molino de Las Magnolias. Muchos temen que la historia de la zona se caiga a pedazos si no se actúa con urgencia para repararlos.
Amparo Alemán Ramírez, secretaria de la asociación de vecinos Bandama-Tafira Alta, cuenta en declaraciones a Atlántico Hoy que el acueducto, construido en el siglo XX, proveía de agua al molino. Allí se trituraba trigo con el objetivo de convertirlo en uno de los bienes gastronómicos más preciados de todo el Archipiélago: el gofio.
Caída de cascotes
Construido por los propios vecinos, el acueducto transportaba un suministro de agua que llegaba desde Los Chorros de San Mateo y proveía a una decena de molinos de gofio. Pero el paso del tiempo lo ha dejado en el olvido. Alemán Ramírez apunta que a día de hoy desprende piedras y siente miedo de que en algún momento pueda ocurrir un accidente.
Además, la representante vecinal señala que la caída de cascotes desde el acueducto supone un riesgo para los menores migrantes que frecuentan un parque cercano con el objetivo de jugar al fútbol o a montar en bicicleta. En definitiva, solicita que se cuide mejor una instalación que ha visto crecer a varias generaciones del barrio durante décadas.

Carta etnográfica
Merece la pena resaltar que el acueducto formaba parte de la Acequia de Aguas de Tafira, una instalación que atravesaba hasta tres municipios —San Mateo, Santa Brígida y Las Palmas de Gran Canaria—. En la actualidad, se ha convertido en un elemento que decora una parte de Tafira mientras los vecinos reclaman que se revierta el mal estado que empieza a presentar.
Pero la cosa no queda ahí porque el molino que lo acompaña se encuentra recogido en una carta etnográfica de la FEDAC. El texto recoge que se levantó en el año 1821 y fue el último movido por la heredad de aguas de Tafira. Su trabajo se frenó en la década de los 60. Alemán Ramírez asegura que se restauró con buena madera, pero pide una revisión.

Lijar las maderas
“Con el paso del tiempo esas puertas se han ido estropeando por el sol y la lluvia, requiere simplemente lijar las maderas y barnizarlas, así como mirar alguna entrada de agua que hemos detectado en el tejado, es una lástima que un edificio que costó tanto, se estropee”, asegura.
Dice que los propios vecinos pagan la alarma, el servicio contraincendios y la limpieza porque “el Ayuntamiento no hace nada”. El tema que afecta tanto al molino como al acueducto llegó la semana pasada a la junta de distrito a través de una moción presentada por el Partido Popular (PP), pero Alemán Ramírez no quedó satisfecha con la respuesta.
Puertas, ventanas e iluminación
“El Ayuntamiento [en referencia al grupo de gobierno] la rechazó”, apunta. El texto, que también hablaba de otras problemáticas como el estado de algunos árboles o el de una vivienda en estado de ruina, señalaba que en relación al molino y al acueducto se adjuntaban imágenes sobre el deterioro “que requiere de un esfuerzo en el mantenimiento”.
“Tienen relación con varias puertas, ventanas, reducción de la iluminación de una de las salas que limita las actividades, zonas exteriores con desconches y algunos residuos. Esto se debe comprobar con informe técnico, hay deterioro en la parte superior y caen cascotes de diverso tamaño”, prosigue.
“Por tanto, se debe prevenir daños a la conservación de la estructura y para las personas. Además, como todos saben, forma parte del patrimonio hidráulico de la isla y está recogido el molino y esta estructura en la carta etnográfica de Gran Canaria”, sentencia.