Los estudios sociológicos detectan desde hace años un auge de ideas que apoyan la ideología del franquismo. En el espectro ideológico, las posiciones reaccionarias y nostálgicas han calado en la vertiente más derechizada. El último barómetro del CIS preguntó a más de 4.000 encuestados por su opinión sobre los años de dictadura franquista: un 16,8% los consideró buenos y un 4,5%, muy buenos. Mientras, un 11,8% opinó que la democracia es peor que la dictadura y un 5,5% que es mucho peor.
Este jueves se cumplen 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco. En este medio siglo, el espíritu de la Transición ha quedado atrás y el tablero ideológico se ha visto reforzado en la última década en las posiciones más reaccionarias, con un mantra que, aunque lleva años resonando, cada vez se repite más: “Con Franco se vivía mejor”.
Este mensaje ha calado especialmente entre la población joven, que no vivió la dictadura ni la Transición y cuya socialización ha sido esencialmente digital. Pero, ¿hasta qué punto se vivía mejor cuando Franco estaba vivo? ¿Qué libertades reales se perdieron con la Transición? y ¿qué narrativas han calado y no se corresponden con la realidad?
Seguridad Social
Sobre la dictadura franquista circulan ideas que no son veraces. Una de las más comunes es que Franco creó la Seguridad Social. La realidad es que su origen se remonta a 1883, con la Comisión de Reformas Sociales.
A comienzos del siglo XX se fueron implantando distintos seguros sociales hasta que, en 1963, apareció la Ley de Bases de la Seguridad Social, que estableció un modelo unitario de protección, aunque dirigido únicamente a trabajadores, sus familiares y estudiantes. No será hasta los años ochenta cuando el sistema empiece a configurarse como se conoce hoy en día.
Construcción de vivienda
Otra narrativa habitual es que el franquismo construyó millones de viviendas públicas, llegando a afirmarse que fueron 4 millones. La construcción pública se intensificó sobre todo a partir de los años sesenta.
Se estima que entre 1,5 y 2 millones de viviendas de protección oficial se construyeron entre 1939 y 1975, pero la mayoría fueron levantadas por promotores privados con ayudas públicas, y muchas presentaron problemas estructurales. La iniciativa privada fue la gran constructora de la época.
Pleno empleo
También es común la idea de que durante el franquismo había pleno empleo. La tasa de paro oficial era baja porque mucha gente no era contabilizada como población activa: mujeres, numerosos migrantes o quienes trabajaban sin regularización, como los campesinos.
Además, el periodo de autarquía de las dos primeras décadas estuvo marcado por baja productividad, estancamiento económico y salarios reducidos. Los años del desarrollismo de los sesenta y setenta mejoraron el empleo industrial y de servicios, pero se mantuvo el mismo sesgo estadístico.
La libertad
Buena parte de la narrativa nostálgica sostiene que durante el franquismo existía más libertad que hoy. La realidad es que no había libertad de prensa, primaba la censura sobre contenidos que no siguieran la línea oficial y existía represión contra la masonería, el comunismo y las personas homosexuales.
Un repaso a las leyes franquistas evidencia que la idea de una mayor libertad está muy lejos de la realidad en lo relativo a derechos.
Libertad de reunión y manifestación
La Constitución Española reconoce el derecho a reunirse pacíficamente sin autorización previa, así como a manifestarse comunicándolo a las autoridades. Son derechos universales, sin discriminación ideológica.
Durante el franquismo, la Ley de Orden Público de 1959 fue tajante con las reuniones “no autorizadas”, permitiendo detenciones e imponiendo multas de hasta 500.000 pesetas. En la práctica, quedaban prohibidas, ya que la Ley de Seguridad del Estado de 1941 equiparaba las reuniones sospechosas con actividades “antiespañolas”, y el Fuero de los Españoles (1945) subordinaba el derecho de reunión a la “unidad nacional”.
De forma similar, estas leyes también fueron restrictivas con las manifestaciones, prohibiéndolas sin autorización del Gobierno Civil y permitiendo detenciones, registros, multas y suspensión de actividades colectivas. Esto llevó a que durante 40 años no hubiera manifestaciones salvo las organizadas por el propio régimen.
Derecho a huelga
La mejora de las condiciones laborales también estuvo perseguida. Los trabajadores tenían prohibido ir a la huelga desde el Fuero del Trabajo (1938). La huelga y el cierre patronal se consideraban “delitos de perturbación social” y debían resolverse a través de la Central Nacional Sindicalista, controlada por el Estado.
Durante el franquismo, los paros colectivos cambiaron de clasificación: primero actos contrarios a la paz social, luego actos subversivos (Ley de Seguridad del Estado) y posteriormente alteraciones del orden público (Ley de Orden Público). Las consecuencias eran penas por sedición, desobediencia o rebelión social.
Desigualdad entre hombres y mujeres
Las mujeres eran quienes tenían más limitada su libertad. Las mujeres casadas no podían abrir una cuenta bancaria, firmar un contrato, comprar o vender bienes, viajar al extranjero, sacar pasaporte, aceptar una herencia, trabajar fuera de casa o presentar una denuncia sin permiso del marido.
Además, el divorcio estaba prohibido; el adulterio femenino era delito, mientras que el masculino no; y tanto el aborto como los anticonceptivos estaban prohibidos.
Sanidad universal
Hoy cualquier ciudadano en España puede acudir a una consulta médica sin coste. Durante la dictadura no existía sanidad universal: la cobertura sanitaria alcanzaba solo a los trabajadores asalariados afiliados a la Seguridad Social y a sus familiares, dejando fuera a buena parte de la población.
Franco no era fascista
Otra idea extendida es que Franco no fue fascista y que España se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque el franquismo no siguió el modelo totalitario de Mussolini o Hitler, sí mantuvo elementos fascistas: su concentración en torno a la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, su simbología y estética y la militarización de la sociedad.
Puede decirse que el núcleo ideológico fue el nacionalcatolicismo, no el fascismo, aunque incorporó elementos fascistas, sobre todo en sus primeros años, conviviendo con un autoritarismo conservador y clerical.
Respecto a la guerra, España fue no beligerante en los primeros años, apoyando a los Estados del Eje con la División Azul.
